Darán Que Hablar
Cristina Redondo Alonso: «Lo universal es hermoso cuando se hace particular»
Acaba de publicar «Aspereza», una novela sobre una huida que retiene al lector, y en breve retomará un texto sobre física nuclear que terminará convertido en monólogo de teatro. ¿Dudan que esta autora ya da que hablar?
¿Cuáles son sus intereses como escritora?
Procuro atravesar los temas hasta llegar al otro lado. No me hago preguntas diferentes a las suyas, pero le puedo asegurar que intentaré llevarle hasta el fondo de la cuestión.
¿Y como lectora?
Me atrapan los textos que me sorprenden tanto por la forma como por el contenido. Siempre pienso en el cabrón o cabrona que andan detrás de una historia que se dispara, que no me cuenta mucho, que se deja completar, o que ha tenido la impertinencia de llevarme a un lugar demasiado incómodo como para dejarme indiferente.
¿Sobre qué temas suele escribir?
Locura, desasosiego, nostalgia, inocencia, crueldad. El drama sobre el drama que acaba arrancándote una sonrisa. Estar en el mundo es una cosa muy compleja, escribir sobre lo que nos pasa es intentar acercarse un poco más a nuestra parte más vulnerable. Lo universal es hermoso cuando se hace particular y lo particular es interesante solo cuando puede sentirse universal.
¿Dónde ha publicado hasta el momento?
«Aspereza» , en mi querida editorial Catedral, y «Jambalaya» en la hermosa Baile del Sol. También tengo un texto para leer mientras se toma un gin tonic: «Recorrido interior por las habitaciones de una casa con vistas al río», publicado en la web de AZALA , un centro de residencia de artistas de Álava. En teatro he estrenado algunas dramaturgias: «La virtud de la torpeza», «Delirare», «Illusio», y en breve «Intemperie».
¿Con cuáles de sus «criaturas» se queda?
Olivia va conmigo. Ella es «Aspereza». Su fragilidad y su contundencia me hicieron quererla desde el principio. Flavia es la madre que se desmaya de amor en «Jambalaya». En teatro me fascina el personaje del buque Delirare que permanece siempre a bordo, perdido en la inmensidad de un océano que no le añora.
Supo que se dedicaría a esto desde el momento en que…
Tengo tres momentos decisivos:
Tenía 7 u 8 años y leía a mi madre mis cuentos mientras se desmaquillaba en el baño. Aún recuerdo la luz amarilla sobre su espalda. La mujer más hermosa del mundo se miraba en el espejo y me escuchaba con paciencia.
Un día se dio la vuelta y me preguntó:
- Cariño, ¿por qué se mueren siempre tus personajes?
Supe que seguiría escribiendo toda la vida pero que no volvería a leer en alto.
A los 21 o 23 años dejé un manuscrito en la editorial Planeta. Me llamaron a las pocas semanas, hablé con una editora, y me dijo: «Cristina, no hay duda de que tú vas a escribir». Hace un año fue Palmira quién volvió a decirme algo parecido. Siempre agradeceré su confianza.
¿Cómo se mueve en redes sociales?
Definitivamente mal.
¿Qué perfiles tiene?
¿FB?
¿Cuenta con un blog personal?
Tengo dos blogs que no actualizo. Ambos eran un ejercicio literario de ficción. Amalgamaenvancouver debe estar por ahí. Es la historia del enigma de la persona que suplanta a otra persona. El título del otro blog no lo tengo claro... Gracias por recordarme que los tengo.
¿Qué otras actividades relacionadas con la literatura practica?
Escribo textos de teatro, escribo todos los días alguna cosa, y bebo vino blanco, que está muy relacionado con la literatura.
¿Forma parte de algún colectivo/asociación/club?
Hace poco me apunté a un curso de «mindfullness» del que acabé huyendo a la segunda sesión. Si mi profesor me está leyendo ahora, aprovecho para pedirle perdón… yo soy la de la camiseta de Whitney Houston que desapareció el segundo jueves. No soy nada dócil para los grupos, clubes, colectivos, o asociaciones. Quien me conoce lo sabe y no lo intenta.
¿En qué está trabajando justamente ahora?
Estoy escribiendo un texto para mi querida bailarina Paula Quintana bajo la dirección del siempre acertado Fernando Soto. También tengo en mente mi siguiente novela. Y en breve retomaré un texto sobre física nuclear, «Quantum», que seguramente será un monólogo de teatro.
¿Cuáles son sus referentes?
Lobo Antunes, Fernando Pessoa, José Luis Peixoto, Foster Wallace, Baricco, Carver, C.K Williams, T.S Elliot, José Hierro, Pascal Quignard, Robert Walser, Kundera… es que me gusta mucho leer y me gustan muchísimos autores. Todos son mis referentes porque los hago un poco míos.
¿Y a qué otros colegas de generación (o no) destacaría?
Sigo con fascinación a algunos poetas contemporáneos. Pablo Benavente, a quien tengo el placer de conocer y admirar, Pablo Monforte, Rubén Tejerina, mi gran amigo Javier Pérez, y autores de Catedral que me tienen atrapada como Saïd El Kadaoui Moussaoui. Sigo también a dramaturgos de nuestra actualidad.
¿Qué es lo que aporta de nuevo a un ámbito tan saturado como el literario?
Esta pregunta es complicada. La novedad no siempre es interesante. Leer es un ejercicio de libertad y de expansión. Quién te expande te conquista. Eso creo, aunque no tenga nada que ver con su pregunta. Creo que aspiro a conquistar.
¿Qué es lo más raro que ha tenido que hacer como escritor para sobrevivir?
Lo más raro siempre está por llegar…
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