ARTE

Cuando el mercado habla en chino

He aquí un compendio de los artistas orientales que marcan el paso con sus ventas en el contexto internacional

Zao Wou Ki, en una imagen de archivo

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Los misterios del mercado del arte son a veces insondables… ¿Saben ustedes cuál es el artista moderno más cotizado, después de Monet y Picasso ? Pues no, ninguno de los nombres que rondan su cabeza.

Ese –relativo– honor le corresponde sorprendentemente a Zao Wou-Ki (Pekín, 1921-Suiza, 2013), artista que sintetiza una peculiar fusión entre las tradiciones estéticas de oriente y occidente, fundamentalmente dentro de la pintura y el grabado. Tras estudiar Bellas Artes, emigró a París en 1948, donde desarrollaría ya toda su carrera artística, convirtiéndose en ciudadano francés en 1962. Su pintura arroja una mirada lírica a la abstracción , con amplias masas de color y luz estructurando las composiciones. La factura suelta y libre de su pincelada le conecta igualmente con la pintura tradicional china.

La tradición de la modernidad

Continuando con el arte chino contemporáneo, es inevitable pensar en Ai Weiwei (Pekín, 1957), un artista (re)conocido y controvertido. Hijo de Ai Qing , poeta contrario al régimen de Mao , ya desde el inicio de su trayectoria ha mostrado un singular empeño en denunciar las injusticias sociales y la vulneración de derechos humanos en China, lo que le ha supuesto numerosas represalias gubernamentales . Interesado en combinar las tradiciones de su país con la modernidad, es un creador multidisciplinar: instalaciones, pintura, foto, acciones, arquitectura, vídeo, escultura e incluso música.

Ai Weiwei en una imagen de archivo ABC

Cai Guo-Qiang (Quanzhou, Fujian, 1957), es también otra importante figura del arte chino dentro del contexto internacional. Se trata asimismo de un creador poliédrico : dibujo, vídeo, instalaciones, «performances» y pintura. Es quizás dentro de este medio con el que ha adquirido en los últimos años un especial reconocimiento al utilizar pólvora como un importante material en sus obras pictóricas, siempre con un claro sesgo metafórico y, sobre todo, con unas connotaciones performativas. En este sentido, debemos señalar «El espíritu de la pintura» , un proyecto realizado en 2017 en el Museo del Prado , dentro de la loable voluntad de nuestra pinacoteca por conciliar el arte del pasado y el del presente.

Imagen de Cai Guo Qiang de su paso por el Museo del Prado Isabel Permuy

«Mi estudio es mi cerebro», nos dice Zhang Huan (Anyang, Henan, 1965), otro de los nombres clave del arte conceptual chino. Un órgano-espacio que también se expande a todo su cuerpo, convirtiéndole en uno de los más radicales e inquietantes «performers» contemporáneos. Tras una larga estancia en Nueva York, regresó a su país en 2005, estableciéndose en Shanghai, y reencontrándose con la tradición y espiritualidad budista tan arraigadas en China.

Aunque ha explorado diversos espacios de expresión, entre ellos la pintura, la fotografía y la escultura, sin duda es la «performance» donde ha alcanzado sus mayores logros como artista. Dentro de ese lenguaje, su material predilecto es su propio cuerpo, al que ha sometido a complejas y duras pruebas, siempre reflexionando sobre los límites de su resistencia.

«Chinese Performance», de Zhang Huan
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