«Darán que hablar»
Antonio Blázquez: «De manera inocente pero rebelde, decidí no crecer y “seguir jugando” en la facultad de Bellas Artes»
Dicen los que escriben de arte que el trabajo de Antonio Blázquez –impulsor además de El Arsenal, en Córdoba– es «crítico», «irónico», «autobiográfico» y «caleidoscópico». A nosotros nos gusta por eso y porque él «Dará que hablar»
Nombre completo: Antonio Blázquez Fernández . Lugar y fecha de nacimiento: Fuente Carreteros (Córdoba), 1977 . Residencia actual: Córdoba. Estudios: Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Ocupación actual: Artista plástico, docente en varios centros y coordinador de El Arsenal, un espacio de creación en Córdoba.
Qué le interesa. Considero que mi trabajo es una constante búsqueda e interrogación de mi propia identidad y de todo lo que me rodea. Una manera menos convencional, borreguil y pasiva de pasar por el mundo. Aunque suene a topicazo, una forma de vivir y de relacionarme con mi medio, de manifestarme, definirme y tomar decisiones. Y, por encima de todo, un juego continuo... Infinito... Con el que no dejo de sorprenderme. Y, marcando pocas reglas, saltando del dibujo a la pintura, de la fotografía a la acción o la intervención urbana, como si se tratase de un parque infantil lleno de atracciones, un espacio en el que experimentar. «Crítico», «irónico», «personal», «autobiográfico», «caleidoscópico» o «rozando el low-art» son algunos de los calificativos que otras personas que saben y escriben mejor que yo han dicho sobre mi trabajo.
De dónde viene. Así de pronto, y recordándolas con cariño, nombraré un par de exposiciones colectivas como Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto , en la galería Isabel Hurley de Málaga junto a amigos como David Escalona , Gloria Martín o Belén Mazuecos, y la participación en la antológica 60 Años de Arte Contemporáneo en Córdoba , comisariada este pasado invierno por Ángel Luis Pérez Villén.
«Seguro que cuando llegue mi mejor obra no le daré importancia y seguiré buscando»
También he mostrado mi obra en lugares como el Espacio Iniciarte, la Sala Puerta Nueva o la galería Tula Prints de Córdoba, y en proyectos cercanos como Scarpia o D'Mencia , así como en otros espacios o eventos como Estampa 2011, el MUA de Alicante, Sierra Centro de Arte en Huelva, o la en el estand de los compañeros del espacio sevillano independiente Otra Cosa , por poner algunos ejemplos. En estos días participo junto a Simón Arrebola y María Dávila en Memoria selectiva , en el espacio Casa Sostoa de Málaga, con una instalación en la que he recreado mi habitación de adolescente y que he titulado 1995 .
Supo que se dedicaría a esto desde el momento en el que... Pues creo que precisamente alrededor de esa fecha antes de cumplir la mayoría de edad, cuando tocó decidir «qué quería ser de mayor». Barajé varias opciones y me di cuenta de que ninguna realmente me ilusionaba. Quizás de una manera inocente pero rebelde, decidí no ser mayor y seguir jugando en la facultad de Bellas Artes. Desde pequeño, recuerdo que mis regalos favoritos eran los cuadernos, las cajas de rotuladores o ceras, y los embalajes de otros regalos a los que no prestaba atención pero con los que creaba mis propios juguetes. Aunque no era consciente en ese momento, recuerdo con nitidez una anécdota con unos cinco años, cuando en una de esas típicas láminas A3 de plástica escolar había que rellenar con pintura naranja un gran círculo de forma repetitiva y aburrida, «sin dejar blancos ni salirse». La profesora Elia me castigó y habló con mis padres porque me tomé la licencia de usar muchos colores, salirme del círculo y hacer un Kandinsky sin saberlo. Pero según ella, «hacía siempre lo que no había que hacer».
¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el mundo del arte para «sobrevivir»? Supongo que precisamente eso mismo: Sobrevivir. Como muchos otros colegas de profesión, compaginar mi trayectoria y mi trabajo artístico –que en pocas ocasiones es remunerado como debería serlo– con otras actividades con las que sí poder rellenar la nevera y pagar las facturas como todo hijo de vecino, y así poder seguir creando.
«Me siento orgulloso de tener unos 100 seguidores en Twitter sin haber publicado nunca un tuit»
El problema de fondo es que esto sea lo habitual en el sector y no «lo raro». Aunque también es verdad que siempre he intentado que esos otros trabajos, ya sea desde el plano de la docencia o de la gestión cultural, tengan alguna relación con mis inquietudes, y aporten un granito a esta gran nación con un 21 por ciento de IVA cultural y pocas esperanzas de ganar alguna vez Eurovisión.
