MÚSICA

Amália y la esencia de Portugal en su aniversario

El centenario del nacimiento de Amália Rodrigues, la diva del fado por excelencia, demuestra que su espíritu está más vivo que nunca, con cuatro grabaciones inéditas y una biografía política como estrellas de las conmemoraciones

Francisco Chacón

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El barrio lisboeta de la Pena, muy cerca de Campo Santana, tiene en la calle Martim Vaz su verdadero corazón. Allí nació Amália Rodrigues, y desde ahí descendemos con la melodía de la saudade en la mente para dirigirnos a la cercana Rua do Capelao , epicentro de la canción portuguesa porque transitaba por allí la considerada primera fadista de la Historia: María Severa , fallecida a mediados del siglo XIX con solo 26 años.

Continuamos la ruta de la melancolía subiendo la cuesta de los Cavaleiros y, una vez arriba, se despliega ante nuestros ojos el homenaje esplendoroso de VHILS (el Banksy luso) a la gran Amália, que dejó huérfanos a sus compatriotas en 1999 . Ahora, sin embargo, sale a la luz con renovada intensidad la devoción popular por la intérprete más internacional del fado, justo cuando se cumple el centenario de su nacimiento, que hasta para eso fue una mujer especial.

Dos cumpleaños

La diva musical por excelencia del país vecino nació el 1 de julio de 1920, pero no consta en los registros municipales hasta el 23 del mismo mes debido a un retraso en la notificación oficial. De modo que ella se acostumbró a celebrar su cumpleaños en las dos fechas, con sendas fiestas , con sendas tartas en su histórico domicilio de la Rua de Sao Bento, junto a la Asamblea de la República. Un enclave donde hoy se asienta su santuario-museo y que ha servido desde esta primavera como plató de televisión para En casa de Amália , el tributo de la cadena pública RTP en forma de tertulia cultural bajo la conducción de José Gonzales y con protagonistas como Ana Moura o Jorge Fernando , emulando a las que ella ponía en pie de madrugada con variados artistas.

Está lista para editarse una caja con cuatro CD de grabaciones inéditas, pues incluye unas sesiones registradas para Radio France y su famoso concierto en el Olympia

Es una de las muestras de que el espíritu de la inolvidable dama que marcó la esencia del alma portuguesa continúa desplegando su vigencia , mientras por los balcones de la Alfama o el Barrio Alto suenan Gaivota , Lágrima , Perseguiçao , Sempre que Lisboa canta , Foi Deus o Tendinha , esos estremecedores himnos que erizan la piel de los ciudadanos lusos cuando suenan en su voz.

Hoy está lista para editarse una caja con cuatro CD de grabaciones inéditas, pues incluye unas sesiones registradas para Radio France, la prueba de que el público de París la adoraba desde que llegó a las pantallas la película Les amants du Tage .

El disco contiene, además, su famoso concierto en el Olympia en 1956, que ya estaba disponible para sus devotos pero que se ha remasterizado coincidiendo con la conmemoración del centenario de su nacimiento, de aquel día de 1920 que cambió para siempre la idiosincrasia del Portugal contemporáneo.

La cantante, en el grafiti que VHILS le tiene dedicado en Lisboa

Un libro con fotografías nunca vistas completa la publicación , que cuenta con un prólogo del historiador Jorge Muchagato : «Amália fue nuestra mayor intérprete, no solo por su carrera internacional sin parangón, también por la capacidad de ser siempre nueva y sorprendente a la hora de entonar fados cuya melodía era muy conocida».

Pero es el periodista Miguel Carvalho quien ha culminado su extensa investigación en los principales archivos portugueses para desvelar Amália. Dictadura y Revolución (Una historia secreta) , convertido ya en el libro del año al otro lado de la frontera con el formato de una biografía política que rebate a los portugueses que se atrevieron a minusvalorar a la cantante por sus supuestos lazos con el régimen de Salazar.

El doble juego

El autor argumenta con profusión y decenas de detalles no conocidos que la «amante prohibida» de Eduardo Ricciardi , miembro de la saga de los Espírito Santo, tuvo el valor de poner en práctica un doble juego ideológico, que consistía en parecer una protegida del dictador cuando, en realidad, desviaba fondos para los comunistas. Ese es el secreto al que se refiere Carvalho, documentado como no se había hecho antes para subrayar que, después de conquistar los escenarios más importantes del mundo, Amália no se ovidaba de ayudar a los presos políticos que podía, esos cuyo fantasma transpira por las paredes del Museo de Aljube , una antigua cárcel utilizada por la temida policía salazarista y que en la actualidad ejerce de depositaria de estos recuerdos de oscurantismo y sufrimiento.

Las canciones de Rodrigues son estremecedores himnos que erizan la piel de los ciudadanos lusos cuando suenan en su voz

El volumen se hace eco de que determinados sectores de la sociedad lusa se afanaron en silenciar el impresionante pedigrí musical de Rodrigues en aras de un hipotético colaboracionismo con el tirano. Pero no, no fue así porque aquello de las apariencias engañan se encarnó en su piel, mientras crecía su fama y el público la adoraba en España, en Italia… Basta contemplar la fotografía desempolvada en la que esta enigmática mujer marcha en una manifestación convocada por el Partido Socialista el junio de 1975 por las calles de Lisboa.

Ay, Amália, que estás en los cielos , que pervives en esos pendientes de diosa recién lanzados por la prestigiosa joyería Póvoa de Lanhoso en su honor, calcados de los que le ofreció

César Seabra antes de casarse con ella en el Hotel Copacabana Palace de Río de Janeiro.

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