ARTE
El costumbrismo de época despega en PHotoEspaña
PhotoEspaña reactiva su actividad durante el verano con la inauguración en Madrid de tres destacadas exposiciones: la dedicada a Koldo Chamorro en el Museo Lázaro Galdiano y las centradas en Miguel Trillo y la imagen japonesa del Círculo
La pandemia del covid-19 retrasó la fecha de presentación de PHotoEspaña y modificó su calendario de actividades y exposiciones. Tres de sus citas más esperadas , dentro de la sección oficial del festival, se han abierto al público hace apenas unos días y ampliarán su estancia hasta octubre.
En penitencia
El Museo Lázaro Galdiano , institución que siempre dialoga eficazmente con las prácticas artistas contemporáneas, es el punto de partida de nuestro recorrido: en la sala Pardo Bazán se despliega El Santo Christo Ibérico , un ambicioso proyecto fotográfico iniciado en 1974 por Koldo Chamorro (Vitoria, 1949 - Pamplona, 2009). El montaje expositivo, estructurado a modo de vía crucis, nos sitúa ante liturgias religiosas dedicadas a Cristo en el paisaje social de finales del franquismo: romerías penitenciales, procesiones de Semana Santa, celebraciones en torno al Día de Todos los Santos, bendiciones de campos o autos sacramentales.
Una primera mirada puede ubicar estas imágenes dentro de una dimensión conservadora y tradicionalista; pero un análisis más riguroso desvela una lúcida reflexión sobre las tensiones de un país marcado por el atraso y, al mismo tiempo, embarcado en un acelerado proceso de modernización. La mirada de Chamorro no plantea un cuestionamiento de la fe , sino un examen atento al sentido de comunidad que implicaron las prácticas del catolicismo en una España rural y despoblada.
El autor llevó a cabo estas fotografías como portadoras de la memoria de unos rituales que, en un contexto de clara decadencia del régimen, parecían abocados a caer en el olvido. En buena medida fue así, pero muchas ceremonias sobreviven hoy en unos circuitos turísticos que las han folcrolizado , masificado y mercantilizado. La belleza de las imágenes de Chamorro reside en su honesta mirada a unas profundidades emocionales que articulaban, en aquel entonces, numerosos aspectos de la vida cotidiana.
Viejos modernos
La Transición española vino acompañada del despertar de una importante esfera contracultural : desde la música popular moderna, pasando por el cómic y las publicaciones independientes, hasta llegar al cine o la fotografía. Esta última disciplina tuvo un importante papel en la construcción de la Movida madrileña , sobre todo a través de autores que se alejaron del interés social o político para adentrarse en los nuevos modos de vida en las grandes ciudades. Este será, precisamente, el espacio privilegiado de la producción de Miguel Trillo (Cádiz, 1953), quien desde sus inicios se acercará a cuestiones próximas a la antropología mediante la observación de las tribus urbanas y sus respectivas identidades.
La exposición que ahora le dedica el Círculo de Bellas Artes , organizada a partir del Archivo Lafuente , revisa el trabajo que desarrolló en sus primeros fanzines como Rockocó (1980-1984), que el propio Trillo definió como «un homenaje silencioso a unas vidas empapadas de las músicas de su tiempo».
Será en los conciertos de música moderna donde Trillo lleve a cabo una fotografía esencialmente testimonial : su cámara apunta a grupos y personajes populares pero, sobre todo, a representantes anónimos de aquella agitada escena del Madrid de los años ochenta, protagonizada por mods, punks, amantes del tecno, siniestros, rockeros o heavies ; una diversa fauna que poblará las páginas de sus fanzines, como el ya mencionado, o los posteriores Callejones y avenidas (1985-1987) y Madrid, las calles del ritmo (1988). La de Trillo es una mirada que deja de lado una posición crítica respecto a los acontecimientos históricos y sociales recientes y que indaga en aquellos nuevos sujetos modernos que deseaban superar, o directamente olvidar, los códigos sociales y culturales de la vieja España.
Renovación japonesa
También en el Círculo de Bellas Artes se exhibe una destacada colección de fotografía japonesa, procedente de los fondos de la Colección Per Amor a l’Art de Bombas Gens . Estamos, de nuevo, ante unas imágenes que nacen de un proceso de transición: en concreto, la renovación del lenguaje fotográfico desarrollada en Japón después de la Segunda Guerra Mundial.
Autores como Toyoko Tokiwa o Ikkō Narahara buscaron nuevas vías expresivas para superar el realismo naturalista que había predominado hasta entonces. El auge económico experimentado por Japón a partir de 1964 y la rápida inmersión en una cultura industrial, que transformaba las estructuras de una sociedad sustentada en lo agrario, fueron el complejo trasfondo de estos cambios estéticos.
Los autores integrados en Vivo (1959-1961), agencia inspirada en Magnum Photos y que buscaba forjar un discurso crítico y subjetivo, sentaron las bases para superar la supuesta objetividad del fotoperiodismo; pero será la revista Provoke (1968-1970), que nace inmersa en un convulso clima social y político, la que se constituya como un artefacto cultural de vanguardia capaz de desmontar las tradiciones fotográficas japonesas. Esta narrativa de cambio, que culmina en una fotografía que privilegia el concepto por encima del realismo, se despliega con nitidez en esta magnífica exposición . La cita tiene la virtud de ordenar, contextualizar y «descubrir» una nómina de autores que apenas han tenido visibilidad en nuestro contexto artístico.