Su «yo virtual». Podéis ojear mis labores en esta web personal , en la que está visible más o menos mi trayectoria. Por otro lado, utilizo de forma activa mi perfil personal de Facebook para expresarme y, por supuesto, enseñar lo último que me traigo entre manos, así como para estar al tanto de artistas, actividades y convocatorias, a pesar de vivir en una «ciudad periférica». Me parece una herramienta bastante eficaz y activa, aunque me da coraje e impotencia observar su mal uso tanto por parte de muchos facebookeros anclados a su teclado como por parte de la propia todopoderosa organización, con censuras fascistas que a veces rozan lo surrealista. Algunos de mis proyectos han tenido como base o medio alguna de estas redes sociales o los motores de búsqueda de información en internet, cuestionando su importancia en nuestra vida moderna. Instagram también puede ser un buen medio pero apenas lo uso (hasta el día que me compre un palito selfie ), y me siento orgulloso de tener unos cien seguidores en Twitter sin haber publicado nunca ningún tuit.
Dónde está cuando no hace arte. Como decía antes, llevando a cabo mi labor como docente con niños y mayores, siempre relacionada con el ámbito plástico y cultural, así como la gestión y coordinación de un espacio de creación independiente en Córdoba, El Arsenal , en que llevo embarcado contra viento y marea desde hace tres años junto a otros creadores cordobeses como Guadalupe Esquinas o Paco Nevado, de diferentes disciplinas (visual, escénica, literaria, musical...). Una nave industrial que nació como un espacio en el que poder desarrollar cada uno su propio trabajo (en mi caso, tener un amplio estudio compartido), pero que derivó también en un proyecto más comunitario, con diversas propuestas, exposiciones, encuentros, talleres y actividades colectivas, quizás como respuesta natural a la escandalosa carencia en materia artística institucional de la propia ciudad.
Qué se trae ahora mismo entre manos. En varios proyectos inmediatos, como, por ejemplo, mi participación junto a Arturo Comas en Scarpia XIV , las jornadas de intervención artística de El Carpio (Córdoba), coordinadas por Miguel A. Moreno y que este año, y del 7 al 18 de julio, se centrarán en el absurdo y la ironía. Allí mostraremos un nuevo y específico trabajo de los dos, cara a cara, bajo el título de Histeria y tradiciones ”. También estoy reactivando varios proyectos de carácter más urbano y quizás (je, je, je) clandestino, al estilo de aquel mítico Callejero Pirata en Córdoba, en 2010, así como varias series de trabajos sobre papel. Atento también de la Ley Mordaza y otros fantasmas de la Transición, como dirían Triángulo de Amor Bizarro .
Le gustará si conoce a... Mis referentes a nivel artístico han sido y son muchos. Hacer una playlist tiene el riesgo de dejar fuera a casi todos, sobre todo de los de mi generación, aunque a algunos ya los nombré más arriba. Sólo me atrevo a ponerle nombre a dos señores con mayúscula –y bastante antagónicos– que marcaron aquella etapa de adolescente: Buñuel y Warhol.
«El Arsenal, en Córdoba, nació como estudio compartido y hoy es un proyecto más comunitario»
Estos referentes o influencias a veces llegan, en su mayoría, de otros ámbitos como la música, el cine o la literatura, y terrenos fuera de lo artístico como los medios de comunicación, los acontecimientos diarios o la experiencia más cercana e íntima, con los que genero un diálogo y un discurso.
¿Cuál es su obra o proyecto favorito hasta el momento? La que está aún por llegar. Y seguro que cuando llegue, dejaré de darle importancia como siempre y seguiré buscando.
¿Por qué tenemos que confiar en él? Si yo fuese tú, no confiaría mucho en mí, pero si estamos en esto para vender la moto y se trata de una cuestión de intentar generar confianza en mí, podría decir que porque sigo siendo un artista emergente con 37 años y porque mi madre siempre ha pregonado que soy el que mejor dibujaba de clase; y de tanto repetirlo, será verdad... No sé si mi trabajo aporta algo novedoso al arte actual, y tampoco es algo que me preocupe. El arte es, como la vida, un gran palimpsesto o feedback sobre cuestiones universales. Simplemente intento hacer lo que me gusta, lo que considero necesario como experiencia sin disociarlo de mi día a día, con los pies en el suelo, y eso creo que, al final, es lo que se transmite y puede que hasta perdure.
Noticias relacionadas