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Castro y Ólafsson: si no existe, merece inventarlo

El Gabinete Literario de Las Palmas inicia nueva etapa apostando por el arte con un potente proyecto: el de la pareja hispano-islandesa Libia Castro y Ólafur Ólafsson

Interpretación de «Cut-up Indeterminate Anthem»

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El Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria es una institución peculiar. Con más de siglo y medio de Historia, cuenta con un emplazamiento privilegiado, en el barrio de Triana, con mayor visibilidad si cabe que el CAAM o la sala La Regenta en el de La Vegueta, y con una vinculación con el arte que le viene de lejos: allí, por ejemplo, se realizó hasta los años ochenta una bienal local con cierto empaque, y allí, un convenio con el gobierno regional favoreció una nueva edad de plata de las artes en el centro en el cambio de milenio.

Edad de plata

Esa es la etapa de José Antonio Otero y, sobre todo, Clara Muñoz al frente de sus programas artísticos, unos años (trucados como todo en este país con la llegada de la crisis) en los que el Gabinete se especializó en la promoción de nuevas hornadas de artistas, así como en la organización de exposiciones de arquitectura, a lo que se sumó una rehabilitación -la de Magüi González y Pepe Sosa - de este solemne edificio modernista y que le dotó de una nueva sala expositiva en los sótanos.

Dos de esos artistas emergentes que pasaron entonces por el Gabinete, fueron Cynthia Viera y Pablo San José ( colectivo PSJM ). Ellos, desde 2018, gracias a una nueva ayuda pública de la Viceconsejería de Cultura del gobierno canario asumen la labor de gestores artísticos.

Y uno de los cambios más significativos de su nueva «legislatura» ha sido la de denominar «sala de arte social» al ámbito en el que despliegan sus propuestas: «Tenía sentido en tanto que este lugar siempre quiso conectar con la sociedad, esos contenidos interesaron especialmente a Clara Muñoz, y son algo muy presente en nuestro trabajo -explican-. Ha dado pie a un espacio que nos diferencia de cualquier otro centro de arte por su filosofía». Tras un primer año en el que PSJM ha comisariado allí interesantes talleres y proyectos colectivos, la Sala de Arte Social del Gabinete Literario vuelve a reinventarse.

«Tu país no existe», en la fachada del Gabinete Literario

¿Recuerdan esa rehabilitación de comienzos de los dosmiles de la que les hablé antes? Pues bien, los nuevos espacios del sótano son ya la sede definitiva de la Sala de Arte Social que, desde diciembre, lleva el nombre de Clara Muñoz, a modo de homenaje, desde donde se apuesta de manera incontestable por las buenas prácticas («con una programación en la que todo el mundo cobra por lo que hace, se fomenta la producción y se optimizan recursos», relatan), la paridad y la internacionalización del centro.

Es por eso que se ha optado por Libia Castro y Ólafur Ólafsson para arrancar. Esta pareja hispano-nórdica, que en 2011 representó a Islandia en la Bienal de Venecia , comparte con PSJM su interés por los asuntos políticos y sociales en un mundo globalizado.

El título de su propuesta, Tu país no existe , incide aquí con su ambiguedad (en la forma de un neón en la fachada) en un tema tan candente como el de los nacionalismos, resultado de una propuesta para Estambul de 2003, en esos meses en los que las acciones de EE.UU. en Irak propiciaron los lemas del «No a la guerra» . Con el tiempo, la pieza se ha desplegado en diferentes medios en función del contexto en el que se ha expuesto. Aquí, el nuestro, nos puede remitir a la «república» catalana; a una sociedad europea en la que las decisiones se toman en Bruselas ; a una realidad política en la que las coorporaciones tienen más voz que los parlamentos... Pero también tiene en cuenta lecturas más sutiles, como el hecho de que el Gabinete Literario se ubique en la misma plaza en la que se levanta el hotel Madrid, aquel en el que se alojó Franco la noche antes de volar desde Canarias a Tetuán en 1936. En todos los casos, «tú país no existe».

No me suena

La misma filosofía se muestra en las dos potentes obras en sala. De un lado, Cut-up Indeterminate Anthem , que crea móviles, como los de Fluxus o Calder , con fragmentos de himnos nacionales o regionales de los lugares donde se exhibe. La partitura frankenstein a la que da pie fue interpretado por músicos en la inauguración. El resultado es ahora la banda sonora de la sala, y entronca con toda la tradición conceptual canaria, de ZAJ a Concha Jérez .

El último ámbito aloja el vídeo Illusion Woman , sobre la situación socio-económica del mundo tras la crisis financiera de 2008. Su protagonista parece pintarse la cara mientras nos interpela con ciertas formas tribales , preparándose para la guerra; en realidad, el suyo es un guiño a las dazzle paintings (inventadas por un artista) empleadas por los británicos en la IGM para camuflar sus barcos. De hay el doble juego del illusion del título: una mujer que «vive en una ilusión» (el vídeo recoge su imagen reflejada en un espejo), pero también una mujer ilusionada, que cree en el poder de la masa, en un cambio posible, que, por otro lado, y como no puede ser de otra manera, será feminista y femenino.

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