abc de arco
ARCOmadrid y los grandes coleccionistas se miman mutuamente
Más de 300 poderosos invitados de 33 países forman parte del programa de coleccionistas de ARCO’15
El coleccionista, una apuesta segura. Un año más, ARCOmadrid acerca el arte al mercado internacional posicionándose como una de las ferias más importantes a nivel global. Una apuesta que se traduce en la fuerte inversión que lleva a cabo para atraer a todos aquellos interesados en ampliar el conjunto de sus obras. De los 4,5 millones de euros del presupuesto global, la organización destina cerca de un millón y medio a promocionar el desembarco de grandes empresas y colecciones de todos los rincones del mundo.
De la llegada de los posibles compradores se esperan grandes beneficios para galeristas y artistas, que tienen a ARCO como un lugar en el que mostrar su trabajo. En esta edición, las expectativas son altas y se prevé superar los ingresos alcanzados en 2014, que llegaron hasta los 100 millones de euros para la economía española. Las cifras significaron el sesenta por ciento de las ventas generadas en ferias de arte en nuestro país.
Las expectativas despertadas en cuanto al compromiso de compras son favorables gracias a la recuperación de la economía a nivel internacional. Un factor clave para reforzar las adquisiciones en la feria. Además, un gran número de museos e instituciones públicas –como el Museo Reina Sofía, el Pérez Art Museum o la Fundación Mapfre– han colaborado a través de la convocatoria de premios y galardones para promover el micromecenazgo, además de sus habituales compras.
El número de invitados ha aumentado un 30 por ciento respecto al año anterior. Más de 300 de ellos, de 33 países, se dan cita en la capital española con la intención de aumentar su colección personal. Muchos de ellos tienen marcada esta fecha en sus calendarios y permanecen edición tras edición fieles al evento. Sin embargo, más de la mitad de los mismos están dando sus primeros pasos por Ifema.
El hecho de que Colombia sea el país invitado este año ha provocado que se estrechen los lazos entre España y Latinoamérica. Un sentimiento de cercanía propiciado por la lengua en común, que se pudo apreciar en el cóctel de encuentro y bienvenida celebrado la noche del miércoles en el Hotel Palace.
Un ejemplo de unión entre estas dos culturas es la pareja formada por el cántabro Carlos Vallejo y la cubana Wendy Navarro. Vallejo comenzó su colección a finales de los años ochenta hasta reunir más de 300 obras, con independencia de la temática, el soporte y el lugar de procedencia del artista. «Me decanto por las piezas que despierten un sentimiento en mí, más allá del perfil del autor o si se trata de una pintura o una escultura», explica.
Vallejo se ha convertido en un referente en el mundo del arte contemporáneo con su recopilación de obras bajo el nombre de CV Colección. Una pasión que le llevó a ganar en 2014 el Premio de la Fundación ARCO, que reconoce la labor de los coleccionistas, tanto nacionales como internacionales, en sus diversos ámbitos de actuación.
Al trabajo de este cántabro se unió hace unos años la comisaria y crítica de arte Wendy Navarro. La cubana comenta que ambos llevan a cabo un seguimiento de los artistas y las obras que pueden llegar a formar parte de su colección.
Desde el país invitado ha llegado Alejandro Castaño para apoyar a los artistas colombianos y comprobar de primera mano las apuestas llevadas a la feria. «Es imposible ofrecer una representación completa del arte colombiano, pero la selección de obras exhibidas en ARCO es una pequeña muestra de gran calidad de lo que se está haciendo allí», indica.
Castaño no ve el coleccionismo como una inversión. Considera que tiene una responsabilidad a la hora de adquirir una nueva pieza. Por este motivo, busca apoyar a los artistas más jóvenes. «Con el dinero que invertiría en un autor más conocido puedo promover el trabajo de diez personas que están empezando y que son los que más lo necesitan», considera.
Asimismo, entiende que su labor como coleccionista no termina en el momento de la compra, sino que debe tener un compromiso con la cultura y la sociedad. Así, ha creado un espacio en Bogotá en el que expone sus más de 2.000 obras. «Por el momento es una colección destinada a estudiantes y gente del mundo del arte, pero me gustaría que con el tiempo pudiese estar abierta a cualquier persona», sostiene.
Sin embargo, ser coleccionista no significa tener que contar con un gran número de obras, sino sentir un afecto especial hacia el arte. Es el caso de Enrique López, quien no considera que forme parte del entorno VIP de los que adquieren las mayores y más cotizadas piezas. «Busco, dentro de mis posibilidades, comprar aquellos cuadros que permanezcan ligados al arte más clásico», afirma.
López se ha especializado en la pintura y valora cuando el artista, mediante su obra, logra llevarlo al pasado. Le interesa todo aquello que es innovador, pero sin cortes radicales. «Me atraen más los artistas de mi época, a los que he podido seguir a lo largo de su trayectoria. No me importa incluso si han fallecido, para mí su trabajo mantiene todo su valor», señala.
Un sentimiento generalizado de confianza en que la economía internacional está prosperando ha provocado que los artistas y las galerías hayan hecho una clara apuesta en esta edición por propuestas más arriesgadas. Un hecho que ha recibido el apoyo de los coleccionistas que han llegado a Madrid –y entre los que también se sitúan Eduardo Constantini, Jorge Pérez, Estrellita Brodsky, Francesca Thyssen o Patricia Sandretto, entre otros– con el deseo de comprar las últimas novedades del mundo del arte.
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