LIBROS

«La ciudad y la ciudad» y «Tiempos oscuros», dos investigadores muy investigables

John Connolly y China Miéville, además de superventas, revolucionan, mezclan y remezclan, el género de la ciencia-ficción y de las turbias investigaciones policiales

«La ciudad y la ciudad», de China Miéville, ha sido adaptada como serie de TV por la BBC
Rodrigo Fresán

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Cuesta pensar -pero así fue- que en su momento novelas como «El halcón maltés» de Dashiell Hammett o «El largo adiós» fueran tan originales. Ahora, apenas son obras maestras. Hoy, la soledad última de un detective privado asqueado por todo lo que le rodea es el más común de los lugares. Pero por entonces significaron una verdadera revolución. De pronto (la percepción de Sherlock Holmes como enigma/patología tanto más interesante que aquello que resuelve es muy posterior a su creación y a su creador), los investigadores no sólo eran máquinas de investigar como Hercule Poirot sino, también, misterios investigables en sí mismos.

Así, luego de Spade & Marlowe (y enseguida del Archer de Ross Macdonald ) sólo quedó profundizar en el paisaje urbano, en las diferentes tribus ciudadanas , y en los restos del naufragio de los años 60 con policías corruptos en las playas a la espera de que llegasen cuerpos a revender y despojar de lo que pudiesen llevar encima. Pero en algún momento a alguien se le ocurrió que lo «noir» podía cruzarse con el horror o lo fantástico o lo futurístico . Y de allí títulos fundantes como « El ángel caído» de William Hjortsberg o el futurismo «retro-noir» influyente hasta el hartazgo que consiguió « Blade Runner» (la muy libre adaptación de «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» de Philip K. Dick) o la manada de carismáticos asesinos en serie liberada por Hannibal Lecter con Tom Ripley o los psicópatas de Jim Thompson como singulares antecedentes.

Connolly suma aquí un nuevo gran personaje a la habitual cuadrilla de Parker en la figura del abogado judío Oleg «Moxie»

Mezclando un poco de todo lo anterior -entendiendo a sus demonios y ángeles como revisiones religiosas de los conflictuados replicantes- John Connolly (Dublín, 1968) presentó en 1999 en sociedad a su tan perturbado como perturbador detective Charlie Parker, a mitad de camino entre el cielo y el infierno y aún inseguro de si pertenece a la raza de los cuernos o a la de la aureola.

Entrega de la serie

«Tiempos oscuros» es la entrega número catorce de su serie (Connolly ha publicado recientemente la muy recomendable «He») y no es de las más logradas. Aquí -como en la demasiado reciente «El invierno del lobo»- se vuelve a insistir en una trama con comunidad cerrada de cultistas a la que más temprano que tarde, inevitablemente, un casi resucitado Parker & Co. harán volar por los aires. Lo que no quita que la primera mitad del libro -contando el tristísimo e injusto martirologio de Jerome Burnel- sea más que digna de admiración. También, Connolly suma aquí un nuevo gran personaje a la habitual cuadrilla de Parker (ya saben, Angel & Louis y los mastodónticos y destroyer hermanos Fulci) en la figura del abogado judío Oleg «Moxie» Castin, adicto a una gaseosa «Made in Maine» y quien, por suerte, ya ha vuelto en las subsiguientes y a la espera de traducción -y mejores- «A Game of Ghosts» y «The Woman in the Woods».

Y si lo que se le puede reprochar a las andanzas de Parker -con delicadeza, porque es privilegio de los originales el insistir en su propio hallazgo- es el irse pareciendo un poco demasiado a sí mismas , «La ciudad y la ciudad» de China Miéville (Norwich, 1972) tiene la virtud de no parecer a ninguno de títulos anteriores o posteriores (es del 2009, g anó todos los premios más importantes del género, y se reedita ahora en todas partes cortesía su reciente resurrección como miniserie de la BBC) de un autor siempre muy imaginativo .

Distopía crono-arquitectónica

Tampoco se parece demasiado a nada, aunque sus genes sean claramente reconocibles. «Si el hijo bastardo de Philip K. Dick y Raymond Chandler hubiese sido educado por Franz Kafka escribiría algo así», sonrió e hizo sonreír un crítico en su momento. Pero estaba en lo cierto y «La ciudad y la ciudad» es cosa seria. Un detective curtido, Tyador Borlú, investigando entre dos ciudades europeas -la decadente Beszél y su gemela y pujante Ul Qoma, ambas compartiendo un mismo espacio geográfico pero una diferente dimensión mental- enfrentándose a revolucionarias facciones opuestas: los que quieren destruir a la otra ciudad y los que quieren fundirlas en una .

Y lo que empezó con un rutinario cadáver de mujer en un callejón pronto se descubre como conspiración que acaso oculte la existencia de una tercera ciudad entre una y otra: Orciny. El único reparo que se le puede hacer al libro es que -casi desde la primera página, y es algo que suele ocurrir en muchas distopías crono-arquitectónicas- el escenario dispuesto acaba siendo mucho más intrigante que el caso a cerrar.

Finalmente, «La ciudad y la ciudad» muerde su propia cola y acaba siendo una novela política .

«La ciudad y la ciudad» y «Tiempos oscuros», dos investigadores muy investigables

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