arte
Javier Núñez Gasco en el EACC: «Como espectador, soy inconstante»
El Espai de Arte Contemporáneo de Castellón se convirtió primero en escenario y ahora en sala de exposiciones del ambicioso proyecto «Fuera de acto», de Javier Núñez Gasco
La cita se le atribuye a Chéjov, aunque nunca la escribió: «Si en el primer acto aparece una pistola, en el segundo, se tendrá que disparar». Con ella, el dramaturgo se refería a que nada supletorio debe interrumpir la narración. Así ocurre en el proyecto en varios «actos» que Javier Núñez Gasco ha preparado para el Espai de Castellón y que condesa su interés por las artes escénicas. Si la semana pasada unas performances «explicaban» al espectador una serie de obras ausentes en sala, desde hoy, esas piezas se experimentan físicamente o desde el recuerdo. Es la mecánica de Fuera de acto.
Debo preguntarle por su relación con las artes escénicas, base de este proyecto.
Viene de una invitación en 2002 del Teatro de Praga para realizar una obra. Ellos conocían mi trabajo en los que yo me servía de los medios, y consideraban que era un artista que «provocaba realidades». Su intención era crear una pieza teatral en la que la realidad externa al teatro entrara en él. Es así como nació Título, que se representó un mes y que dio pie a otras colaboraciones con ellos. También me he interesado por la danza y colaborado con el coreógrafo portugués Rui de Horta .
¿Y qué le interesaba a usted del teatro? ¿Por qué se abría una brecha en su trabajo?
«Ha sido como hacer una pieza de teatro con agentes sociales y de la realidad del día a día»
Mi contacto con las artes escénicas fue sorpresiva. No conocía nada. Pero me interesaron sobre todo los acuerdos preestablecidos que hay entre público y actores , que no distan mucho de los del arte. Esa estructura genera un engranaje y unas pautas. La mayoría de mis trabajos tienen realción con eso: con cómo es posible cambiarlas. Así mismo, me sigue interesando el papel del espectador, porque es el que da contenido al trabajo, siempre.
Ese es el eje principal de «Fuera de acto».
Así es. Me interesa analizar cómo el espectador da contenido a las obras y cómo las obras no sirven para nada sin él. Aquí recupero obras anteriores y que significaron algo en su momento para el teatro, pero que, al entrar en el museo, cambian la realidad del espectador.
Para eso se planteó romper una regla básica del teatro: que la ficción que tiene lugar en el escenario se asume como real.
No se trata tanto de romper las reglas, sino de establecer otras nuevas. De esta manera, agentes externos al arte y al teatro entran en escena. Es como hacer una pieza de teatro con agentes sociales y de la realidad del día a día. Porque igual que hay acuerdos en el mundo del arte y en el del teatro, los hay para vivir en sociedad.
Como en el teatro clásico, «Fuera de acto» se ha dividido en tres «actos» o partes...
Hay un cuarto: el catálogo...
El primero fue un taller para «educar» a sus «performances» (a los que llama «contadores»). Luego fueron las «performances» de la semana pasada, que describían unas obras de arte. Y ahora es la exposición, con esas piezas, que entran en la sala, junto a las generadas durante la preinauguración. Tras la experiencia, ¿tanta diferencia hay entre teatro y «performance»?
«Me sigue interesando el papel del espectador. Es el que da contenido al trabajo, siempre»
Lo que me diferencia de lo uno y lo otro es que a mí me interesa orquestar a agentes externos de ambos mundos. Y que, que de lo ocurrido en el museo (en el que la policía llegó a entrar y se lio a tiros como parte del proyecto), no estaba avisado el espectador. En mi caso, el acuerdo entre público y actores no está tan claro. Se ha escrito mucho sobre realidad y ficción. Pero todo son realidades. Es más correcto hablar de tipos de realidades, que a mí me gusta mezclar. Porque es así como yo consigo enlazar mi trabajo con lo social, estableciendo acuerdos con otros para construir algo.
¿Qué pasa cuando las acciones son sustituidas por objetos?
El que estuvo en las performances sólo pudo llevarse trocitos de las obras, porque los contadores no estaban pendientes de ellos y se movían. Pero no importa no haber ido. El visitante, ahora, va a ver trabajos relacionados con el espectador y su mirada. La muestra se centra en cómo un objeto lo es por el hecho de insuflarle un sentido. Y cómo una misma idea se puede refugiar en muchos objetos.
Me quedo con una frase suya: «Me considero público».
Me considero el primer espectador de mi trabajo. Y no constante, pues nunca me acerco a ver las cosas de la misma manera, dado que estoy influído por todo. Intento huír de las miradas prejuiciadas, de tener que ver las cosas de determinada manera por ser artista. Pertenezco al circuito artístico pero no me interesa. Soy un público cambiante de mi trabajo y del de todos los demás.
¿Y qué le interesa de los otros públicos?
«En mi caso, el acuerdo entre público y
actores
en las obras no está siempre claro»
No creo que me interese que sean una cosa u otra, sino que sigan moviéndose. Que no exista una mirada de público como entidad, sino que surjan muchas miradas. Mentes abiertas.
Aunque la temática aquí haya sido muy concreta, se habrá reencontrado con todos sus intereses como artista.
Cuando empiezas un proyecto tan ambicioso como este, acaban entrando todos los demás. Desde que comencé, han surgido mil ideas para seguir desarrollando. Y eso es porque me interesa todo. Creo que el hecho artístico no se genera sólo en su ámbito. Me seduce todo lo que implique a la persona, su cuerpo, y suponga un ejercicio de búsqueda, de ruptura o relectura de la norma.