ARTE

La carta de los Reyes Magos se escribe en Art Basel Miami

Nueva edición latina de la feria de las ferias, que crece este año con un nuevo sector, «Meridians», para instalaciones de gran envergadura, y en la que Goya se convierte en invitado sorpresa, más allá del plátano de Cattelan

Austin Lee en Peres Projects

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El tiempo lo pone todo en su sitio. Y solo el tiempo dirá si alguno de los nombres de los artistas más actuales que ahora muestran su trabajo en Art Basel Miami tendrán un hueco en la Historia en unos años. La reflexión viene a la cabeza al comprobar que uno de los grandes invitados, quizás a su pesar, de esta edición de 2019, sigue siendo contemporáneo pese a haber muerto hace casi dos siglos. Y es español, para más señas: se trata de Francisco de Goya , de la mano de la Fundación Beyeler . Una selección de sus Desastres de la guerra pertenecientes a la colección de Craig Robins formarán parte de una próxima exposición en sus estancias en 2020. Sirvan estos fondos como anticipo.

Porque si de algo presume esta feria, sucursal americana de la filial suiza desde hace casi dos décadas, es de anticiparse a todo. Y si no, al menos, de seguir creciendo como la casa madre, al calor, en este caso, del coleccionista latino (una subespecie del americano en un país que ha obligado a llamarse a todo lo que no sea estadounidense «las Américas»), y que convoca este año a 269 galerías (que se dice pronto) de los cinco continentes, 20 de ellas ( Barro , la canadiense Cooper Cole , Parker Gallery de Los Ángeles…) en el papel de novatas.

Hablando de principiantes, una de las novedades de esta edición es la sección Meridians , a cargo de la mexicana Magali Arriola , responsable del Museo Tamayo de México . Y como para pasar desapercibida: una planta más arriba del Centro de Convenciones de Miami Beach , sede desde los comienzos de esta feria, hasta seis mil metros cuadros para que se «desperdiguen» por sus lares 30 megainstalaciones de gran envergadura. Superado el shock inicial de la moqueta, y el del «belén» que ha montado allí Tom Friedman (en realidad es una «Cocktail Party» a modo de falla; nadie lloraría su quema), se puede decir que las mejores propuestas son las de vídeo, eso sí, en pantalla grande: Isaac Julen (con su homenaje a Lina Bo Bardi ), Ana Mendieta , Miguel Calderón … También se reparten por aquí nombres conocidos, como el de la francesa Laure Prouvost post Bienal de Venecia, o el colombiano J osé Antonio Suárez Londoño , con uno de sus maravillosos diarios con los dibujos de todo un año, desplegados ante los ojos del espectador.

Contemplando una pieza de Peter Alexander

Porque todo es superlativo en este entorno. De los precios, a la categoría de los invitados que la recorren en la preview (famosos mediante, como Ricky Martin , interesado en una foto de la luna de Sarah Charlesworth en el estand de Paula Cooper ); o la cola que da la vuelta a la manzana de estos mismos intentando entrar en la Sala VIP a las pocas horas de la apertura (pero claro, es que allí todos son VIPs).

Basel Miami es una de esas citas en las que si uno acerca la oreja puede escuchar cosas del tipo: «Sí, Pettibon -uno de los autores más repetidos, por cierto- y mi abuelo eran grandes amigos». O «de este ya tenemos tres obras». O «es un artista que ha expuesto en la Tate, en el MoMA y en el Reina Sofía». Lo sorprendente de esta frase es que alguien al otro lado del charco hable del Museo Reina Sofía en tono elogioso. No sabemos lo que tenemos.

La feria, abierta hasta el domingo, puede recorrerse de mil maneras, que todas ellas agotarán a su visitante. Se puede hacer acercándose a sus espacios comisariados. Como Nova (de novedad), donde recala la ironía pictórica de I Nyoman Masriadi , o la instalación colorista y sonora de Paulo Vivacqua en Anita Schwartz . También los barroquismos peluchistas de Raúl de Nieves y Cajsa von Zeipel ( Company ) o los cantos raciales (que los hay, y muchos, en esta edición) de Amoako Boafo en Mariane Ibrahim .

Mas interesante es lo que ofrece Survey , el ámbito para artistas que, sin ser en todos los casos históricos, no pueden ofertar obra posterior al año 2000. Y eso para un millennial es la Prehistoria. Allí reparamos con grandes nombres como los de Miguel Ángel Cardenas ( Instituto de la Visión ), la pionera del feminismo Katalin Ladik ( acb ), Tarsila do Amaral ( Almeida e Dale ) o la española Esther Ferrer , en la última cita de la valenciana Spaivisor con ese nombre antes de saltar a Madrid.

