Peter Heller: «No quería que me compararan con Cormac McCarthy»
El éxito de «La constelación del perro», su primera novela, es un hecho: acaba de salir la segunda edición. Un libro que, bajo su apariencia distópica, esconde un canto al amor y una defensa de la naturaleza como refugio ante la fatalidad
La fiebre distópica que en los últimos años invade el panorama cultural, con «Los juegos del hambre» como rutilante estrella, ha hecho posible que, entre la uniforme multitud, haya surgido una historia tan hermosa que llega a cuestionar la propia definición del género. Se trata de «La constelación del perro» (Blackie Books), novela del estadounidense Peter Heller (Nueva York, 1959), un autor aventurero que lo mismo desciende en kayak por las aguas de la meseta tibetana que escribe sobre un mundo postapocalíptico donde la civilización se ha extinguido. En esa situación extrema sobrevive Big Hig, un héroe con inclinaciones poéticas (como el propio Heller) que no renuncia al amor eterno.
«La constelación del perro» fue su primera novela. ¿De dónde surgió la historia?
Quise escribir una novela desde que tenía once años, cuando leí por primera vez «En nuestro tiempo» , de Hemingway. Cuando me gradué descubrí que no puedes ganarte la vida siendo poeta y escritor de relatos. ¡Menudo shock! Así que me entretuve alegremente escribiendo para revistas. Cuando, finalmente, llegó el momento de sentarse y escribir una novela, no quería saber cómo iba a acabar. Hasta entonces, como sólo había escrito artículos periodísticos y no ficción, sabía lo que vendría después, qué sucedería. Cuando me senté a escribir quería experimentar la misma emoción que la que puedes sentir al descender en kayak un río nunca antes explorado: enfilas una curva cerrada y puede que te encuentres una cascada, un puma bebiendo y hasta cinco tipos apuntándote con arcos y flechas si estás en el río adecuado... nunca se sabe. Quería ser sorprendido así, asombrado. De forma que empecé La constelación del perro con una primera línea y me sumergí en la historia. Resultó ser la cosa más emocionante que he hecho en toda mi vida.
Pero, ¿por qué una novela en un mundo postapocalíptico?
Como he viajado por todo el mundo en expediciones, tengo muy claro que el ecosistema se está desmoronando. Empecé a estudiar la crisis de los océanos, la desaparición de las especies... La ciencia ha dejado muy claro que estamos inmersos en la sexta extinción de la Historia del planeta, causada además por nosotros. Pero uno no necesita conocer todos los hechos y las cifras para sentir las enormes pérdidas. Todos las experimentamos. En cierto sentido, una historia postapocalíptica era una manera de lidiar con esta realidad.
¿Qué puede contarme de Big Hig? ¿Hay algo de usted en él?
Como ya he dicho, empecé el libro con una primera línea. Estaba escuchando una voz. Unas líneas después, Hig dice: «Me llamo Hig, un solo nombre. Big Hig, si necesitas otro más. Si alguna vez me desperté llorando de un sueño, y no digo que me pasara, fue porque ya no quedaba ni una trucha». En cuanto dijo eso supe que escucharía su historia hasta el final. Estaba esclavizado. Y luego fue como si estuviera frente a mí, en una hoguera, en mitad de una noche ventosa, con las llamas ardiendo alrededor, contándome su historia. Fue increíble. Y aprendí que, después de todo, se parece mucho a mí. Huye de las cosas que me dan vergüenza y ama muchas de las cosas que yo amo: la pesca con mosca, estar en la montaña, su perro, recordar sus poemas favoritos, su mujer... Aunque él no soy yo: sabe cocinar.
¿Y qué me dice del contraste entre Hig y su vecino, Bangley?
La lucha diaria de Hig –y creo que puede aplicarse a todos nosotros– es la manera de estar conectado con las cosas que ama, de dar sentido a los momentos que componen el día. La misión de Bangley tiene que ver con la supervivencia pura y dura: dispara primero, haz preguntas después; no negocies nunca. Bangley piensa que Hig es desafortunado, blando. Pero Hig tiene su pequeño avión, es el explorador, y Bangley le necesita. Además, como ya he dicho, Hig sabe cocinar.
¿Es posible encontrar alguna razón para seguir viviendo en una situación como esa?
Por supuesto. Hig encuentra consuelo en los bosques, en los ritmos de un arroyo, en las frías estrellas durante la noche, en el poco contacto que tiene con las familias del Sur... Es suficiente, quizás.
