LIBROS

«Chicago», el regreso de Mamet a la novela

Guionista, dramaturgo de éxito, David Mamet vuelve a la novela negra 20 años después

Mamet ha ganado el Pulitzer y fue candidato al Oscar

MARINA SANMARTÍN

¿No es el hombre la medida de todas las cosas?

-Nunca he sabido que significa eso -respondió Mike.

-Nadie lo sabe. Es un misterio.

Hodge y Parlow, los protagonistas de «Chicago», la novela con la que David Mamet (Chicago, 1947) ha regresado a la narrativa de larga distancia después de casi veinte años apartado del género, conversan a menudo sobre la vida cotidiana y su intercambio de opiniones deriva en digresiones profundas e irónicas sobre el devenir de la humanidad . También hay que señalar que su «vida cotidiana» es la del Chicago de los años 20 y 30, el hábitat de Al Capone y la Ley Seca .

No es la primera vez que Mamet viaja en el tiempo y se sumerge en el pasado de su ciudad natal. Describió el mismo escenario en el guion de «Los intocables de Eliot Ness» , la película de Brian de Palma, que a finales de los años 80 fue todo un éxito.

Sobre las flores

Como al joven Eliot, al periodista de la sección local del «Chicago Tribune» Mike Hodge le sobra ingenuidad al principio de esta historia, a pesar de que él está convencido de todo lo contrario: junto con su amigo Clement Parlow, y tras haber sobrevivido como combatiente a la Gran Guerra, se considera un dechado de experiencia y cinismo. Pero el amor pondrá a prueba sus certezas.

En aquel tiempo, dice la novela, eran «los hombres que deseaban complacer a una mujer, las mujeres, los ricos y los gánsteres» quienes mantenían a los floristas. Había miles de flores en los entierros de los mafiosos acribillados a balazos . Las enviaban sus asesinos; extraños compañeros de gremio que no encontraban contradictorio matar primero y rendir sus respetos ante el cadáver después.

Sin prisa

Es en The Beautiful, una floristería, donde Hodge conoce a Alice Walsh y se enamora de ella. «Chicago» se centra en esta relación con un desenlace prematuro y trágico para mostrarnos en paralelo las luces y las sombras de una de las metrópolis más emblemáticas de Estados Unidos, y los rincones más luminosos y oscuros de Mike Hodge.

Con una prosa que a ratos nos recuerda a Patricia Highsmith y a ratos a John Cheever, y ninguna prisa -que nadie espere un ritmo trepidante en la narración-, David Mamet, ganador del Pulitzer con su obra «Glengarry Glen Ross», nos plantea que, por encima del momento en que por azar nos toca vivir, todas las almas se parecen y él sabe muy bien cómo contárnoslas.

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