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Javier Duero (Pista34): «El trabajo en red es la marca de la casa»
Superar la figura del comisario de exposiciones es una de las metas del equipo multidisciplinar Pista34, capitaneado por Javier Duero y con varios proyectos entre manos
![Javier Duero (Pista34): «El trabajo en red es la marca de la casa»](https://s2.abcstatics.com/Media/201411/07/javier_duero_2--644x362.jpg)
Los proyectos de Pista34 no se limitan a comisariar y montar exposiciones, sino que buscan crear redes entre distintos actores del mundo del arte y entre este y la comunidad artística. Hablamos con su coordinador, Javier Duero, sobre sus últimos trabajos para instituciones como Injuve , la Sala de Arte Joven o la Real Academia de España en Roma.
«Vamos a participar del proyecto que sitúe en el siglo XXI a la Academia de España en Roma»
El proyecto que están comisariando para Injuve se titula «Reset». ¿Qué es lo que se «resetea» y cómo?
Recibimos la invitación de Injuve para reactivar la Sala Amadís, que es un espacio histórico. Injuve lleva más de 25 años dando premios a artistas jóvenes. A partir de la última convocatoria –que fue en 2012, con la exposición en Tabacalera que comisariamos nosotros–, Injuve entra en un periodo de reflexión y surge un cambio estratégico: pasar de premios a ayudas. Esta activación de la Sala Amadís significa poner en marcha un espacio donde se presentan los proyectos beneficiarios de las ayudas y donde se genera una dinámica de formación, de producción, de encuentro y de intercambio de conocimiento que no es la típica de la sala de exposiciones. Y transversal: hablamos de artes visuales, de diseño, de literatura, de artes escénicas, de artes musicales...
«Circuitos» celebra los 25 años de la muestra de arte joven de la Comunidad de Madrid. ¿Cómo se ha conjugado la mirada al pasado con la proyección de futuro?
Nos pareció que había que replantear ciertas cuestiones. La exposición va a estar conectada con una serie de actividades en todo el territorio de la Comunidad. Y el año que viene vamos a hacer una publicación que se va a llamar Appendix 25, donde vamos a invitar a profesionales que han participado en el circuito en los años 90 y en los 2000 a reflexionar cómo era ese contexto de trabajo, qué significaba comisariar y cómo era la relación con la producción de arte joven, por qué se produce esa diáspora a finales de los años 90 y a principios de los 2000 de artistas que se marchan de Madrid.
Planteamos también el propio display expositivo, qué significa trabajar en el cubo blanco y si se pueden articular otras estrategias. Y en marzo del año que viene vamos a presentar Appendix 25 con un evento para el cual hemos hecho una selección de instituciones y organismos públicos que trabajan desde hace años en el apoyo a la creación emergente; vamos a analizar con todos qué estrategias, qué presupuestos, qué dinámicas, qué técnicas de mediación, qué visiones hay para saber cómo se trabaja en el País Vasco, en Cataluña, en Galicia...
¿Eso es apostar por la recentralización o el perfeccionamiento de la descentralización?
Somos muy conscientes de que la descentralización en nuestro país ha traído cosas muy positivas, pero tenemos dudas de que en cuestión de producción cultural no haya generado una suerte de modelos muy diferentes, asíncronos y no vertebradores, que no han colaborado, no han vertebrado los territorios y se han producido unas asimetrías brutales. Todos tenemos que aprender de todos, estaría bien generar ese diálogo en Madrid.
«Cualquier emprendedor, también un artista, necesita un espacio para trabajar»
También hemos generado específicamente con Cataluña un acuerdo de colaboración con la Sala d’Art Jove . Igual que la Sala de Arte Joven, depende de su gobierno regional, pero ambas instituciones nunca habían trabajado juntas. Vamos a hacer en enero dos encuentros, uno en Madrid y otro en Barcelona. Encuentros, no tanto académicos o profesionales como orientados a generar un contexto de reconocimiento, de que se pertenece a un sector común.
También se van a hacer cargo de la gestión de las becas de la Real Academia de España en Roma .
Ya el año pasado nos invitaron a ser evaluadores en medio de un gran cambio en la Academia: cambian los evaluadores, cambian los responsables en Madrid de la AECID y cambian los responsables de la Academia, tanto el director como el secretario. Había una decisión trascendental por parte de la AECID : actualizar el modelo de desarrollo de la Academia, convertirla en un espacio de producción simbólico que ponga en valor todo el trabajo que los artistas hacen y conectarlo con una serie de centros de producción de referencia tanto en Iberoamérica como en Europa. Es un plan que supone poner a la Academia en el siglo XXI.
