arte
Room Art Fair 4, o la suerte de elegir la habitación de hotel correcta
En su cuarta edición, la feria de arte emergente Room Art Fair vuelve al hotel que la vio nacer. Se apuesta por un formato más reducido, lo que hace que salten a la vista más fácilmente sus aciertos y sus deficiencias
La semana pasada, los responsables de la oficina de proyectos Hago Cosas , paraguas en el que se inscribe Room Art Fair (RAF) , nos explicaban que, para 2014, habían apostado por un modelo más pequeño de feria y el regreso al hotel en el que celebraron la primera edición: «El Mayerling es un espacio en el que nunca hemos dejado de estar porque allí se ha desarrollado siempre Jaal (su otra feria, la especializada en fotografía). Durante el segundo y tercer año de RAF crecimos, y eso provocó el cambio. Pero necesitamos que el hotel con el que nos implicamos nos ayude y no nos ponga cortapisas». Para esta cuarta entrega, la que se desarrolla desde el viernes y hasta este domingo, es fácil intuir, por un lado, que la mudanza se ha debido a la necesidad de que el producto sea comprendido por quien lo aloja (lo que respondería al traslado forzoso), mientras que, por el otro, que en la reducción del número de expositores (de los cinco proyectos comisariados a tres; de las cerca de treinta galerías convocadas en 2013 a 15 este mes de noviembre) ha tenido algo que ver la crisis.
Dos por el precio de uno
Aún así, RAF sigue siendo una feria asequible para los que a ella acuden como galeristas. Fuentes consultadas nos corroboran que el precio medio por participación es de unos 800 euros, aunque este año se ha incluido por vez primera otra modalidad: la de un pago superior de 1.450 euros (más IVA), que supone además la presencia del contratante en la próxima edición de Jaalfoto : «De esta forma se están asegurando que cuentan con tu galería para la otra feria, aunque a nosotros nos supone pagarla cinco meses antes», exponen. También es una cita barata para los compradores. Este año, las piezas más asequibles las hemos encontrado en la aragonesa Victoriae (10 euros las obras seriadas –aunque con un toque final de la artista– de Agnes Daroca) o en los falsos platos de loza (en realidad son de plástico, pero muy bien disimulados), de Cristóbal Tabares, en Metro (a 60 euros la unidad), con precios medios que no se disparan más allá de los 1.400 de Marcelo Urtiaga en Bisualeko Art Factory o los 2.00o de Bruce Labruce en LaFresh.
RAF no es una feria para vender, aunque sí para hacer contactos
Sin embargo, si en algo coinciden casi todos los galeristas presentes, es que RAF no es una feria para vender, aunque sí para hacer buenos contactos y dar visibilidad a los artistas. «Lo que más se demanda aquí es ilustración –comentan desde 3K Art , una plataforma on line que pone en relación a artistas y comisarios para hacer proyectos conjuntos en la web–. Nosotros volvemos por segundo año porque es una feria cercana y con un público que se adecúa a lo que buscamos». Bajo la cama de su habitación, un manifestante caído «en acto de servicio» (escultura de Carlos González Castrillo , uno de los autores más demandados en este espacio). Para el director de Canals, de Sant Cugat del Vallès, «nos gustó el ambiente en 2013 y por eso repetimos. Esta es una gran plataforma para acercarse a un público joven y para promocionar a los nuevos artistas», como sus Genís Fernández y Neus Colet .
Una planta más arriba, por favor
No les hago perder el tiempo y les cuento que las propuestas crecen en interés cuanto más cerca de la azotea se encuentre la habitación. De hecho, no deben perderse los tres proyectos comisariados por Absolut (en la planta quinta), única sección de la feria donde las obras no están a la venta («lo que no quita para que ahora hagamos contactos y empecemos a hacer llamadas a partir del lunes», nos corrigen sus integrantes). El más sólido y comprometido con su causa, el de la falsa galería Ákaro (sí: esos bichitos que provocan alergia al polvo, pero mal escrito), de los falsos galeristas Daniel Pizarro y Garazi Ansa. Las reglas son claras: solo tres artistas pueden entrar en los ámbitos comisariados. Nuestros protagonistas apuestan por tres proyectos de creadores «anónimos», lo que permite invitar a un número ilimitado de artistas. Y esos tres proyectos van desde la creación de un logo para la no-galería (la representación de un ácaro), hasta la reinterpretación de obras de grandes creadores de todos los tiempos («atacadas» ahora por los «bichines»), o un archivo de grandes autores que han trabajado con el polvo (Ignasi Aballí lo encabeza).
