ARTE

Alegría: una galería «honesta y libre»

Este espacio de arte, situado en el 35 de la calle Doctor Fourquet, ha sufrido una evolución desde sus inicios, al igual que el hombre que le dio vida, Sebas Rosselló

Patricia Donohoe y Sebastián Rosselló, junto algunas de las obras de su galería Galería Alegría

Pilar L. Arreaza

Una galería pequeñita pero con una oferta muy amplia, afincada en el centro neurálgico del arte contemporáneo. Así, la galería Alegría consigue latir a ritmo frenético en el corazón artístico de la capital. Situada detrás del Museo Reina Sofía y cerca de La Casa Encendida, en el número 35 de la calle Doctor Fourquet , anexa a otras galerías, se alzó brillante, impoluta, bajo el cielo impávido de un Madrid que consiguió que en aquel barrio se respirase cultura por cada una de sus esquinas.

Pero la idea de crear Galería Alegría surgió un poco más al norte, en Barcelona. «Fue casi como un proyecto artístico. Busqué un local, el más pequeño que hubiera o el más barato, y encontré uno con mucho encanto», relata a ABC Cultural Sebastián Rosselló , dueño y director de este espacio. De esa forma, en 2011, el ilusionante proyecto abrió sus ojos por primera vez en el patio interior de la antigua fábrica Lehmann, en la Ciudad Condal.

Al margen de todo

En sus inicios, la programación del pequeño Edén creado por Rosselló iba un poco al margen de lo que se hacía en Barcelona. En paralelo a la escena galerística de aquel momento se presentaban los trabajos de «desde un niño de 13 años hasta los de un señor de 98». Fue una propuesta versátil y «outsider» y se estrenó con la exposición de Fernando Blanco , un artista de 84 años que vivía en Calaceite (Teruel). «Alegría surgió con la idea de dar visibilidad a artistas que están un poco excluidos del mundo del arte. Por la necesidad de compartir el trabajo de otros», detalla su promotor.

«Alegría surgió con la idea de dar visibilidad a artistas que están un poco excluidos del mundo del arte. Por la necesidad de compartir el trabajo de otros», detalla su promotor

Pronto el proyecto comenzó a materializarse en una realidad que, junto a la pasión por el arte de Rosselló (su padre era coleccionista aficionado de antigüedades y creció con ello), le llevaron a abrir otro espacio en Madrid, en la plaza de Cascorro . Tierra en la que terminaría consagrándose. «Durante un tiempo tuvimos galería en Barcelona y en Madrid y era un poco complicado gestionarlo todo. No tenía mucho sentido. Entonces decidimos poner todos los huevos en una cesta y venirnos a Madrid. Aquí hay más opciones, más coleccionismo. Es más fácil que en Barcelona si quieres abrir una galería de arte. Estoy muy a gusto. El cambio ha sido positivo».

En 2013 Alegría se trasladaría al lugar donde se encuentra hoy, creciendo y consolidándose. Porque, como todo en la vida, su filosofía cambió. «La galería ha ido evolucionando hacia un lenguaje cada vez más abstracto, más concreto. Empezó de una manera, y todo evoluciona. Para poder estar dentro del sistema a veces has de hacer ciertas concesiones. Hoy, por desgracia, no me puedo permitir algunas cosas. También yo he cambiado», desvela.

Aún así, Alegría sigue con ese punto especial. Arriesgado. Eléctrico. Visceral. «No somos una galería que tengamos muy en cuenta la trayectoria. Nos interesa saber qué ha hecho el artista antes, sí. Pero, sobre todo, lo que nos gusta es lo que hace en el momento. Su trabajo. Que me lo crea y que me interese. Que aporte algo a nuestro programa», asevera. Si tuviera que definir su espacio con unos valores, Rosselló lo tiene muy claro: «Modesta, honesta y libre» . Porque, a pesar de que el proyecto ha crecido, su programa y estructura les permite tener un margen de actuación más amplio. «Tenemos la suerte de poder hacer lo que queremos. Estamos muy contentos», admite.

Hacia ARCO en blanco y negro

Por tercer año consecutivo, Alegría estará en la feria internacional de arte contemporáneo de Madrid. « ARCO es una feria que está muy consolidada. Es una manera de conocer el trabajo de nuevos artistas. Para nosotros es muy importante poder participar en ella y estar ahí», asegura. En esta 39 edición, la galería presentará el trabajo de cuatro artistas: Stefan Rinck, Enrico Della Torre, Humberto Poblete-Bustamante y Alberto Peral .

«Para poder estar dentro del sistema a veces has de hacer ciertas concesiones. Hoy, por desgracia, no me puedo permitir algunas cosas. También yo he cambiado»

«Rinck es un escultor en piedra que hace unas criaturitas increíbles, unas esculturas fantásticas», detalla Rosselló. Nacido en Hamburgo (Alemania), embaucará al mundo con unas obras que parecen provenir de la época medieval.

Con menos trayectoria pero igual de potente destaca el italiano Della Torre: «Pinta monocromos con carboncillo. Me parece una propuesta muy valiente y muy sólida para lo joven que es». El reto será para Humberto Poblete-Bustamante , pues este artista chileno, asiduo a utilizar el color, presentará pinturas en blanco y negro , el hilo conductor del estand de Alegría en ARCO 2020.

Como novedad, la puesta en escena del trabajo de Alberto Peral, escultor español que utiliza el mármol, y el mármol belga (de color negro). «Es la primera vez que exponemos su trabajo en ARCO y nos hace muchísima ilusión», recala. Y algo que aún no se puede desvelar: «Una intervención que va a ser sorprendente. Estamos muy ilusionados».

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