Andrés Ibáñez - Comunicados de la tortuga celeste
El castigo sin fin
Los escritores españoles cada vez tienen más difícil ganarse la vida. A la habitual falta de apoyo institucional se suman nuevas leyes que hacen su situación económica más y más precaria
Lo más extraño del Gobierno que sufrimos no es que sean tan ladrones, sino que sean tan malvados. Los ladrones tienen un propósito, pero el sadismo de estos desalmados que nos gobiernan uno nunca acaba de explicárselo . Llevan cuatro años persiguiéndonos y castigándonos y nadie se libra, al parecer, de su deseo de infligir dolor, sufrimiento y humillación. Las últimas víctimas han sido los escritores y creadores en general, en virtud de una nueva ley que les obliga a renunciar a sus derechos de autor o a cobrar por cualquier actividad que realicen ¡o premio que les concedan! una vez jubilados. En el vasto mundo, sólo en las dictaduras, o en países salvajes, primitivos y ciertamente no europeos (pienso en los talibanes destruyendo Budas o en los de ISIS destruyendo Palmira ) se dedican a perseguir y castigar con tal saña a sus artistas. Los países modernos, cultos, civilizados y libres se sienten orgullosos de sus escritores porque saben que ellos, los escritores presentes y pasados, son una de las principales razones de su modernidad, de su cultura, de su civilización y de su libertad.
He leído en la prensa que un escritor puede recibir de adelanto, por ejemplo, 6.000 euros por una novela que ha tardado dos años en escribir y que el 90 por ciento de los escritores ganan menos de 20.000 euros al año . Pero incluso estas cifras, que pretenden mostrar la penuria de la vida literaria española, resultan hinchadas y exageradas, seguramente por simple vergüenza.
Héroes y heroínas
No creo que haya muchos escritores que reciban 6.000 euros de adelanto. Lo normal es 3.000 por una novela (a nadie le importa los años que haya costado escribirla), y en muchos casos menos: dos mil euros, mil quinientos euros de adelanto, de los que hay que descontar el IRPF y la parte del agente. En cuanto al 90 por ciento de los escritores... permítanme que ría, o que llore. ¿Quién gana 20.000 euros al año por derechos de autor? Probablemente el 90 por ciento de los escritores ganan menos de 4.000 euros por derechos de autor al año, y en la mayoría de los casos mucho menos.
Si un héroe es una persona capaz de enfrentarse a situaciones excepcionales sin miedo al peligro y con total entrega y generosidad, entonces los escritores españoles son héroes y heroínas . Porque nadie en la sociedad hace su trabajo sin que le paguen. Tengo un amigo cirujano que se va dos semanas al año a Kenia a operar gratuitamente. Los escritores españoles escriben gratuitamente durante toda su vida . Porque esos derechos de autor que ahora pretenden robarnos es lo único que cobrará un autor por sus libros. Le pagarán un tanto por ciento de las ventas: sus años de trabajo no se los paga nadie. Las orquestas, los teatros de ópera, los museos, los festivales de nuestro país, funcionan gracias al dinero público. ¿Qué dinero público se destina a ayudar a los escritores?
Los escritores españoles son héroes y heroínas. Porque nadie en la sociedad hace su trabajo sin que le paguen
Como es imposible vivir del trabajo de un héroe, los escritores en España se ven obligados a buscarse otro trabajo que les permita vivir, pagar la hipoteca y hacer regalos a sus hijos en Navidad. Y hablo de escritores de primera fila, con amplio reconocimiento, clásicos de la lengua en muchos casos, cuya obra se estudia en los manuales y sobre la que se escriben tesis doctorales. Tienen que trabajar en la enseñanza, en la administración, en la universidad... Estos últimos son los más felices porque tienen más tiempo. Los otros, que tienen horarios que les ocupan casi todo el día, se pasan la vida entera con una única obsesión: encontrar tiempo para escribir .
¡Felices puentes, vacaciones de Semana Santa, días de fiesta, momentos en los que uno tiene por fin un día entero para trabajar! Para un escritor, tener que gastar casi todas las horas útiles del día en un trabajo que no le interesa y que no hace más que consumir el tiempo, la energía y la atención que debería dedicar a su obra, es una tragedia y una pesadilla constantes . Imaginemos a un cirujano que tuviera que ser profesor de instituto para poder operar, de forma totalmente gratuita, durante las noches o los fines de semana. «Ayer salvé la vida de un niño», cuenta. «Triple bypass». «¡Qué bonito que tengas ese hobby!» , le dicen con desinterés sus compañeros del ayuntamiento, el lunes por la mañana.
Una maldita broma
Pero hay que reírse ante la perfección de la broma que nos están gastando . El escritor sueña con la jubilación en la que, por fin, tendrá tiempo para escribir. ¡El castigo se terminará alguna vez! Pues no, porque ese trabajo que ha sido su pesadilla y su tortura diaria, se considera ahora una especie de privilegio inmerecido . ¿No es para reírse? ¡El castigo no sólo no termina, sino que conduce a otro castigo, a una nueva penalización! Escribir en España es llorar, dijo Larra . Escribir en España es morir, dijo Cernuda . La verdad es que escribir en España es una maldita broma .
Todas las personas del mundo, hasta las que no han leído una línea en su vida, se sienten orgullosas al nombrar a los grandes escritores de su país. Los españoles también deberían sentirse orgullosos de poseer una de las tradiciones literarias más largas y más ricas del mundo . La inglesa, la francesa, la española, la italiana, son las grandes literaturas de la Tierra. Exceptuando la pintura, no hay ninguna otra cosa en la que España haya destacado tanto como en sus hombres y mujeres de letras. Aquí no hay petróleo, aquí hay poetas . Si nuestros gobernantes no tienen la cultura, la inteligencia ni la sensibilidad suficientes para comprender por qué es necesario proteger la creación artística y literaria, deberían considerar al menos la posibilidad de no castigarla.