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Laird Hunt: «En esta novela busco despojar la guerra de mitología y leyenda»
Entre 400 y 700 mujeres lucharon en la Guerra de Secesión norteamericana haciéndose pasar por hombres. Una de ellas protagoniza «Neverhome», de Laird Hunt, un asesor de prensa de la ONU que dejó su trabajo por la literatura
Hace dos años, cuando Blackie Books publicó La benévola , el norteamericano Laird Hunt (Singapur, 1968) era un desconocido en España. De su trabajo como asesor de prensa en las Naciones Unidas apreció el valor de la palabra justa y a leer entre líneas. En esa eficacia expresiva se sustenta Neverhome (Ella era más fuerte) , la cruda peripecia de una mujer que deja el hogar para unirse al ejército nordista en la Guerra de Secesión. Conocerá el olor de la muerte, las heridas abiertas y el internamiento en un psiquiátrico. Todo contado en primera persona, sin un ápice de ardor guerrero, como quien describe los síntomas de una enfermedad. Camuflada bajo identidad masculina, «Galante Ash» lucha contra la esclavitud sin darse importancia…
«La benévola» y «Neverhome» son novelas sobre mujeres en un contexto de esclavitud y guerra civil. ¿Cómo surge su interés por esa época?
El siglo XIX me apasiona, pero la idea no nace de la época sino de los personajes que la viven. Quería captar sus voces y conocer sus experiencias.
¿Cómo se metió en la piel de Ash Thompson, la protagonista de «Neverhome»?
«Nosotros combatiremos en internet y en la periferia de nuestras pesadillas»
No resultó difícil. Fui educado por mi abuela paterna en una granja rural de Indiana. Para mí, ver el mundo con los ojos de una mujer es algo natural. Por eso adopté la primera persona, el punto de vista de mi abuela.
Ash Thompson combate con uniforme masculino y con el nombre de guerra de «Galante Ash». ¿Hubo muchas mujeres como ella?
Se habían documentado cuatrocientas, pero estudios recientes elevan la cifra a setecientas… La documentación para la novela la extraje de An Uncommon Soldier , recopilación de cartas de la guerra civil de Sarah Rosetta Wakeman, que combatió en el 153 Regimiento entre 1862 y 1864.
¿Y qué hay de Wakeman en Ash Thompson?
Wakeman murió en el campo de batalla y Ash presenta rasgos de otras mujeres soldado –del Norte y del Sur–, aunque en general disponemos de pocos testimonios directos. En realidad, el carácter de mi protagonista no se corresponde con el de Wakeman, que en sus cartas alardeaba de valor y de cómo era capaz de pelear con los hombres y vencerlos.
El hombre está culturalmente asociado a la guerra: se esperan de él grandes dosis de heroísmo. ¿Qué diferencia a la mujer de ese estereotipo a la hora de ir a la guerra?
Las mujeres que iban a la guerra debían aparentar que eran hombres; estudiaban el comportamiento y los roles masculinos: imitaban las posturas, los andares…, incluso los gemidos al caer heridos. No olvidemos que Sarah Wakeman fue enterrada con uniforme de soldado y el alias de Private Lyons Wakeman.
La narradora desmonta esa imagen idealizada de la guerra que tanto frecuentó Hollywood en la primera mitad del siglo XX… ¿Ha querido aportar una relectura crítica de la Historia?
«La bandera confederada sin duda la asocio con el rifle»
La crónica de las guerras americanas está cambiando en sentido crítico. Y eso se debe a una cultura popular que nos presenta los aspectos más desagradables y menos gloriosos, como sucedió con la de Vietnam. Hay que decir que esa relectura ha pasado a veces de un extremo al otro: de la glorificación a la visión más horrible, como sucede en El francotirador , de Clint Eastwood... Volviendo a la Guerra de Secesión, fue adornada primero por la épica de los oficiales de mayor rango, pero luego fue corregida por la crudeza de las memorias de soldados… Esa segunda versión inspira mi novela.
Ya que cita a Eastwood, la protagonista se revela como una mujer justiciera, al estilo de «Sin perdón». Retorna del frente para saldar las cuentas con los enemigos de su familia…
Me agrada que haya mencionado esa película, es una de mis favoritas. Su protagonista regresa al origen, pero lo hace como un desconocido. Ash Thompson vuelve a su pueblo y nadie la reconoce: se ha convertido en una desconocida para sí misma.
La bandera confederada ha sido retirada de los edificios oficiales norteamericanos. ¿La asocia con el romanticismo de la Harley Davidson o con la violencia racista del rifle?
Sin duda la asocio con el rifle. Nada de romanticismo. En mi niñez ya constaté que el racismo y la esclavitud se envuelven en una bandera sudista que se «vendía» como icono de rebeldía. Ni siquiera es un símbolo de todos los estados confederados, sino de algunos cuerpos del ejército que la enarbolaron en la guerra civil. La confederada simboliza el racismo, aunque en los años setenta adquiriera un aura romántica.
Justo cuando se cumple un siglo de «El nacimiento de una nación», la mítica película de Griffith, el problema racial sigue más vigente que nunca en su país…
«Las mujeres soldado debían aparentar que eran hombres: imitaban las posturas»
Mientras escribía la novela vi esa película en dvd. Desde el punto de vista ideológico me pareció horrible, pero entre los extras me llamó la atención un corto de Griffith sobre una mujer que iba a la guerra disfrazada de soldado. Precisamente eso es lo que pretendo con Neverhome : despojar la guerra de mitología y leyenda. Acabar con el tono heroico de quienes disfrazaron la derrota con el lirismo de las causas perdidas: el general Jubal Early, por ejemplo, se encargó de borrar todo rastro de las mujeres que combatieron en el frente.
«Neverhome» será adaptada al cine. ¿Cómo se imagina a Ash en la gran pantalla?
Ya he mantenido un encuentro en Londres con la guionista y el productor. Lenny Abrahamson, el director de Room , me merece toda la confianza por su independencia creativa. Aunque no se ha realizado el casting , en Los Ángeles hay mucha expectación por saber quién encarnará a Ash…
Ciento cincuenta años después de la Guerra de Secesión, las mujeres son aceptadas en el ejército… Pero el yihadismo enrola a mujeres en Occidente para el denominado Estado Islámico… ¿Difícil de explicar?
Inquietante… Lo que más me preocupa es hasta qué punto el terrorismo yihadista capta a jóvenes en las redes sociales con mensajes de pureza. Las mujeres se convierten en esclavas de un mundo que retrocede varios siglos.
¿Cómo va a ser la guerra definitiva?
Aunque China organice grandes desfiles con todo su aparato militar, la guerra actual tendrá poco que ver con la de los ejércitos de hace siglo y medio. Combatiremos en internet y en la periferia de nuestras pesadillas.