Casi 40 millones por el Códice Sassoon: La Biblia hebrea más antigua y completa ya es el manuscrito más caro vendido en subasta
El Códice Sassoon fue adquirido por el ex diplomático estadounidense Alfred Moses en nombre de una organización sin ánimo de lucro que la donará al Museo ANU del Pueblo Judío en Tel Aviv
La fascinante historia nunca antes escrita de los Rollos del mar Muerto

El Códice Sassoon, la Biblia hebrea más antigua y completa descubierta, se ha convertido en el manuscrito más valioso jamás vendido en una subasta tras alcanzar la cifra récord de 38,1 millones de dólares (35,2 millones de euros) en una subasta en Nueva York.
Tras una batalla de cuatro minutos entre dos pujadores en Sotheby's, la Biblia datada a finales del siglo IX o principios del X fue comprada por el ex diplomático estadounidense Alfred Moses en nombre de una organización sin ánimo de lucro estadounidense que la donará al Museo ANU del Pueblo Judío en Tel Aviv, Israel, dijo la casa de subastas.
«La Biblia hebrea es el libro más influyente de la historia y constituye la base de la civilización occidental. Me regocija saber que pertenece al pueblo judío», dijo Moses, quien fue embajador de Estados Unidos bajo la presidencia de Bill Clinton.
La venta superó los 30,8 millones de dólares pagados por el manuscrito Codex Leicester de Leonardo da Vinci en 1994 como el documento manuscrito más caro jamás vendido en una subasta.
El documento histórico que ha sido vendido por más dinero sigue siendo una de las primeras impresiones de la Constitución de Estados Unidos, que Sotheby's vendió por 43 millones de dólares en noviembre de 2021.
Con una antigüedad de más de mil años, el Codex Sassoon es uno de los dos únicos códices, o manuscritos, que contienen los 24 libros de la Biblia hebrea que han sobrevivido hasta la era moderna. Lleva el nombre de su anterior propietario, David Solomon Sassoon (1880-1942), que reunió la colección privada de textos judíos antiguos más importante del mundo.
Autentificado por la prueba de carbono 14 y en un estado de conservación excepcional, solo le faltan 12 hojas, y precede a la primera Biblia hebrea completa, el Códice de Leningrado, en casi un siglo.
Los manuscritos bíblicos más antiguos que se conservan son los Rollos del Mar Muerto, datados entre el siglo III a.C. y el I d.C. Después transcurrieron casi 700 años de silencio en los que solo sobrevivieron unos pocos fragmentos de texto hasta que a principios de la Edad Media los masoretas comenzaron a compilar la Biblia hebrea, que se transmitía oralmente, y estandarizaron su texto.
A este proyecto pertenece el Códice de Alepo, compilado hacia el 930 d.C., del que solo han sobrevivido menos de 300 de sus aproximadamente 487 páginas originales. Este manuscrito, que sirvió de ejemplo para los escribas, pudo haber sido consultado por el masoreta que copió en el códice Sassoon las notas de la Masorah, los comentarios que aseguran la correcta inscripción y recitación del texto bíblico.
Una historia propia
Además de los relatos bíblicos recogidas en sus páginas, el Códice Sasson cuenta su propia historia a través de las anotaciones e inscripciones realizadas a lo largo de los siglos. Por estas notas se sabe que fue vendido por Khalaf ben Abraham a Isaac ben Ezekiel al-Attar, quien luego transfirió la propiedad a sus dos hijos, Ezekiel y Maimon, o que en el siglo XIII, se dedicó a la sinagoga de Makisin, en la actual Siria, y que fue confiado a Salama ibn Abi Al-Fakhr cuando la ciudad fue atacada.
Sassoon, que poseyó una de las bibliotecas privadas de manuscritos judaicos de la historia, lo adquirió en 1929 y colocó su ex libris en la cubierta interior de la encuadernación. Artnews señalaba ante el anuncio de su venta que su propietario actual era el financiero y coleccionista suizo Jacob Safra, heredero de una fortuna bancaria, que vendió en 2022 dos pinturas de la artista italiana del siglo XVII Artemisia Gentileschi en una subasta en Sotheby's Nueva York.
Según señaló el New York Times, un comité de expertos discutió su precio estimado durante dos años, teniendo en cuenta que en el códice se emplearon más de 100 pieles de animales, así como la cuidada caligrafía de un solo escriba y su excepcional valor histórico.
El documento se subastó por primera vez en más de 30 años y tenía una estimación previa a la venta de entre 30 y 50 millones de dólares.