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Anise Postel-Vinay, en el infierno de Ravensbrück

Anise Postel-Vinay estuvo en el campo de concentración y ha vivido para contarlo. La Ocupación, su arresto por pertenecer a la Resistencia, el horror nazi: todo cabe en sus memorias

Un grupo de presas judías en Ravensbrück, donde estuvo la autora

FERNANDO CASTILLO

Entre todos los elementos que componen el catálogo de los horrores que ha producido el siglo XX y que han determinado ese mundo posterior a Auschwitz al que se refiere el muy citado Theodor W. Adorno , pocos han dado lugar a un subgénero literario dentro de la literatura memorialística como los campos de concentración, una institución, en palabras de la no menos aludida Hannah Arendt , característica de la dominación totalitaria . Son muchos los textos que forman la llamada literatura «concentracionaria» , desde los de Jorge Semprún y Robert Antelme a los de Primo Levi o Imre Kertész , pasando por una numerosa pléyade de títulos de diferente condición que recogen la memoria del horror vivido por los supervivientes, pues esta literatura es sobre todo de supervivientes, aunque algunos no pudieran cargar con esa categoría.

En este elenco, que como señala de nuevo Hannah Arendt es más auténtico cuanto menos intenta comunicar aquello que escapa de la comprensión humana, se encuentra una serie de testimonios escritos por mujeres que dan fe de su experiencia en campos como el conjunto de exterminio de Auschwitz o el de concentración de Ravensbrück , destinado exclusivamente a detenidas por asuntos políticos. Entre todos ellos destacan obras como «Tregua para la orquesta» , de Fania Fénelon, nacida Goldstein, en la que describe sus vivencias como integrante de la orquesta de Auschwitz-Birkenau, o « El humo de Birkenau» , un relato de la resistente italiana Liana Millu.

Entre todos -a los que se suelen añadir desacertadamente los diarios de Hélène Berr y sobre todo de Ana Frank , ambas de origen judío y ambas muertas en Bergen-Belsen antes de poder escribir su experiencia-, sobresalen por su interés y contenido literario dos obras conocidas, «Milena, la amiga de Kafka» y «Prisionera de Stalin y Hitler». Ambos títulos son obra de Margarete Buber-Neumann, quien supo del horror nazi y del gulag soviético, y coincidió en Ravensbrück con una joven francesa internada por pertenecer a la Resistencia llamada Anise Postel-Vinay, de soltera Girard, que ahora ha publicado sus recuerdos con un titulo que es un manifiesto: «Vivir».

Sin juicio

Postel-Vinay, detenida en 1942 con solo veinte años , fue uno de los muchos miembros de la Resistencia a los que se les aplicó el decreto «Nacht und Nebel», que permitía su internamiento o ejecución sin explicación ni juicio alguno, como si fuera un simple acto administrativo. Tras una corta actividad como resistente en el París ocupado, localizando búnkers y concentraciones de tanques por encargo de los británicos, fue detenida, como suele pasar muchas veces, por azar. Después de recorrer el terrible itinerario de la Gestapo parisina -de los locales del 11, rue Saussaies, a las cárceles de Fresnes y la Santé-, en octubre de 1943 acabó en el campo de Ravensbrück, uno de los más duros entre aquellos que no tenían la categoría de exterminio, cuando iniciaba su época más difícil. Aquí coincidirá con Germaine Tillion , la etnóloga y resistente, y Geneviève De Gaulle, sobrina del general. Con ambas mujeres, tras vivir juntas la experiencia del campo, sellará una amistad de por vida que sobrevivirá a la muerte, pues fue Anise Postel-Vinay quien las recibió como única superviviente con ocasión del traslado de sus restos al Panteón parisino en 2015.

«Vivir». Anise Postel-Vinay con Laure Adler

Trad.: Laura Naranjo Gutiérrez.Errata Naturae, 2016. 112 páginas. 12,90 euros

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