LIBROS
Una autopsia disparatada del encuentro Franco-Hitler en Hendaya
Juan Eslava Galán aborda en un ensayo novelado y con grandes dosis de humor los primeros años del régimen franquista
Al terminar la Guerra Civil, Franco se sintió dueño del lugar , emperador de España. Al estilo de El Gran Dictador de Chaplin , el Caudillo bailó con un globo de sus posesiones en un despacho con ecos hasta reparar en que, en verdad, estaba pinchado y nada había de redondez en aquella España. El dictador miró alrededor, más bien a su derecha, en busca de alguien que le prestara urgentemente un inflador en Europa. Durante unos meses que «no estremecieron al mundo», Franco y Hitler estuvieron negociando la fórmula para que una España destrozada por la guerra se zambullera también en el conflicto mundial.
Solo el escritor Juan Eslava Galán , de humor imperturbable, podría encontrarle las cosquillas a esa España exhausta que había soportado lo peor de los «hunos y de los hotros». Ese régimen todavía en pañales que revive con profunda documentación y mucha ironía en las páginas de La tentación del Caudillo , un ensayo novelado , como al jienense le gusta decir, que aborda los detalles y los personajes pintorescos que rodearon el encuentro de Hendaya, del que este año se cumplen 80 años.
Para unos, Franco fue más listo que nadie y dilató las conversaciones al convencerse, cuando todo parecía indicar lo contrario, de que Alemania iba a perder la Segunda Guerra Mundial . Mientras que otros, los menos simpatizantes del gallego, consideran que simplemente a Hitler le importaba un bledo que España se metiera o no en la contienda. De su desidia habría derivado el fracaso...
Eslava Galán da en su obra una explicación más templada sobre las desavenencias. Como en una comedia romántica de las malas, cuando Franco buscó a Hitler, el austriaco le hizo la cobra para no comprometer las posesiones africanas de Francia, que reclamaba el régimen; y cuando luego Hitler sí necesitó a España para fastidiar a Churchill, fue el gallego el que desvió la mirada al führer. La tentación en 1940 vivía arriba, en Alemania, pero no a cualquier precio. Franco temía que si los nazis ganaban la guerra España no tomaría parte en el botín , pero más le preocupaba que fueran los Aliados, que controlaban la llegada de alimentos a la Península, quienes se impusieran al final.
Diálogo de sordos
Entre el miedo a Churchill o a Hitler, Franco se decantó por el primero y, de propina, logró que el régimen sobreviviera al conflicto. La reunión de Hendaya del 23 de octubre de 1940 resultó así un diálogo de sordos donde Hitler salió maldiciendo su suerte: «Con estos tipos no hay nada que hacer». Ni Franco, del que nunca tuvo buena opinión, ni el séquito que le acompañaba causó grata impresión a Hitler.
En torno a aquel enredo barato desfilan, de la pluma de Eslava, toda una corte de personajes disparatados. Desde aquellos falangistas que acudieron raudos a Berlín ante la promesa de burdeles finos, y con todo incluido, a aquel Fray Justo Pérez de Urbel , primer abad del monasterio del Valle de los Caídos, «un frailecillo de aspecto ratonil, enteco, calvo, nervioso» al que le encargaron la empresa de entroncar la dinastía de Franco con la de «los jueces de la Biblia», como mínimo. También circulan tramas secundarias por el libro, como aquella búsqueda de las joyas perdidas de Felipe II por Europa o las razones para edificar el Valle de los Caídos, que están hoy sepultadas bajo toneladas de creencias populares y desinformación política. Porque Franco, aparte de unos restos mortales y un saco de boxeo para ciertos políticos, también es un personaje histórico , ni más ni menos que el más influyente del siglo XX español.
Es la capacidad de dibujar un retrato desternillante incluso en los rincones oscuros del pasado la que convierte en un género en sí a Eslava. Una obra inclasificable de la que resulta difícil, casi imposible, despegar la vista una vez se abren sus páginas. Humor sin salirse del plano histórico, ni perderle el pulso a las novedades historiográficas sobre el periodo.