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Juliette Binoche: «Nunca le doy las riendas de mi trabajo a un director»

La actriz francesa protagoniza «Nadie quiere la noche», la película de Isabel Coixet que inauguró la 65 edición de la Berlinale

Juliette Binoche: «Nunca le doy las riendas de mi trabajo a un director» efe

david martos

Un Berlín nevado recibió ayer al equipo de «Nadie quiere la noche». La última película de Isabel Coixet ha inaugurado la Berlinale, adonde ha llevado la historia real de Josephine Peary, la mujer del presunto descubridor del Polo Norte en 1908. Ella deja las cálidas estancias de Washington para intentar reunirse con su marido antes del momento cumbre, pero a cambio encuentra desolación, frío y el descubrimiento de una vida que desconocía, la de los esquimales. ABC charla con Juliette Binoche, que a sus 50 años da vida a esa mujer fuerte que debe desprenderse de su coraza social.

-Es obligado compadecerla por el frío que debió de pasar en el rodaje...

-¡Está muy bien que me lo diga! Porque hacía muchísimo calor en el estudio, con tantas luces, con pieles por todo el cuerpo. Así que, si le parece que hace frío en la película , es que hemos hecho bien el trabajo. ¡Qué alivio! Solo estuvimos diez días en Noruega, sobre la nieve real. Diez días de dos meses. Después, en Bulgaria y en Tenerife.

-¿Cómo llegó a sus manos este guión de Miguel Barros?

-Isabel me llamó por teléfono y me dijo que si yo no hacía el personaje la película nunca se rodaría. Así que le dije que leería el guión. Yo creo que ella me había visto en «Camille Claudel» y necesitaba a una actriz que estuviera dispuesta a enfrentarse crudamente al personaje. Cuando leí el libreto me enamoró.

-¿Y cómo se aproximó de esa forma «cruda» a Josephine Peary?

-El personaje me gustó porque tenía que desprenderse de muchas cosas, tenía que transformarse. ¡Como todos nosotros! ¡Si no nos transformamos, morimos! La verdad es que normalmente soy muy fuerte, me puedo meter en las emociones de un personaje y salir con facilidad, pero esta vez me quedé destrozada. ¡Es que ella es una mujer abandonada! Y me tocó algo por dentro que no puedo controlar...

-¿Es Coixet una directora tan peculiar como parece?

-Su forma de hacer películas tiene que ver con su manera de manejar la cámara, que lleva ella misma. Se mete en las escenas y se dirige siempre hacia lo que le atrae, de personaje en personaje. La cámara es una brocha e Isabel es una pintora, libre de ir a donde quiera. Ella no nos dirigía con palabras, tú simplemente sentías cuándo a la cámara no le interesaba lo que hacías. Con este sistema nunca sabes si vas a salir en la toma y eso está muy bien, porque tienes que estar preparada en todo momento.

-¿No es inquietante para un actor que el director lleve la cámara?

-¡No, me encantó! A mí me gustan todas las experiencias que suponen algo nuevo, y con esa manera ella se aseguraba de estar dentro de la película . ¡Dentro! Es una respuesta a su necesidad de ser parte de la historia. Y lo entiendo perfectamente. Además, me trajo recuerdos melancólicos. Yo soy muy mayor y ya trabajaba antes de que hubiera combos en los rodajes, antes de que los inventara Jerry Lewis para poder dirigirse a sí mismo.

-¿Cómo ha sido su relación con los cineastas?

-Cuando empecé mi carrera como actriz siempre quería estar cerca de los directores, porque elegí esta profesión para rodearme de otras personas como yo. De hecho, si decidí no ser pintora fue porque requiere pasar mucho tiempo sola. Quería estar con alguien para poder crear. Y tantos años después sigue siendo fascinante el círculo que se crea entre los artistas y los técnicos.

-Y su consejo será muy valioso a la hora de abordar un guión...

-Como actriz trabajo mucho preparando los personajes. Mi trabajo es estar lista para el director. Y, aunque a veces elija no prepararme, porque esos nervios pueden ayudarme precisamente a componer el personaje, un actor tiene que dirigirse a sí mismo. Tú tienes que conocer el arco de tu personaje. Nunca le doy las riendas de mi trabajo a un director, porque yo también soy artista e independiente.

-¿Cómo funciona su proceso de elección de personajes? ¿De qué depende?

-Únicamente de la intuición. La decisión sobre este papel fue muy difícil, porque la manera de hablar de Josephine tenía que estar ajustada a la realidad. ¡Habla mucho! ¡Y es americana! Ese acento es difícil para mí, soy francesa.

-¿Se considera disciplinada? ¿Prepara todo a conciencia?

-¡Tienes que tener disciplina! Yo sabía que este personaje empezaba como un pavo real y acababa como un perro. Josephine tenía que descender desde su educación hasta una situación de supervivencia.

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