Estand de Company en Nova

Otra galería española, Sabrina Amrani , recala en Positions , el entorno de los Solo Projects de Art Miami Basel . La galería madrileña apuesta por Manal Aldowayan . Y allí llaman la atención el colorido de Colter Jacobsen ( Callicoon ), los trabajos «especulares» de Aaron Fowler o la fotografía (por la escasez de la misma por estos lares, donde la pintura abstracta es la reina) de Paul Mpagi , racial y autoexploratoria.

Hablando de nombres españoles (que no en español), esta es otra manera de recorrer los pasillos, buscando a nuestras compatriotas. Aunque dice mucho del reconocimiento fuera de nuestras fronteras de lo nuestro si lo que se persigue es encontrar a artistas españoles más allá de las galerías nacionales. Quizás el Daniel Steegmann Mangrané de Esther Schipper es la excepción (a no ser que uno sea un histórico como Miró o Picasso , más repartidos). Pero los hay, y muy buenos, en Travesía 4 ( Elena del Rivero, Teresa Solar Abboud, Sara Ramo …), en Elba Benítez ( Cristina Iglesias, Ignasi Aballí ), en Leandro Navarro , en Maisterra Valbuena (que salta por primera vez al salón general desde Nova ), en Elvira González , en

Ahora que mencionamos a Elena del Rivero, la visita puede hacerse buscando a esos creadores que hemos visto recientemente en grandes museos. Como al Gormley de la Royal Academy . O como a Mario Merz , ahora en el Reina, con una espectacular instalación en la italiana Christian Stein , o el Thomas Struth , del Guggenheim , un nombre casi omnipresente en este 2019, como los de Warhol (en polaroid, en serigrafía, en cuadro…), Anish Kapoor (en lente concava o convexa), Pistoletto o Kounellis . También Baselitz , del derecho y del revés.

Instalación de Meridians

También puede optar por las piezas más fotografiadas (como el pulpo de Katarina Fritsch en Mathew Marks o el tiburón de mármol saliendo de un suelo del mismo material, de Dorothy Cross , en Kerlin . Si no están ya vendidos, poco les falta. Y no es zoofilia). O puede dejarse llevar por sus guiños o excentricidades; Carey Young concede la «nacionalidad americana» al que entre en su área de dibujo en Paula Cooper , mientras que Parreno llena de globitos el techo de Pilar Corrías . O ir a tiro hecho: los grandes marchantes puede que le aburran, pero no le van a vender (siguiendo con el simil animalista) gato por liebre: … En esta última no ponen cartelas, pero que ni falta hacen ( Jeff Koons, Damien Hirst …).

Si no es muy selectivo, entrégese por completo a la ensalada de nombres. Como buena feria latina, aquí tampoco faltan ni los Cruz-Diez ni los Jesús Rafael Soto ( Sicardi ). Marina Abramovic asoma la cabeza en Lia Ruma (con un estand interesante comisariado por Haim Steinbach ). Es un calco de sí mismo el AIDS de General Idea , casi otra plaga como la que denuncia. Carl André nunca defrauda ( Konrad Fischer ). George Segal en Templon ; Bruce Nauman en Mai 36 y David Zwirner ; chagales a porrillo en Hammer ; Mapplethorpe en Gladstone ; en uno de esos «gabinetes» de la feria, el de Kukje Gallery ; Ugo Rondinone en Sadie Coles ; Ai Weiwei a base de piezas de Lego en Neugerriemschneider ; Olafur en Tania Bonakdar , Nam June Paik en Annely Juda ; Donald Judd en Anthony Meier ; los carteles de Jack Pierson ... Me quedo sin aire. La carta a los Reyes Magos se escribe este año en Art Basel Miami.

Antes de salir, en un luminoso, Superflex, en Nils Steark , nos espeta: «We are All in the Same Boat» (todos estamos en el mismo barco). Ni se lo crean. Al menos, mientras estén en esta feria.

PD: ¿Alguien de verdad se habría acercado al estand de Perrotin si no fuera por el plátano pegado con cinta de carrocero de Maurizio Cattelan? A veces se nos olvida que una feria es un mercado. Aunque lo sea de fruta cara, como toda la fruta en Miami. El del italiano ya permanece a buen recaudo en el estómago de  David Datuna, que se lo comió el sábado.

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