Valle Rivilla:«Mis cuadros son un remedio contra la pandemia»
La pintora cordobesa expone en la galería Haurie la exposición titulada 'Qué fantástica, fantástica esta fiesta'
Valle Rivilla (Córdoba, 1970) es una pintora que decidió un día hacer feliz a la gente con sus cuadros. Lejos de frases de sesudos escritores, momentos históricos o sucesos mundiales, la inspiración le llegó de la forma más sencilla del mundo, simplemente por un viaje y la contemplación de la gente.
Estos días ha inaugurado en la galería Haurie una exposición que lleva el curioso título de 'Qué fantástica, fantástica esta fiesta' , el estribillo de una famosa canción de Raffaella Carrá . Sus cuadros de diferentes y a veces extrañas medidas, se componen de lo que la pintora denomina 'muñecos' en multitud de circunstancias: de paseo, en una boda, bailando, tocando instrumentos..., y todos con una enorme explosión de color.
Valle Rivilla siempre recuerda las palabras de Matisse, «pintar algo que no inquiete ni desconcierte, que sea agradable y le haga a uno pasar un buen rato», y eso es lo que quiere para su pintura.
Estudió hasta tercero de Bellas Artes, tomó clases con el pintor Desiderio Delgado y continúa su trabajo en la Universidad de Córdoba. Años después de comenzar pintando paisajes, en un viaje a París surgió otra forma de pintar. «Fuimos a la torre Eiffel, no puede ser más típico, y desde allí arriba ví la cola de gente. En ese momento no me dí cuenta de lo que veía, pero después en verano mirando las fotos del viaje descubrí el cuadro en la imagen. Lo pinté y lo mandé a un certamen de pintura y gané. Y seguí por ahí. Hacía fotografías de gente de lejos y luego lo pintaba. Con el tiempo les he ido añadiendo detalles a las figuras».
Confiesa que en estos cuadros hay más color y más movimiento, «quizás esta vez, además de agradar, quiero que mis cuadros rebosen de alegría y optimismo . A lo mejor ha salido todo esto en este tiempo raro que pasamos, y seguramente los cuadros que hice después del confinamiento son más 'locos', hay gente bailando, divirtiéndose... En todas las exposiciones pinto una boda, y hasta ahora había sido un retrato de familia. Esta vez es el baile, por eso le he puesto el título de 'Barra libre', por la fiesta y el momento loco después de la celebración. He hecho algo así como arte optimista contra la pandemia».
Le dió muchas vueltas al título, «incluso pensé en ponerle 'Cuadros contentos', porque eso es lo quería suscitar. Incluso hay gente que me ha dicho que c uando estaban encerrados miraban mis cuadros y les daba alegría».
Con enorme sinceridad dice que su arte tiene que ver con lo que hacía Raffaella Carrá, «siempre he pesando que ella hacía algo que parecía facilísimo. Unas letras simples, unos bailes..., pero yo pensaba lo difícil que tiene que ser bailar con esos tacones, coordinar los pies, las manos, la cabeza y todo con una sonrisa..., no es nada fácil. El mérito más grande es que no se notaba lo difícil que era. En mis cuadros es lo mismo, que no se note lo difícil que es . Como las bailarinas, que lo que hacen parece fácil, pero no, es muy complicado. Y a mis cuadros les pasa igual, parecen fáciles, pero lleva mucho detrás».
Confiesa que hace lo que siente y que sus cuadros son muy directos, como cree que es ella, «no es mi papel hacerme la interesante, y habrá quien le guste mi obra y otros que no. Hago lo que vivo. Pinto músicos, porque convivo con uno, y eso es lo que me sale. Además cada vez mis cuadros tienen más color, y la vida no, la vida es mucho más gris».
Nunca ha pensado quien es el público de su pintura, «yo creo que tiene que ser gente con mucho sentido del humor . Una persona más seria quizás se decante por algo más realista. Hace poco me hicieron un encargo y me decían que les gustaban mis cuadros porque les daban buen rollo». Sus muñecos van a seguir siendo protagonistas de sus cuadros, «de momento tengo muchas ideas en el tintero, y no me aburro, en el momento en que me aburra... paro. Pero lo cierto es que me encuentro cómoda. Además, había vida antes de los muñecos, y la habrá después», dice Valle Rivilla con optimismo.