EN MUCHAS PALABRAS
Daniel Nebot: «El lenguaje gráfico es universal porque es capaz de expresar emociones»
El diseñador valenciano es un claro exponente del diseño gráfico actual, en el cual demuestra su gran capacidad y conocimiento visual
Nacido en Barracas (Castellón, 1953), Daniel Nebot ha contribuido al diseño español mediante lenguajes visuales concisos y efectivos, buscando la simplicidad de las formas. A través de esa búsqueda, constantemente de la síntesis lineal, consigue encontrar un grafismo que recoje la esencia de aquello que se le encarga, para llegar finalmente al fin del camino; que es un diseño capaz de r eclamar la atención y quedar fijado en la memoria del receptor.
Desde que comenzó su carrera en 1973, la identidad gráfica, la investigación visual y la gráfica corporativa son los campos en los que muestra todo su conocimiento y experiencia. Con esto ha llegado a conseguir una gran cantidad de empresas satisfechas por su gran trabajo y merecidos reconocimientos como el Premio Nacional de Diseño en 1995, la Medalla de Bellas Artes de San Carlos en 2008, la Cadena Mestres Fad de 2008 y el Premio de Diseño Generalitat Valenciana en 2018.
¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo del diseño?
En 1970 comencé a asistir a clases nocturnas de dibujo artístico y, en ese mismo año, me matriculé en la Escuela de Artes y Oficios de la calle Museo de Valencia, en la especialidad de dibujo publicitario. En el invierno de 1972 comencé a trabajar como grafista en la agencia de publicidad Pivot junto a Pepe Gimeno, en la cocina de un apartamento del edificio LaFarge, junto a la Finca Roja de Valencia. En 1974, con Lola Castelló, Vicent Martínez y Luis Adelantado, creamos el grupo Nuc, realizábamos proyectos de diseño gráfico y mobiliario. En 1980, junto a Paco Bascuñán y Quique Company, formamos NBC en la calle Convento Jerusalén de Valencia. En 1984, junto a nueve navieros más, fundamos La Nave. Y desde 1990, en mi propio taller, trabajo en la dirección de proyectos de diseño, investigación visual, gráfica corporativa y museografía.
Formó parte del colectivo gráfico La Nave allá por los años ochenta. Cuéntenos, ¿cómo fue esa experiencia y cómo influyó en usted en los siguientes años?
Los años ochenta fueron tiempos de ruptura y renovación. En España estrenábamos país, política y sociedad. Europa hervía en el posmodernismo y la libertad creativa y la ruptura con lo establecido se podía palpar en la calle. Eran tiempos de «movida» y La Nave se sumaba a esa realidad. España despertaba de la oscuridad franquista y un nuevo país estaba por diseñar prácticamente desde cero, teníamos cosas que decir y al otro lado políticos y nuevos empresarios con ganas de escuchar. Fue una maravillosa experiencia, un trabajo trepidante, en horario ininterrumpido, marcas y más marcas, productos, exposiciones, señalización, interiorismo, viajes, conferencias… amigos y más amigos. Un tiempo feliz. La Nave fue un espacio de libertad creativa y de replanteamientos sistemáticos, una nueva forma de entender el diseño y la profesión. Fue un claro exponente de aquella época.
¿Cómo definiría la figura y qué requisitos considera necesarios para ser un buen diseñador?
Honestidad con el encargo, compromiso con la sociedad y un amplio conocimiento de la cultura objetual y visual.
El diseño gráfico debe servir para…
El lenguaje gráfico forma parte de las capacidades intrínsecas de algunos homínidos, hoy sabemos con certeza su uso por Neandertales y Sapiens que es el lenguaje por excelencia, universal, capaz de expresar emociones y concreciones más allá del lugar y el momento donde se manifiestan. A través de la gráfica transcendemos y nos relacionamos con el grupo. La gráfica habla de nuestros sueños y emociones y ayuda a otros lenguajes a corregir sus limitaciones. Para el leguaje hablado, la gráfica creó una colección de símbolos capaces de evocar sonidos, llamados abecedario, la escritura y para la música un sistema pautado con distintas puntuaciones capaz de retener y reproducir melodías. La gráfica es la escritura que separa la historia de la prehistoria y es la bella constancia de nuestra existencia.
El diseño es un proceso que opera en el ámbito de la solución. Se estructura en cada proyecto a partir de unos objetivos especificados en un documento llamado briefing. Analiza los recursos disponibles para su ejecución. Estudia la sociedad y el mercado donde se produce. También fija soluciones, considerando las sensibilidades del momento teniendo como referente principal el uso y al usuario.
Y nunca puede prescindir de…
El diseño es función y cultura, por lo tanto, sin estos dos requisitos estaríamos hablando de otra cosa.
«La gráfica es la bella constancia de nuestra existencia»
¿Cuál es su premisa fundamental en el diseño?, ¿qué o quién influye en ella o ha podido influir?
El encargo. Sin encargo no hay proyecto y sin proyecto no hay diseño. El encargo y el cliente son fundamentales, detrás de un buen diseño suele haber un buen encargo y cliente, ya que es prácticamente imposible realizar un buen proyecto con un mal encargo.
¿Qué es lo que más le apasiona de este oficio?
El reto de explorar nuevas soluciones, construir identidades poderosas que se perpetúan en el tiempo con un simple trazo en un papel. Manipular la relación de blancos entre dibujo y soporte hasta que se queda inmóvil, se hace el silencio y todo fluye como si siempre hubiera estado ahí.
¿Qué fronteras nunca debe traspasar un diseño?