¿Cuál será su papel?
Vamos a trabajar con un equipo que va a tener dos misiones: ser mentores de los trabajos de los artistas, en los que estaremos nosotros de coordinadores, y trabajar con personas españolas e italianas –no podemos avanzar nombres– que van a ser muy buenos embajadores a la hora de articular una red. El encargo técnico es comisariar la exposición de los proyectos en Roma en junio y al año siguiente en la Real Academia de San Fernando . Nosotros hemos aprovechado este cambio de contexto. Todo el equipo viene de nuevas –tanto el director, como el secretario– y hay un elenco de artistas excepcional, con Carlos Pazos, Almudena Lobera ... No son sólo artistas visuales, hay arquitectos, hay diseñadores, hay investigadores y hay autores de novela gráfica.
«No conocemos muchos artistas para los que haber salido fuera haya sido un fracaso»
Se van a realizar presentaciones públicas de proyectos, visitas de estudio, sesiones de networking; vamos a hacer un mapeado de Roma y de Italia identificando agentes e invitándolos. Conectar a los becados con esas redes institucionales de festivales de vídeo, de residencias de artistas, con centros de recursos e investigación. Es decir: en unos años, la Academia pudiera ser un espacio de producción de referencia para mucha gente como otros en Europa.
¿Cuáles son las principales necesidades de los artistas jóvenes en este momento?
Cuando hablas con los artistas jóvenes, sobre todo los que ya están estudiando la carrera, una cosa que te dejan muy clara es que un artista necesita un espacio para trabajar. Y no es un espacio simbólico: un artista no puede trabajar en su casa con el ordenador, necesita un entorno creativo que le permite recibir personas, que le permite pensar y reflexionar, separar un poco su vida. Estaría muy bien que se visibilizara en ciudades como Madrid –donde hay decenas de miles de locales vacíos– que se entendiera que no solamente los artistas, sino cualquier tipo de emprendedor necesita espacios para trabajar.
Otra necesidad sería una formación muy específica orientada a la profesionalización. Desde cómo construir el statement, cómo elaborar un buen dossier, como entender el sector. Y entender el sector significa asumir unas reglas de juego, entender cómo se establecen los circuitos de visibilidad, pero también los de legitimidad, identificar a los agentes profesionales que se mueven en ese sector.
«La descentralización generó modelos asíncronos y no vertebradores»
Un tercer elemento es la movilidad. No conocemos muchos artistas para los cuales haberse ido fuera de España sea un fracaso; puede haber sido un trauma, pero nunca lo vemos un fracaso. Y todos los que vuelven, aunque han vivido situaciones duras por la precariedad, el retorno que obtiene es influencia, es inspiración, es recursos, es conocimiento, es red de colaboradores, son contactos. Vuelves con la mochila muy llena.
¿Qué se puede hacer en ese sentido?
En términos de visibilidad, los archivos y las bases de datos son esenciales. Y están muy fragmentados, muy disgregados: en Asturias hay uno, que depende de LABoral ; en Castilla y León hay otro que está en el MUSAC . En Madrid tenemos el archivo de creadores alojado en Matadero , y la antigua SEACEX tenía un archivo físico el cual consultaban los comisarios extranjeros. Cuando Robert Storr comisaría Venecia en 2007 y viene a Madrid, va a SEACEX e Ignasi Aballí va a la Bienal porque Storr le ve en ese archivo; si no hubiéramos tenido ese archivo habría sido una bienal sin artistas españoles.
Luego estará el mercado...
Es sorprendente como ya un treinta o cuarenta por ciento de los artistas jóvenes no asumen como fin prioritario el trabajar con una galería. Entienden que para lanzar sus carreras necesitan investigar, formarse, tener trabajos «alimenticios» y, con ellos, invertir en su propia producción. Ya no es esa obsesión o esa presión por tener la galería con 25 años y que toda la producción vaya derivada a venta en el mercado. En ese sentido, la crisis les ha hecho más realistas. Hay otro grado de compromiso, hay otro grado de interés por el retorno social; hay una cierta corresponsabilidad con cuestiones que se están debatiendo entre la ciudadanía y los movimientos sociales. Hay ya un sector de artistas jóvenes que trabajan con estos temas, que colaboran, que entienden que todo es una cuestión de comunidad, que están en coautoría.