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Jordi Canal esboza una historia crítica de Cataluña
Contra la simplificación maniquea y el discurso victimista del nacionalismo ha escrito Jordi Canal su «Historia mínima de Cataluña». Sin inhibiciones ni complejos
Desde la Historia de Cataluña de Víctor Balaguer (1860-1863), se han escrito muchos relatos históricos sobre la trayectoria catalana, la mayor parte de ellos, cargados de vocación catalanista, de voluntad de glosa de las virtudes , de las instituciones y de la cultura catalana y de las capacidades de crecimiento y desarrollo de la identidad de Cataluña en todo tipo de situaciones. El discurso ideológico ha ido cambiando , desde luego, a lo largo del tiempo. En el marco cultural de la Renaixença, historiadores como Balaguer o Bofarull , con sus muchas diferencias entre sí, compartían una visión épica de la trayectoria histórica de Cataluña como representación de las libertades patrias, pero sin cuestionar la absoluta integración de Cataluña con la monarquía .
Glorias medievales
En las primeras décadas del siglo XX, el catalanismo romántico-liberal da paso a un nacionalismo político más reivindicativo en el que florecen las obras de Antoni Rovira i Virgili y Ferran Soldevila . Sus dos Historias de Cataluña no subliman la nostalgia del pasado medieval sino que buscan en el pasado el testimonio de la viabilidad de opciones políticas concretas. La Historia de Soldevila, promovida y financiada directamente por Cambó , se convirtió en el referente de la burguesía catalana representada por la Lliga. La de Rovira fue má s el símbolo de las inquietudes políticas que representó Esquerra Republicana en los años treinta. Estas Historias de Cataluña se caracterizaron por su enorme amplitud, con muchos volúmenes y voluntad enciclopedista , mayoritariamente dedicada su atención a las glorias medievales y mucho menos a los siglos de la decadencia, los de la modernidad .
Lo que ofrece Canal es una historia desmitificadora y con vocación liberal
En el franquismo, la Historia de Cataluña, más que objeto de análisis histórico, con todo el aparato metodológico de fuentes y recursos del positivismo historiográfico, se convirtió en materia de ensayo, un punto melancólico . Las obras de Gaziel (escrita entre 1938-1947), Ferrater Mora , el doctor Trueta o Cardó en los años cuarenta pretendían reflexionar acerca de la situación de la Cataluña de la posguerra y los caminos que habían conducido al fracaso del nacionalismo.
Vicens Vives , que en los años treinta había polemizado con Rovira y Soldevila, fustigador de prejuicios ideológicos nacionalistas y estigmatizador de la historiografía anterior a él, como romántica, escribió en 1954 su célebre ensayo Notícia de Catalunya , en el que se dejaba mecer por un cierto sentimentalismo respecto a la Cataluña que pudo ser , con concesiones al nacionalismo identitario, como refleja su obsesión por el arquetipo del carácter catalán ( seny-rauxa ). La Historia social parecía hacer concesiones a la Historia nacional.
Los historiadores catalanes, en cualquier caso, tras la muerte de Vicens en 1960, en el marco de la Transición política y a caballo entre Pierre Vilar y el primer Vicens como referentes, se dedicaron a construir una Historia revisionista de los grandes mitos históricos del nacionalismo catalán. Reglá, mi maestro, escribió una breve y significativa Historia de Cataluña (1974) que sería su libro póstumo, con un prólogo de Jesús Pabón.
Combatir los viejos prejuicios
Hasta los años noventa, se desarrolló un gran esfuerzo regenerador de la Historia de Cataluña combatiendo los viejos prejuicios ideológicos, con un papel trascedente de la revista L’Avenç , entonces dirigida, curiosamente, por Ferran Mascarell .
En los años noventa, y apoyándose en el sustrato político pujolista, resucitó el discurso nacionalista, más cerca cada vez de Rovira que de Soldevila. En los últimos años y a caballo sobre todo del Centenario de 1714 , la historiografía catalana ha recurrido a los mitos que parecían bien encerrados en los armarios históricos y los ha rearmado de beligerancia contra el Estado : la sublimación de las esencias nacionales catalanas; el pasado político brillante de los condes-reyes y su presunta identidad política estatal; el sueño colonial del Imperio mediterráneo con sus almogávares como avanzadilla militar; el compromiso de Caspe como la primera gran derrota catalana; los Reyes Católicos como testimonio de la hegemonía castellana; la exclusión americana ; el bandolerismo como vanguardia de la insurrección catalana; la revuelta catalana de 1640 como desafío al centralismo olivarista; la Guerra de Sucesión como la confrontación de España contra Cataluña; la Guerra de Independencia, rebautizada Guerra del Francés, como testimonio de la inutilidad de la colaboración con España; el silenciamiento del carlismo para no comprometer el discurso liberal progresista de la nación catalana; la agitación social de la Cataluña del siglo XIX entendida no como oposición a la burguesía catalana sino al Estado; la Guerra Civil de 1936-1939 como un eslabón más de la Guerra de España contra Cataluña…
Pedagogía política
Más que nunca, es necesaria la revisión crítica de los estereotipos y tópicos de la historiografía nacionalista catalana. El libro de Jordi Canal marca un hito en esta voluntad crítica. Sin inhibiciones ni complejos, el ensayo recorre en un relato de menos de trescientas páginas toda la Historia de Cataluña cuestionando la simplificación maniquea , el discurso sentimentalista y narcisista, el ideario victimista, la apropiación de Cataluña por solo una parte de la sociedad y la convicción optimista de que los conflictos históricos fueron evitables .
En definitiva, una Historia desmitificadora y con vocación liberal que echa mano del rigor y no pocas veces de la ironía y que no rehúye el análisis de la situación que hoy vive Cataluña en su dialéctica con el Estado. La conclusión del libro es que, quizás, se ha mirado demasiadas veces hacia el ayer en Cataluña (la enfermedad del pasado) y que la problemática actual «no permite volver atrás ni recuperar viejos modelos. Se requieren hoy más que nunca intensos esfuerzos de imaginación y ejercicios convencidos de pedagogía política».