El diseño como proceso proyectual podemos aplicarlo en el desarrollo de diferentes proyectos. Hoy, en algunas grandes compañías, se utiliza para toma de decisiones complejas. En cualquier caso, el diseño debe ser eso: diseño. No es arte, aunque en algunas soluciones se le pueda parecer, ni es arquitectura, aunque algún arquitecto pueda ser un magnífico diseñador.
¿La simplicidad es el objetivo ideal del diseñador?
En mi caso persigo constantemente la síntesis y busco aquel grafismo que recoja la esencia del encargo, ese que sea capaz de reclamar atención y fijarse en la memoria del receptor. Es cuestión de ahorro energético. Nadie dispone de tiempo para aprender, hade aprenderlo y retenerlo en fracciones de segundo, por lo tanto a menor complejidad hay mayor velocidad.
¿El diseñador gráfico puede llegar a ser un escultor del tiempo?
No sé si escultor, lo que sí debe ser, es un espejo de su tiempo y reflejar en sus obras la cultura que le rodea.
«El diseño no es arte, aunque en algunas soluciones se le pueda parecer»
¿Qué valor e importancia tiene la formación en un diseñador?, ¿los jóvenes diseñadores están lo suficientemente preparados?
En el diseñador la formación ha de ser constate. Todos los días y en cada proyecto se aprende algo, a mirar de otra manera, a componer con otras proporciones, a gestionar de forma diferente el vacío o a enamorarte de otro color.
¿El diseño vive «contaminado» por las tensiones propias de la economía de mercado?
Mercado y economía es el binomio que mueve el mundo y, por supuesto, al diseño le afecta en el sentido de mayor o menor flujo de encargos y a la supervivencia de los diseñadores.
¿Qué debe tener un diseño para que pase por encima de modas y tendencias, superando así la prueba del tiempo?
Sinceridad, un ingrediente que escasea bastante.
¿En dónde podemos encontrar la belleza de un diseño? ¿Se puede convertir en arte?
En su funcionalidad y armonía.
Cuando afronta nuevos proyectos, ¿cómo debe ser la relación con el cliente?, ¿hay alguno que tenga más dificultad que otro?
Un nuevo proyecto es una nueva oportunidad para retarte, disfrutar y aprender. Siempre existe emoción y vértigo, primero se ríe, después se llora y al final se disfruta. El cliente es parte fundamental e indispensable del proyecto, la relación necesariamente ha de ser de colaboración y equipo.
¿El diseñador debe tener un estilo y aplicarlo en todos sus diseños o reinventarse cada vez?
No necesariamente. En La Nave decíamos «el diseñador gráfico es un políglota de la imagen» y en realidad debe ser así, pero al final tus obras adquieren un gesto común, un aroma sutil que las identifica con el autor.
¿Qué hace cuando el cliente dice sencillamente «no me gusta»?
No es habitual, no se diseña para que le guste al cliente, se diseña para conseguir unos objetivos, los objetivos están definidos desde el primer momento en el briefing. El proyecto actúa como espacio de desarrollo que fija de forma precisa qué soluciones son pertinentes y cuáles no, se trabaja en equipo y todo debe fluir de una forma natural. No es habitual y si esto ocurre lo más posible es que el encargo este formulado de forma incorrecta.
¿Qué fronteras nunca debe traspasar un diseño?, ¿qué no soporta ver?
No soporto la vulgaridad, la ignorancia y el caos.
¿Qué influencias ejercen el diseño y los diseñadores en la sociedad actual?, ¿el oficio de diseñador está lo suficientemente valorado?
Los diseñadores contribuimos en gran manera a crear el paisaje objetual y gráfico de nuestro entorno. Pero es la sociedad en su conjunto, quien evoluciona en sus gustos y costumbres, generándose una inercia constante entre lo existente y lo deseado. Socialmente el oficio de diseñador está reconocido y valorado, pero desde hace unos años la profesión está sufriendo un importante proceso de precarización. Esto ha obligado a gran número de diseñadores a trabajar con recursos gráficos de biblioteca en tiempos cortísimos para intentar hacer rentable su trabajo.
¿Se puede transmitir cultura a través del diseño?
El diseño si no es cultura, no es diseño.
«Los diseñadores contribuimos en gran manera a crear el paisaje objetual y gráfico de nuestro entorno»
¿Cómo ve actualmente el diseño español?
En este mundo globalizado e hipercomunicado no creo que haya gran diferencia entre el diseño español y el del resto de países desarrollados. Donde sí que existe diferencia es en el encargo, los encargos importantes vienen de empresas significativas y esto es algo que en España no abunda.
¿Y su futuro?
El futuro del diseño irá unido a la sociedad que lo genere. Una realidad boyante generará grandes oportunidades para el diseño y una sociedad en recesión será ruinosa para el oficio.
Si la pandemia actual que estamos sufriendo lo permite. Como valenciano, ¿qué espera del nombramiento de Valencia como Capital Mundial del Diseño en 2022? Y ¿qué aportará a España, y sobre todo, a la ciudad y a sus habitantes?
La Capitalidad Mundial del Diseño será sin lugar a dudas una gran promoción para la ciudad y una oportunidad de mostrar al mundo las capacidades de nuestra sociedad como potencia del diseño mundial.
Para terminar, ¿qué libro o libros le recomendaría?
Más que libros concretos, recomendaría el conocimiento en profundidad del legado gráfico y formal de las diferentes civilizaciones que nos han precedido una lección fascinante y enriquecedora, que ningún diseñador debería desconocer.