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Los trajes de Bowie y los petos de Elvis

Para Manuel Vilas, escritor y fan, la música pop es pura iconografía, por eso le sientan tan bien los museos. En sus salas se han hecho ya un hueco artistas como David Bowie y Björk

Los trajes de Bowie y los petos de Elvis

manuel vilas

El rock y la música pop son museísticos porque eran amorosos. Toda la cultura pop tiene un principio visual y pictórico que la hace exhibible. Los trajes de David Bowie de los setenta o los petos de Elvis Presley o las guitarras de Jimi Hendrix importan en sí mismos. No me extraña que los museos se interesen por ellos. El pop ha sido una iconografía con música de fondo. Pero hay algo nuevo: ha pasado el tiempo. Parecía que la cultura pop era un presente erótico y enérgico, y ahora ya es Historia; parecía el perpetuo presente, pero la realidad es que Bob Dylan es un anciano.

Quienes en los años ochenta fundaron The Rock and Roll Hall of Fame, en Cleveland, intuyeron que el rock necesitaba su museo y su canon. Allí están presentes desde Woody Guthrie hasta Metallica, desde los Beatles hasta la Velvet Underground. La penúltima y extraordinaria película de Clint Eastwood, titulada Jersey Boys, terminaba con la entrada de Frankie Valli en el Salón de la Fama del Rock, en 1990. Claro que en ese museo hay de todo: desde horteras en grupo como Bee Gees u horteras en solitario como Elton John hasta irreductibles como Pink Floyd o vanguardistas como Frank Zappa. Lou Reed , por ejemplo, entró a título póstumo en el Salón de la Fama del Rock. En eso, la Academia Sueca debería aprender de los de Cleveland y permitir la concesión a título póstumo, así se desagraviaría a Kafka o a Joyce o a Lorca.

El pop se llevó por delante a la literatura, cuando esta ya era incapaz de escandalizar

La música pop de los sesenta y setenta, la que ahora se exhibe en los museos, aún quiso cambiar la vida. Era un momento de euforia histórica: se había superado la posguerra mundial y los años sesenta trajeron la liberalización de la vida privada. Hubo una revolución sexual, de la que España ni se enteró. Estalló la cultura del automóvil, que era visualmente promiscua (Peugeot, Mercedes, Renault, Alfa Romeo, Volvo, Opel, Citroën, Jaguar, Toyota), pero nosotros éramos monógamos (Seat).

El pop es ahora solo las cosas que escribimos sobre él. De hecho, todos los grandes del rock acaban escribiendo un libro. Escribir un libro es otra forma de entrar en un museo. Acaban de traducirse al español las memorias de John Lydon, ex Johnny Rotten, letrista y cantante de una de las bandas fundamentales de la Historia de la música pop: los Sex Pistols. Se quiera o no, los Sex Pistols fueron la última provocación consistente, de carácter político, que trajo el pop. Una simple canción como God Save the Queen movió más conciencias que cien años de literatura social.

La locura y el aburrimiento

El pop se llevó por delante a la literatura, en tanto en cuanto esta ya era incapaz de escandalizar. Los Sex Pistols convirtieron a la reina de Inglaterra en un icono pop y con ello se exploraban campos nuevos en la encrucijada del arte y la sociedad. No ha ocurrido lo mismo, para nuestra desgracia, con la monarquía española. Cuanta más iconografía iconoclasta genera una sociedad, más se progresa económicamente. Los Sex Pistols acabaron trayendo riqueza. Porque la cultura cuando combustiona genera riqueza. En el capitalismo la combustión es oro.

La profundidad es superstición arqueológica de la alta cultura

El pop nos enseñó algo que Warhol ya sabía: que la profundidad es mentira y que la vida ordinaria de la gente tenía las mismas potencialidades artísticas que la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. Una lata de sopas Campbell’s era más importante que una tempestad en medio del Atlántico o que la elegías de Rilke, porque la sopa Campbell’s era real.

La profundidad es una superstición arqueológica de la alta cultura. La supuesta complejidad, el simbolismo, el hermetismo, la solemnidad, la gravedad, la trascendencia, el prestigio de lo ininteligible, eran atributos de una cultura que apestaba a muerto. El humor, la alegría y la locura sustituyeron al aburrimiento, al idealismo y a eso que aún se llama «la poesía verdadera». La literatura española siempre fue conventual. Rechazó el pop sin haberlo probado.

Se cumplen los quinientos años del nacimiento de Teresa de Ávila. Hay una exposición en la Biblioteca Nacional sobre su figura y su obra. Me voy a verla con el mismo talante con que fui a ver la exposición sobre David Bowie en el Museo de Arte Moderno de Chicago.

Aire «popero»

Se exponen las obras manuscritas de la escritora española, las palabras que salieron de sus manos. Me parece que la santa tiene algo de popera. Se exponen objetos que le pertenecieron. La diferencia entre Teresa de Ávila y Marilyn Monroe es que de la primera no conocemos bien su rostro. Cada pintor que la retrató se la inventó. Si Warhol hubiera pintado a la santa española, hoy la leería hasta Obama.

El pop ha sido la única novedad desde 1945

¿Qué es el pop? Es la democratización de la experiencia estética, eso es. Todo el mundo tiene derecho a emocionarse con lo que le dé la gana y a construir sus mitos. Nació el freakismo, claro. La cultura pop es una creación del mundo anglosajón que colonizó el mundo. España no ha tenido una cultura y una literatura pop hasta hace cuatro días, y aun hoy mucha gente mira con mala cara que exista una literatura así.

La izquierda cultural española permaneció bastante ajena al pop. No se dio cuenta de que el pop era tan eficaz en la lucha contra el franquismo como la ortodoxia solemne de la izquierda puritana, esa que impidió al poeta Gil de Biedma entrar en el partido comunista por su condición homosexual en los mismos años en que Lou Reed grababa Walk on the Wild Side.

La izquierda histórica española mezcló marxismo y casticismo, de lo que salió una iconografía en blanco y negro. La derecha, como siempre, persistió en la inmutabilidad del arte románico y como mucho aceptó el plateresco. De ahí que mucha gente en España siga sin comprender la relevancia de la pintura de Andy Warhol y se asombre de que el pop entre en los mejores museos del mundo. El pop ha sido la única novedad desde 1945. El pop fue el arte de las democracias avanzadas y del capitalismo global.

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