Darán Que Hablar
Andrea Valbuena: «Si llega el día en que descubro que escribo por publicar, sacando obras de relleno, pararé»
Empezó publicando en las redes y, ahora, es uno de los referentes de la nueva poesía, donde se bandea junto con Elvira Sastre
¿Cuáles son tus intereses como escritora?
Emocionarme y emocionar. Para mí, escribir es un desahogo y una terapia. Compartirlo forma parte del proceso. Primero está la emoción (esto pasa sobre todo con las malas), que se convierte en poema y al compartirlo pasa a ser de quien lo hace suyo o se encuentra en él. Mi experiencia me ha descubierto lo liberador que es conocer a gente que siente como tú, creo que eso es lo que de verdad sana el alma, sentirse acompañado también en lo más hondo de uno mismo.
¿Y como lectora?
Me interesa todo. Me gusta darle una oportunidad a cada libro e ir descubriendo mundos nuevos en cada género, ya sea poesía, novela, ensayo, biografías o cualquier otro. Con los años me he ido dando cuenta de que los libros que antes desechaba porque no me llamaban la atención, pueden esconder grandes tesoros. Algunos de esos libros, a los que he dado una segunda oportunidad, me han marcado de por vida. Como lectora valoro mucho todo lo que me inspira, las historias que lees y pasan a formar parte de ti. Esas que cuando acaban te dejan la sensación de haber vivido una vida en unas horas.
¿Sobre qué temas sueles escribir?
Sobre amor, desamor, familia, amigos, sobre mi pueblo, mi identidad, sobre mujeres y sobre aquellos aspectos de la sociedad que me afectan, agotan, deprimen y obstaculizan. En general, sobre todo lo que me invade, para bien o para mal.
¿Dónde has publicado hasta el momento?
Empecé autoeditando dos poemarios «Una tormenta tropical lleva mi nombre» (2012) y «Las vidas que me habitan» (2013); después participé en una novela compuesta por relatos de distintos autores que lleva el título de «Estación en Curva» y fue editada por CIMS. Finalmente, en 2016 tuve la suerte de ganar el primer premio Valparaíso de Poesía con «Mágoa» y es con ellos, Valparaíso Ediciones, con quien acabo de publicar mi último poemario, «Si el silencio tomara la palabra».
¿Con cuáles de tus «criaturas» te quedas?
Con el último, «Si el silencio tomara la palabra», creo que es lo mejor que he hecho hasta ahora. Además, me parece importante seguir teniendo esa sensación en el futuro, porque significará que sigo aprendiendo y evolucionando. Si llega el día en que descubro que escribo por escribir, por publicar, sacando obras de relleno, y que he dejado de pintar las letras de ganas, pararé.
Supiste que te dedicarías a esto desde el momento en que…
Descubrí en el instituto mi poema favorito: «Si el hombre pudiera decir lo que ama», de Luis Cernuda. Supe que necesitaba contar las cosas de esa manera. Empecé a leer más, a descubrir a más poetas que me provocaban sensaciones de todo tipo y a querer imitarlos. Aunque, también es cierto que siempre lo vi como una ilusión, no creí que pudiera dedicarme profesionalmente a esto hasta que alguien confió en mí y me vi publicando mi primer libro.
¿Cómo te mueves en redes sociales?
Comparto fragmentos de los libros, poemas y los principios de inspiración de los poemas; es decir, las frases que se me van ocurriendo y de las que termina surgiendo otra cosa. Además, publico también los eventos, presentaciones y recitales que voy organizando. Sin embargo, las redes sociales son para mí, sobre todo, un lugar de interacción con un público que cuanto más conozco, más me gusta. Gente que me cuenta lo que han supuesto mis poemas para ellos en momentos concretos de su historia. Gente que ha convertido algo que yo he escrito sobre mi vida en parte de la suya. Como ejemplo, hace poco me escribió una chica de Méjico, comentándome que había leído el poema «El majuelo», de mi último libro, delante de su familia, estas navidades y que todos se habían emocionado. Ese poema habla de mis abuelos, de una anécdota familiar sobre una tierra que mi abuelo compró para plantarle uvas a mi abuela, sólo porque le gustaba mucho comerlas con queso. Ella me escribía que su familia se había visto reflejada en lo que yo contaba porque siempre se habían dedicado a trabajar el campo y sus abuelos se habían querido también de esa manera. Me comentó, además, que no eran muy dados a mostrar sus sentimientos, así que toda esa emoción los había unido y había hecho esos días aún más especiales. Para mí eso es lo mejor de este medio, tener la oportunidad de conocer experiencias como esa me parece sumamente enriquecedor.
¿Qué perfiles tienes?
Instagram, Twitter y una página de Facebook.
¿Cuentas con un blog personal?
Sí, su nombre es Brevedad. La dirección conlopuestoypalabras.blogspot.com .
¿Qué otras actividades relacionadas con la literatura practicas?
Presentaciones, recitales, encuentros poéticos con otros autores y recitales/coloquios en institutos junto con la poeta Elvira Sastre. Me gusta mucho participar en actividades de formación, es muy bonito ver que cada vez nos encontramos a más adolescentes interesados por la poesía y con ganas de escribir.
¿Cuáles son tus referentes?
Me fijo mucho en la poesía de Luis García Montero, Benjamín Prado, Karmelo C. Irribarren, Raúl Vacas o Raquel Lanseros, pero también en autoras como Rosa Montero o Almudena Grandes, que me han inspirado mucho con sus obras.
¿Y a qué otros colegas de generación (o no) destacarías?
Admiro mucho a Elvira Sastre y disfruto trabajando con ella, además de ser para mí ya un referente, es una compañía y un apoyo indispensable. He aprendido mucho, a parte de su creación literaria, de su manera de enfocar esta carrera y hacerse hueco en este mundo. También disfruto leyendo a autoras como Sara Búho, María Vera o Nerea Delgado, que sigo casi desde que empecé en las redes y a las que he visto construir su voz.
¿Qué es lo que aportas de nuevo a un ámbito tan saturado como el literario?
Supongo que mi manera de entender el mundo y la poesía. Intento ofrecer poemas distintos e inventar mi propia voz, sigo en el proceso.
¿Qué es lo más raro que has tenido que hacer como escritor para sobrevivir?
Autoeditarme y mandar mis poemarios por correo postal. También he quedado directamente con el lector, a través de las redes sociales, para dárselo en mano. Y he vendido mis libros en la feria multisectorial de Santa Cecilia que se celebra todos los años en mi pueblo (Cea, León), entre vinos, quesos y cecinas.