Por cierto, ¿a usted con quién le gustaría pasar la eternidad?
Adoro a mi mujer y podría pasar mucho tiempo con ella pescando y de acampada.
¿Cómo definiría la historia si tuviera que inscribirla dentro de un género literario?
Nada más comenzar, cuando llevaba escritas sólo un puñado de páginas, simplemente guiado por la voz de Hig, me dije: «Hey, ¡esta es una novela postapocalíptica! ¡No quiero escribir una novela postapocalíptica!». En primer lugar, no quería escribir una novela de género y no quería que compararan mi libro con «La carretera». Un escritor debutante no quiere que lo comparen con Cormac McCarthy . Pero la voz era muy persuasiva y, después de unas cuantas páginas más, me di cuenta de que se trataba de un proyecto diferente, que Hig tenía una alegría incontenible de vivir, sentido del humor... No era tan sombrío.
¿De qué forma su pasión por la poesía le influyó a la hora de ponerse a escribir «La constelación del perro»?
La poesía que he leído, la poesía que amo, está en cada línea del libro. Me refiero a que esta novela es mi respuesta a esos poemas, a su música. Yeats, Eliot , poetas de la Dinastía Tang que me encantan, como Li Po, Wang Wei, Tu Fu... Su eco está presente en las páginas del libro. Cuanto más escribo, más me interesa la música del lenguaje, y la historia se articula a través de esas cadencias, no al contrario.
Es todo un aventurero y escribe para «Outside Magazine», «National Geographic Adventure» y «Men’s Journal». ¿Qué papel desempeña la literatura en su vida?
Lo que más me gusta es la literatura, la poesía, la ficción lírica. Incluso cuando escribo artículos de aventuras sobre, por ejemplo, descender en kayak un río salvaje en el Pamir con un montón de rusos, siempre intento ser fiel a esa pulsión, escribir los encargos como escribiría un relato.
Si tuviera que elegir, ¿con qué se quedaría: ficción o no ficción?
Qué quiere que le diga, una vez que empiezas a hacer todo esto, ya no hay vuelta atrás.
Como ha dicho, sus expediciones le han llevado a sitios muy remotos y peligrosos. Me pregunto si alguna vez, en esos lugares, ha tenido la sensación de que era el último habitante en la Tierra.
Recuerdo un día, luchando sobre un empinado espolón en la nieve, en los profundos bosques de rododendros de Tsangpo Gorge , en el este del Tíbet. Yo bajé entre el bambú hasta la playa de arena del gran río. Aguas arriba, los picos del Himalaya estaban envueltos en nubes, entre jirones de niebla en los flancos boscosos, con cascadas crepitando por los salientes. Entonces, vi a un gran águila cruzando el río, miré hacia abajo y había huellas de leopardo que se sucedían en la arena. Sabía que me encontraba en un lugar en el que sólo habían estado antes un par de hombres. Es una sensación impresionante, que te llena de humildad.
Creció en Nueva York: ¿qué tipo de niño era?
Crecí en Brooklyn Heights , justo en el puerto de Nueva York. Los barcos siempre captaban mi atención y me pasaba el día escalando entre los edificios. Solía subir por la parte trasera del garaje de la casa de un amigo y me dejaba caer por el tejado. A su madre casi le da un infarto. Me encantaba la poesía y leía y leía, y soñaba con adentrarme en el mar o en la furia de las montañas.
Y, en ese ambiente, ¿cuándo apareció la literatura en su vida?
Hacia los cinco o seis años. Mi padre me leía poesía cada noche. Recuerdo que me leía a E. E. Cummings cuando tenía seis años. Un buen motivo para llamar a los Servicios Sociales, ¿no cree? Algunos de esos poemas… simplemente me encantan. Quería ser capaz de hacer justo eso.
¿Qué está leyendo ahora? ¿Y qué novela encontraremos siempre en su escritorio?
Ahora mismo estoy casi esclavizado con un autor que escribe en español. «Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero» lleva un tiempo encima de mi escritorio. Estoy leyendo las novelas muy lentamente, no quiero que se terminen. Mutis es un gran escritor, tan bueno como Conrad . Me encanta este libro.
¿Y qué será lo próximo que escriba, qué tiene en mente?
Creo que una historia sobre el mar. Crecí al amparo de Melville, Conrad, London, y no puedo estar mucho tiempo lejos del océano.
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