LIBROS

David Foenkinos: «Detrás de cada felicidad siempre hay un sufrimiento emboscado»

Es uno de los escritores franceses más impactantes de los últimos años. Favorito de la crítica y el público, en su última novela, «Dos hermanas», aborda la tiranía del corazón, un reino ingobernable para los humanos

David Foenkinos Ignacio Gil

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A David Foenkinos la plaga de nuestro tiempo le ha impedido venir a España a presentar su nueva novela, Dos hermanas , y aprovechar su estancia para satisfacer una de sus grandes pasiones: visitar museos, por ejemplo las pinacotecas del Paseo del Arte de Madrid. Nacido en París hace 45 años, es uno de los escritores franceses más alabados de los últimos años por la crítica y el público , con sus obras rondando los principales premios o consiguiéndolos. Su perfil se completa con estas palabras: jazzman, diletante, padre. Su último trabajo se lee casi de una sentada: la historia de una mujer atormentada tras el abandono de su novio, que se sube a una montaña rusa de emociones de impredecibles consecuencias , arrastrando consigo a las personas que intentan ayudarla. El mal de amores llevado a la psicopatía, el suicidio de la razón. Poco más de 150 páginas, capítulos muy cortos, algunos de un par de líneas, que animan al lector a tragar la siguiente píldora, aunque sea más amarga, más perturbadora que la anterior.

La pregunta es obligada. ¿Cómo está llevando en su día a día la crisis provocada por el Covid-19?

Estoy confinado en mi piso, en París, con mi hija que tiene cinco años. Por lo tanto, nuestro programa va de sesiones de colorear a talleres de cocina. Por la noche tengo el cerebro como una cáscara vacía.

Escribió una biografía de John Lennon. ¿Qué cree que estaría haciendo el exbeatle en esta situación?

¡Vivió cinco años en confinamiento! Entre 1975 y 1980 se recluyó en su apartamento del edificio Dakota, en Nueva York, cuidando de su hijo y haciendo pan. Así que supongo que ahora estaría haciendo pan.

«La educación sentimental» aparece como referente en su último libro. ¿Flaubert prevalece también en estos tiempos oscuros?

Las grandes obras de la literatura -así como de todas las artes- tienen más importancia hoy que nunca. Un personaje de Dostoievski dice: «¡La belleza salvará al mundo!». Así pues, en estos tiempos difíciles, busquemos belleza donde podamos encontrarla.

Flaubert le cambió la vida a la protagonista de su novela, Mathilde. ¿Hay algún referente cultural literario tan potente que le haya cambiado la vida a David Foenkinos?

En mi novela, la protagonista sufre una terrible ruptura, pierde pie en su vida sentimental y deja de entender lo que pasa en su corazón. Sin embargo, es capaz de comprender lo que sienten los personajes de una novela del siglo XIX. Llega incluso a pensar que las cosas serían más sencillas para ella si viviera en una novela de Flaubert. Muchas obras han cambiado mi vida, en particular la de la artista Charlotte Salomon [pintora judía de origen alemán, asesinada en el campo de concentración de Auschwitz en 1943, a la edad de 26 años], sobre la que he escrito un libro.

«Debemos buscar la belleza en estos momentos difíciles, pero el arte no puede sacarnos por completo de la realidad»

Probablemente hay quien piense que en tiempos de una gravísima pandemia -y germinando una crisis económica- el arte tiene un papel simplemente testimonial.

Como decíamos, la belleza salva. Y también puede consolar. Era el tema de mi novela Hacia la belleza. Aunque, sin ser pesimista, pienso que todo tiene un límite. El arte no puede sacarnos completamente de lo real. Lo que estamos viviendo es como un asesinato de lo ajeno; de alguna manera, un asesinato de la ficción.

Un «psicópata de los museos» como usted, ¿qué hace estos días? ¿Los visita de forma virtual?

Me ocupo de mi hija y le enseño a leer. Esa es mi actividad cultural en este momento. De hecho, como ahora mismo está a mi lado, aprovecho para enseñarle una palabra de español: ¡Gracias!

En «Hacia la belleza» señala que vivimos en una época en que es casi imposible huir de la vida social. ¡Quién nos lo iba a decir!

Sí, en esa novela mi personaje intenta huir de su vida. Sin embargo, va a resultar difícil: todos le hacen preguntas. Estos días, aunque confinada, la gente sigue manteniendo el contacto. Todas las tardes recibo mensajes invitándome a aperitivos virtuales. ¡Me deprime profundamente!

¿Cree que el mundo occidental, autocomplaciente y narcisista, estaba preparado para una crisis global de estas características? No me refiero al plano sanitario y económico -que parece evidente que no-, sino filosófico.

No creo que estuviera preparado. Pero me emociona presenciar esas increíbles muestras de solidaridad. Que se ponga todo el empeño en salvar vidas en detrimento de todo lo demás es tremendamente potente. Nuestra relación con lo esencial va a cambiar radicalmente, sin duda.

«Todas las tardes recibo mensajes invitándome a aperitivos virtuales. ¡Me deprime profundamente!»

Recojo esta frase de su último libro: «Todo sentimiento se transforma, antes o después, en dolor». ¿La felicidad es algo efímero, tal vez una ilusión entre la escala de grises que es, en realidad, nuestra vida?

Sí, lo pienso de verdad. Hay sufrimiento emboscado detrás de cualquier felicidad. Cada sentimiento está destinado a morir; así lo veo. Sin embargo, no considero que el sufrimiento o la pérdida sean una tragedia. Nos hacen más fuertes.

La tentación de la «curiosidad dolorosa» es casi permanente en los seres humanos. ¿Por qué preferimos esa especie de sadomasoquismo en vez de un olvido terapéutico, un «dejar pasar»?

Es imposible cuando se tienen sentimientos. Es la tiranía del corazón. En mi novela, Mathilde no puede vivir sin el hombre que la abandonó. Cuando el otro te dice «ya no te quiero», es una sentencia de muerte. Ella no es capaz de romper el vínculo y cuanto descubre le causa sufrimiento.

Dice que «el final de un amor moderno es bloquear al ex en las redes sociales». ¿Hasta qué punto la tecnología ha influido en nuestros hábitos sentimentales?

¡Tardaría horas en contestar! Lo ha cambiado todo, e incluso las relaciones por SMS. Estamos potencialmente conectados al otro todo el tiempo. Por eso, cuando no nos responde, podemos sentirnos rechazados. Ese es uno de los principales cambios. Antes podíamos soñar con que el otro estaba pensando en nosotros. Ahora, si no recibimos un mensaje, la soledad se hace realidad.

¿Fantasear al límite con una vida paralela puede convertirnos en monstruos?

Depende de cada caso. No se puede generalizar. A veces lo ajeno nos permite salvarnos. Otras veces, nos desorienta. ¡Pero no, nunca nos convierte en monstruos!

Ha trabajado en el cine. De hecho, adaptó «La delicadeza» en colaboración con su hermano Stéphane. Me parece que «Dos hermanas» encaja muy bien en el lenguaje cinematográfico. ¿Qué opina, le ve posibilidades?

Sí. Recibí muchas propuestas cuando se publicó el libro en Francia. Se va a hacer una película. Está construida como un thriller sentimental, con un final que intenta ser sorprendente.

¿Sigue la música y, particularmente, el jazz presente en su vida?

¡Sí, claro! Sigo escuchando mucho a Coltrane. Tiene una dimensión mística que transmite sosiego.

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