LIBROS

«Biblia, los relatos fundacionales», paseando por bosques profundos

Frédéric Boyer y Serge Bloch se alían para ofrecernos la «Biblia» en imágenes. Una síntesis con toda la fuerza del texto original

Detalle de una de las ilustraciones de Serge Bloch, incluida en «Biblia, los relatos fundacionales» (Sexto Piso)

JOSEBA LOUZAO VILLAR

Los relatos del Antiguo Testamento nos permiten penetrar en nuestra humanidad porque, pese a los siglos de distancia, aún nos hablan de lo que somos . Las historias de la «Biblia» han creado un lenguaje sobre el que se ha asentado la cultura occidental a través de los siglos. Lo que decimos y hacemos nace de esta enérgica herencia cultural y, seamos o no creyentes, debemos reconocerlo. No se puede entender nuestro complejo imaginario cultural, social o político si no es desde el texto sagrado. Muchos hombres y mujeres han descansado sus esperanzas y sus miedos entre unas páginas que han inspirado a artistas o pensadores de todos los tiempos y han sido escuela de oración constante. Otros, más fundamentalistas, lo han manipulado de tal forma que lo han convertido en algo que nunca fue.

Orígenes , uno de los pilares de la teología y de la espiritualidad cristiana, escribió que «las almas saborean el frescor a la sombra de los sentidos que encuentran en las Escrituras, y de algún modo se pasean por ellas como por bosques profundos» («Homilías sobre los números»). El Antiguo Testamento nos envuelve en la profundidad de un frondoso bosque de narraciones y símbolos con los que tenemos la obligación de dialogar como preámbulo de un encuentro. Incluso, un lector no creyente como el italiano Erri De Luca lo explora en las densas páginas de una pequeña obra maestra, «Hora prima» (Sígueme), una conversación persistente con las Sagradas Escrituras.

Crumb y Siku

Aunque son muy pocos los que se acercan a su lectura, seguimos haciendo uso de su potencialidad creativa. No es extraño, por tanto, encontrarnos con referencias bíblicas en los descansos publicitarios , ya sea para vender un desodorante o para presentar un vehículo todoterreno, o en el cine, una industria que ha vuelto en los últimos años sus ojos hacia estas historias en películas desiguales y poco cuidadosas con el relato original (el « Noé » de Darren Aronofsky o «Exodus: Dioses y reyes» ). Sin dejar de lado las habituales referencias que emergen en «Los Simpson» como eje recurrente para explicar el universo amarillo.

Frédéric Boyer y Serge Bloch intentan narrar treinta y cinco relatos bíblicos en dibujos . Y contra lo que pudiera pensarse, no es una experiencia única. Antes de ellos, el ilustrador Robert Crumb había releído el «Génesis» en un cómic «underground» homónimo (La Cúpula) que reforzaba la dimensión épica de la narración, sin olvidar la curiosa versión manga de la «Biblia» del dibujante nigeriano Siku («La Biblia manga», Panini), que también ha decidido adaptar al estilo japonés la historia de Jesús («Jesús manga: la historia completa», Mensajero).

Pero la obra que reseñamos tiene una característica especial. Frédéric Boyer es un especialista bíblico que ha cuidado los breves textos que acompañan las ilustraciones de Serge Bloch, un dibujante de gran prestigio internacional.

Hace más de una década, Boyer se embarcó en una nueva versión de la «Biblia», en la que consiguió la colaboración de escritores franceses reconocidos como Jean Echenoz, Emmanuel Carrère u Olivier Cadiot . Había logrado convencer a un editor para que un especialista trabajara codo con codo con un autor en la elaboración de la traducción de una «Biblia» cuidada hasta el último extremo. Fue un proceso revolucionario que se puede seguir en algunas de las páginas que Carrère dedicó a la experiencia en ese libro inclasificable que es « El Reino » (Anagrama), un recorrido personal por las vidas y obras del evangelista Lucas y del apóstol Pablo.

Espejo del presente

Si Boyer es una poeta que apuesta por la fuerza de la palabra, Bloch piensa que no puede haber dibujo sin idea, pero también que el estilo puede acabar ensombreciendo la idea. La conjugación de ambos ha creado una senda particular que nos acerca el Antiguo Testamento de forma refrescante . Boyer sabe encuadrar las historias y actualizarlas, mientras Bloch va a la esencia de las escenas con pocos colores y trazos sencillos. Treinta y cinco relatos, más o menos conocidos, que nos sirven de espejo para enfrentarnos a nuestro presente . Desde la envidia insana entre hermanos (Caín y Abel) hasta la locura totalitaria de la construcción de la torre de Babel, pasando por la necesidad de la reconciliación (Jacob y Esaú) o la dureza de la migración que recorre el periplo del pueblo de Israel. Nos encontramos ante una apretada síntesis bíblica, pero no se pierde ni un ápice de la fuerza y audacia del original. Les invitaría a que se detuvieran a ver cómo se plasma el amor en plenitud del «Cantar de los Cantares».

Es complicado pensar que la historia que se inició en los once primeros capítulos del «Génesis» haya terminado, tal y como nos lo recordaba George Steiner en su necesario « Gramáticas de la creación» (Siruela). Steiner concluía allí: «Hemos sido durante mucho tiempo, y creo que lo somos aún, los huéspedes de la creación. Debemos a nuestro anfitrión la cortesía de la pregunta». Por esta razón, Boyer y Bloch inician su recorrido haciéndose una pregunta central desde la perspectiva bíblica: «Cómo ha comenzado todo, no lo sabremos jamás. Pero tenemos la palabra . Y con ella comienza todo». Esta edición es un regalo que no debemos desaprovechar para sumergirnos en la intimidad de palabras que nos quieren transmitir verdades profundas sobre nuestra realidad.

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