arte
Secundino Hernández: «El retrato sirve para medirse con la pintura»
Entre la pintura, la fotografía y la instalación se mueve el «acto único» que el pintor madrileño Secundino Hernández realiza hoy en la galería Heinrich Ehrhardt
Un sólo día –hoy, sábado 11, de 11 de la mañana a 7 de la tarde– podrá verse en la madrileña galería Heinrich Ehrhardt la última creación de Secundino Hernández . También se plantea como un «juego de espejos» entre el retrato que le hicieron los fotógrafos y el autorretrato que el pintor ha creado reinterpretando aquel.
¿Cómo surge la idea de organizar esta exposición como un acto único?
No fue nada premeditado, sino algo espontáneo y muy natural. Estuve hablando con mis galeristas de Madrid y se nos ocurrió hacer un evento único en un formato diferente. Pese a estar tratada como cualquier exposición convencional, el cambio es reducir el tiempo de la muestra y también darle un cierto cariz conceptual que –aunque no estaba premeditado– se ha ido creando. También hay que señalar que es una exposición que no es comercial, en principio, y que está comisariada y ejecutada íntegramente por mí, exceptuando los objetos y la fotografía de Clegg & Guttmann.
Esta muestra también tiene un toque teatral. ¿Es un horizonte nuevo?
Quizá sí, pero lo dejo abierto. No quiere decir que vaya a profundizar en cuestiones instalativas o en proyectos conceptuales de esta índole, o a interactuar de nuevo. Siempre he interactuado con referencias, con artistas desde la distancia. Pero en esta ocasión, con la fotografía de Clegg & Guttmann, evidentemente, hay una interacción real. El cuadro que forma parte de la exposición, que es un autorretrato, en realidad comenzó para ser otra cosa. Lo que pasa es que la foto estaba en el estudio, destapada, y cuando empecé a pintar me di cuenta de que estaba mirando tanto a esa foto que estaba pintándome a mí mismo a través de la visión de ellos. Fue revelador cuando descubrí que estaba trazando la línea de la regla con la misma regla que está representada en la foto. Entonces fue cuando le dije a Diego, mi ayudante: «Mira: imposible un juego más velazqueño».
El autorretrato no es habitual en su producción, pero es algo sobre lo que ha vuelto en varios momentos puntuales.
El autorretrato es un ejercicio para medirse con uno mismo. Uno siempre se está retratando también, pero no de esta forma tan evidente. Con esta exposición, con esta obra en concreto, sí que hay un salto evidente, una vuelta a la figuración, que yo pienso que nunca he terminado de abandonar. Pero el retrato es un género recurrente cuando uno quiere medirse las fuerzas contra el lienzo.