ARQUITECTURA
Alejandro Haiek: «Hacer arquitectura es construir relaciones humanas»
Cofundador de LABProFab, Alejandro Haiek es uno de los arquitectos latinoamericanos más concienciados con el trabajo colaborativo que hace comunidad. Su paso por España fue una buena oportunidad para conocer de cerca su ideario
El pasado 1 de diciembre, el arquitecto venezolano Alejandro Haiek, cofundador de LABPro.Fab , ofreció en Roca Barcelona Gallery la conferencia «Nuevos liderazgos en la práctica de arquitectura» dentro del ciclo de conferencias «Development by Design», organizado por Roca junto con el Master of International Cooperation in Sustainable Emergency Architecture de la School of Architecture de UIC Barcelona . Aprovechamos su paso por España para desgranar los puntos principales de su labor profesional.
Nuestra práctica no puede caer en una homologación de lo social. Lo social, lo ambiental, lo ecológico, son términos inherentes a nuestra práctica. No son apellidos de la arquitectura. Estamos innovando en protocolos, renovando nuestra práctica. Entendemos nuestra disciplina como un cuerpo flexible. Se habla mucho de interdisciplinaridad, multidisciplinaridad… Creemos en ella. Queremos situarnos en los bordes, lugares de intermediación donde sea posible operar. Donde lo que podemos hacer no sea definible estrictamente como arquitectura.
¿Qué responsabilidad tenemos aparte de difundir, escribir, hacer crítica, definir las cosas y hacerlas inteligibles? Y no hacer una práctica como sucede en Latinoamérica, donde el docente vuelca sus frustraciones cuando está en la escuela. Infiltrar una práctica en la academia significa operar en una situación conceptualmente entremezclada de academia, práctica profesional y experimentación.
En las prácticas profesionales se generan programas de formación. No sólo en el interior de la comunidad, sino que también podemos invitar a universidades a participar, y no sólo de Venezuela. En esa práctica profesional estamos haciendo docencia e investigación, una investigación que se hace con herreros, carpinteros. Y estos proyectos académicos se convierten en proyectos profesionales. De igual manera, los proyectos que parten de investigaciones que estamos realizando en el estudio se convierten eventualmente en proyectos profesionales que captan a la academia.
Estamos operando en una situación conceptualmente entremezclada. No hay distinción entre la práctica profesional, la experimental y la académica, sino que justamente debemos encontrar un espacio en el que esas condiciones se crucen para que la academia no esté despegada de los problemas, para que la profesión no esté controlada solamente por el mercado inmobiliario, ni en lal que la investigación sea un mero placer intelectual que sirve para generar más conocimiento pero que no acaba por conviertirse ni en tradición ni cultura.
Me gustaría aprovechar este encuentro para preguntarte por su opinión sobre la Torre David. Personalmente, me pareció un acto perverso e hipócrita que se la reconociera con el León de Oro en la Bienal de Venecia.
Sé que hay una investigación seria tras ello y muchos jóvenes involucrados en esto. El equipo que ha dirigido esta investigación son personas que valoro intelectualmente. Mi práctica se distancia de la suya, al igual que lo hace de la de Aravena . Quisiera responder esta pregunta planteando un punto de debate: antes de Urban Think-Tank (UTT) , hubo un grupo de arquitectos, sociólogos y fotógrafos que registraron la situación.
A partir de la Ley de Tierras de Chávez, se invadieron otras muchas torres, además de esta. Hay muchas favelas verticales. La Torre David es la más grande, pero hay muchas otras. Desde UTT fueron inteligentes: trajeron a Iwan Baan , que tomó unas fotografías fabulosas.
Hemos demostrado que es posible construir no en la ciudad formal, sino en la que resulta del accidente. Que, ahí donde no hay normas, cada proyecto se convierte en una oportunidad
Otro aspecto que pondría en discusión sería que no sé si todo el mundo es consciente de que fue completamente espontánea la ocupación. Creo que ese detalle se desdibujó y, a veces, da la sensación de que fue Urban Think Tank quien creó esa comunidad. UTT trató de gestionar algunos talleres comunitarios ahí, y registraron muy bien el mundo de la difusión. Produjeron unos libros muy hermosos, documentales… Manejaron los «media» para poner el foco sobre temas de los que no se estaba hablando en el mundo y sobre los que había muchos prejuicios.
Comparto contigo la opinión de que todo esto puede resultar perverso, pero quizá soy muy optimista y sigo pensando que, aunque la realidad está un poco distorsionada, igual esto es positivo.
Pero, ¿qué sucede cuando a la gente se la expulsa de allí? Porque la Torre fue vendida a un banco.
Ese es el punto final que quiero plantear: ¿Podrían sacar a la comunidad del Fuerte y vendérselo a otro lugar? No, es imposible. ¿Podrían sacar a la gente de Carbonell? Tampoco. Entonces, eso es justamente lo que nosotros estamos creando. Si verdaderamente hubiera un proceso de empoderamiento tan contundente, el edificio no se habría desalojado.