En la pared contigua, mucho brilli, brilli. No en vano, la argentina MsNina (comisariada por Adriana Cereijo) convierte su habitación en la de una adolescente de los noventa (todo muy pop, muy rosa, muy acaramelado), con relecturas actuales que provocan la sonrisa. Por su parte, los artistas Nino Maza & Celine Beslu se comisarían a sí mismos (y en ocasiones trabajan a cuatro manos) en su relectura de lo individual y lo colectivo, y los choques y dependencias que su encuentro provoca: «Una habitación es un reflejo del espacio en el que cada uno de nosotros nos creamos, pero también nos destruimos; en el que el guerrero se despoja de sus armas; en el que brotan nuestras obsesiones y se desarrolla nuestra sexualidad...», explican. Todo ello queda reflejado en los armarios, la cama, la ducha y hasta el inodoro.
A un amigo no se le dice que no
Una planta más abajo, LaFresh irrumpe después de mucho tiempo en una feria en Madrid. «No podíamos decirle que no a los organizadores. Son grandes amigos». Esta firma ha apostado por autores como David Delfín o Gorka Postigo. A Nacho Torra le han «castigado» en el baño. Una galería que no han fallado en ninguna de las cuatro ediciones: Metro. Además de al mencionado Tabares, repite con David Catá (siempre convincente, aunque no venga con obra nueva). Pero nuestros espacios preferidos (y hemos de decir, sin desmerecerlos, que echamos de menos a La Gran , Art Deal Project , Ink Art Movement o Mondo Galería) son aquellos que realmente han hecho un ejercicio de interiorización del espacio, con proyectos comisariados.
Mad is Mad nos descubre que todos somos «frágiles y fuertes» (Alba Pérez Mansilla), «tiernos» (Miu Mirambell) y «morbosos» (Andrés Torres Rivas). Los de Plan 9 Art Space se presentaron con Manu Mime al programa comisariado, pero la fería consideró que debía estar «partiendo la pana» entre los que se reparten las ventas. Bernardo Paz, Efe Suárez, Pablo Álvares y Plástica esbozan su sólida apuesta por la ilustración. Imprescindible Factoría de Arte y Desarrollo , con un potente adelanto de la próxima individual en su espacio de Guillermo Martín Bermejo, los ídolos pop en loza de José Antonio Roda, los dibujos con bolígrafo y rotulador de Javi al Cuadrado y las fotos 3-D de Bolo Blas (con presentación de libro incluído).
RAF sigue siendo una feria asequible para los que acuden como galeristas
Más fogonazos: el deseo de formar parte de la historia familiar (una lectura de la identidad, pero desde otra perspectiva) de Oriol Panadés en Espacio Plano B (que también apuesta nuevamente por una siempre fresca Paulova); la fuerza de un espacio con apenas unos meses de vida en Madrid: Combustión Espontánea (sus bazas, el street art de Gato Chimney y Andrés Magán); el autor que provocó la primera venta a primerísima hora del viernes: Pascal Font en Victoriae; la poética del desecho en E1000 (); la fotografía de César Lacalle y Ferdinand Vykoukak en Abunai (que han metido la cama en el baño y han acabado con el mito de que los galeristas duermen en las habitaciones)... Esta es, para los organizadores, una feria de transición. El año que viene amenzan con otra mudanza y grandes sorpresas. Pero no sueltan prenda. De momento, busquen la habitación adecuada y cuelguen el cartel de «no molestar».