ARTE
SOS 4.8-Murcia, a todas luces
El festival de música SOS 4.8 de Murcia es uno de los más comprometidos con la creación artística. Su última edición, el pasado fin de semana, incluyó un programa con vocación de continuidad para crear un museo de la luz al aire libre

«Hágase la luz», debió decirse el SOS de este 2016 que se inició ayer. Y la luz se hizo. Algo natural en un momento como el presente, «en el que todos son tinieblas», explican desde T-20 Proyectos , responsables de su programa artístico este año. Hay que precisar que, desde su nacimiento en 2008, el que es el festival de música español más madrugador, ha apostado por la creación plástica. También por la sostenibilidad, la reflexión y el pensamiento . En este último caso, su programa de conferencias se llama Voces y, para que se entienda su alcance, no hay más que repasar a sus invitados de este fin de semana: Marc Augé, Isidoro Valcárcel Medina, Pedro Medina, Gonzalo Suárez ... Hay que trasladarse a La Mar de Músicas –también en esta región– para encontrar una comunión tan estrecha entre música actual y arte en nuestro país.
En esta novena edición (por sus escenarios han pasado o están a punto de hacerlo Manic Street Preachers , Love of Lesbian o The Big Moon ), el programa artístico abandona sus instalaciones y se alía con el barrio en el que se emplaza: «De los 75.000 asistentes del SOS, solo unos 4.000 acudían a las citas artísticas –explican Carolina Parra y Nacho Ruiz , galeristas de T-20 y sus actuales impulsores–. Con su reorientación, se amplía su público objetivo y se hace a los vecinos del barrio copartícipes de lo que sucede. Es la primera vez que todo se ha consensuado con ellos », admiten.
Responder con luz
Y esto es así, además, porque uno de sus platos fuertes, el que lleva por título «Luz» , tiene vocación de continuidad: «“Luz” es un proyecto de intervención urbana que quiere dejar patente la implicación del festival con la ciudad, a la vez que influye en su estética». Hasta ocho artistas locales ocupan otros tantos enclaves de las calles Luis Montes Pagán y Parroco Pedro Martín Conesa –las que marcan los límites del barrio de Vistabella y que son a su vez dos grandes avenidas de entrada al SOS– con piezas en las que lo lumínico marca el discurso : «La luz, que siempre es algo positivo, es nuestra respuesta», comentan los comisarios, que, además, no querían recurrir de nuevo al mural, que es lo fácil y lo cómodo cuando de arte urbano se trata .
Sobre la fachada del mercado, las aportaciones de Sonia Navarro y FOD . La primera, con «Recorridos», ilumina el paseo que recorrían en el pasado las mujeres para llegar a este lugar de abastos . El segundo se inspira en un recuerdo infantil y homenajea una estructura arquitectónica tan efímera como común en el sur como los voladizos de uralita. En la azotea, la única obra que no funciona con electricidad, la de Nico Munuera , que es además una pieza de día: esta aprovecha los rayos del sol para «pintar» sobre la superficie de las casas colindantes .
Con la reorientación del programa artístico del SOS se hace a los vecinos copartícipes. Todo se ha consensuado con ellos
Completan el conjunto los trabajos de Sergio Porlán (que traduce los patrones alucinatorios de Cloubet a formas geométricas creando un arco de triunfo invisible); Juan Sánchez (un vídeo y un «símbolo», los titulados «Juan 6:38», compiten con la música del festival y la fachada de una iglesia ortodoxa); Isidoro Valcárcel Medina (y su oda a la luz apagada, con tres mazos de bombillas fundidas casi en su totalidad); Miguel Fructuoso (y su luminoso en el que horror y diversión, como en la vida, se sitúan al mismo nivel); y Pedro Guirao (que apadrina una farola, de la que pagará su consumo durante 8 años. Una placa lo recuerda). La idea es que estas piezas permanezcan en estos lugares mientras los vecinos así lo dispongan . Aunque podrían cambiar de emplazamiento, mientras otras se unirán en años sucesivos, generando un gran museo al aire libre.
¡Que siga la fiesta!
El espíritu festivo continúa en T-20, sede de la galería de Parra y Ruiz. Hasta allí se traslada Nave Oporto , estudio de artistas del barrio homónimo en Madrid en el que, en términos artísticos, tampoco es que pase mucho, pero en el que ellos se han convertido en imán para otros creadores en la capital . Sus nueve integrantes, cada uno con su personalidad, han conseguido crear algo sólido. Y esa es la filosofía de la muestra colectiva «Grandes éxitos», en la que, en cadena, cada artista ha seleccionado una obra del siguiente, en todos los casos referidas a la música, la noche, la cultura de club... Como la falsa bola de discoteca de FOD (elemento que también aparece en Miguel Ángel Tornero ); el homenaje de Miki Leal al jazz ( Toni Román se lo hace a Pearl Jam y su rayo); los embalajes de Irma Álvarez-Laviada (llevados a los edificios por Manuel Saro ); los «collages» de Santiago Giralda, el patrón de la chupa perfecta para un concierto de Sonia Navarro y los restos de «la fiesta» de Belén .
Y juntos generan la joya de la expo: nueve afiches independientes que, unidos, forman uno, y que se regalan . Corran. Un cartel así (artístico o musical) es difícil que se repita.