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Daniel G. Andújar: «Internet no nos ha traído más democracia»

Daniel G. Andújar habla sobre el fanatismo utópico que rodeó el nacimiento de Internet, sobre la tecnología como sistema de control. La exposición «Sistema operativo», en el Museo Reina Sofía, recoge veinte años de trabajo de este clásico del «net.art»

Daniel G. Andújar: «Internet no nos ha traído más democracia» belen díaz

paloma torres

Aunque ante la digitalización que vive nuestra sociedad utiliza expresiones como «este nuevo diógenes digital, esta nueva locura», aunque advierte que estamos alcanzando un nivel de complejidad que casi nos impide abarcar el mundo que nos rodea, a pesar de confesar que empezamos a vernos incapaces, la conversación y el discurso artístico de Daniel G. Andújar parecen más dirigidos a concienciar que a denunciar.

Andújar forma parte de lo que él considera un «gueto»: el núcleo duro de los artistas clásicos del net.art . Observó con ojos de científico cómo nacía Internet en los años noventa. El mundo digital era entonces una promesa de libertad, pero allí se colaron las jerarquías de poder y las desigualdades entre los que tienen acceso a esa nueva sociedad de la información y los que no. La exposición Sistema operativo , en el Museo Reina Sofía, recoge veinte años de trabajo. Y habla sobre ellos vestido de negro, y su ropa contrasta con el banco blanco en el que nos sentamos, en medio de unas paredes casi vacías. Hace frío y tampoco las pocas piezas colgadas son cálidas. En la sala sólo hay unos papeles pegados: « Access to technology is a Human Right ».

¿Que significa eso, el acceso a la tecnología como un derecho humano?

«Lo que llamábamos puertas al campo de Internet ahora son fosos»

Yo he ido observado una brecha digital que se empieza a crear en los años noventa. Con el paso a la llamada «sociedad de la información» el mundo físico comienza a desmaterializarse. Antes teníamos el norte y el sur, los ricos y los pobres... Y yo me di cuenta de que los cambios que se estaban produciendo iban a crear una nueva jerarquía social entre ricos y pobres tecnológicos. Entre gente que tiene acceso a la información y a la comunicación porque tiene los conocimientos o el contexto económico para pagar un ordenador, el teléfono, la electricidad y gente que no. La palabra clave es el acceso. Alguien que no lo tenga va a estar viviendo en la exclusión.

Usted puede echar la vista atrás de manera privilegiada. ¿Qué ha cambiado en veinte años de implantación digital?

Al principio había un fanatismo utópico. Había una promesa de democratización absoluta... que no se ha cumplido. La primera promesa incumplida es que Internet no era para todos: no todos tienen acceso a los contenidos y, desde luego, no nos ha traído más democracia. Se globaliza el capital, se globaliza la política y, sobre todo, se globaliza la economía: Internet nos ha traído un casino global. Se juega a la bolsa 24 horas, 365 días al año. Pero nosotros, la sociedad, no nos hemos podido globalizar.

Su arte desvela las estrategias de control que se esconden en la red. ¿Se van a reforzar después del atentado de París?

«Todas las tecnologías de la información son tecnologías de vigilancia»

Sí. Cada vez que pasa algo así, los gobiernos aprietan el acelerador y tienen excusas para una mayor regulación de los sistemas de control. Lo que llamábamos puertas al campo ahora son puertas, ventanas, muros, rejas, fosos... La tecnología es un sistema de absoluto control, está basado en eso. Yo, al principio, utilizaba hasta criptografía a nivel militar, algo que está prohibido ahora mismo.

¿Quería burlar a la vigilancia?

En el grupo Irational entendíamos que cualquier sistema social se basa en la privacidad. Esto cada vez es más difícil. Todas las tecnologías de la información son tecnologías de vigilancia. En la red no existe, como Foucault definía, una torre de control y centro de poder donde tú te sitúas y ves sin ser visto. Tú a la vez eres vigilante y vigilado, emisor de contenidos y receptor de contenidos.

Expone una pieza en la que escribe sobre la arena de la playa «Estamos vigilando». ¿Son conscientes de ello las nuevas generaciones, nativas digitales?

Los nativos digitales ni siquiera piensan que han perdido la privacidad, porque no tienen una referencia anterior. A nosotros, cada paso nos suponía tener que aceptar una pérdida de identidad y privacidad. Yo me hice Facebook para conectarme con mis alumnos de Corea del Sur. Y, una vez que te haces, es como quien firma un contrato con el demonio: mucha gente no es consciente de que renuncias a todo lo que pones allí.

«Soy feliz cuando alguien se fija en lo que hay detrás del móvil, de los gobiernos»

Yo voy a intentar comprender cómo es esta generación que son capaces de vivir absolutamente en una sociedad en la que renuncias a todo. Cuando tengan treinta y cinco años y uno de ellos sea presidente de los EEUU, Facebook publicará un libro que serán los primeros treinta y cinco años del presidente X. Facebook se hará rico, venderá millones de copias con todas las fotos de él: la primera novia, la primera fiesta, el primer canuto de marihuana...

Veo que intenta que cale el espíritu crítico.

Me interesa la cara B, la estructura, el lenguaje puro. Soy feliz cuando alguien adquiere capacidad crítica y se fija en lo que hay detrás de los gobiernos, del teléfono móvil... en que hay cien o doscientas personas trabajando para que un futbolista te venda unos calzoncillos.

Daniel G. Andújar: «Internet no nos ha traído más democracia»

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