Sergio Hernández: «Los exiliados españoles nos enseñaron cultura»
El artista mexicano expone la muestra titulada «El inventor de mapas, nuevos códices mixtecos» en el Hospital de la Caridad
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El antiguo dormitorio del Hospital de la Caridad ha cambiado las camas de antaño por piezas de arte. Estos días la nave del XVII de aquella institución que creara el filántropo Miguel de Mañara vuelve sus ojos hacia el otro lado del Atlántico con la exposición titulada, «El inventor de mapas, nuevos códices mixtecos» del artista mexicano Sergio Hernández, que llega a Sevilla de la mano de la Fundación Sevillana Endesa, hasta el 30 de mayo.
Fascinado por el Archivo de Indias, dice qe «Sevilla es el eslabón perdido de México y ahí están las crónicas».
El artista relata su inspiración para esta exposición. «Hernández era el biólogo de Felipe II y va a México a hacer una recopilación de plantas. Cuando regresa continúa su trabajo de biólogo y todo su archivo desaparece en un incendio en El Escorial. Conocemos copias de ese códice. Yo recojo todas estas historias, sobre todo los mapas, los planteamientos de las ciudades precolombinas y esto que expongo es una reinterpretación del códice de Yanhuitlán. Y luego está el códice de Michoacán, que narra la historia pre-hispánica, y una terrible historia de enfrentamientos entre los vencidos que luego recupera León Portilla. Es la versión de los indios».
La fascinante historia de 1532 inspira a Sergio Hernández (Huajuapan de León, Oaxaca, 1957), que interpreta la tragedia de violencia que vive hoy día su país con una caligrafía que es el mapa, y dentro de los huecos de ésta, los personajes recurriendo a la historia mitxoacana, «que es lo mismo que se vive ahora».
Sergio Hernández es indio mixteco y pese a sus orígenes indígenas, opina que, «quizás hubo una versión política de rencor con tema de la conquista, pero en realidad los pueblos estaban mejor tratados por los frailes y comendadores de la época, que por los gobernantes de hoy día. En Mitxoacán aún hablan de algunos padres que hicieron hospitales y abogaron por ellos. En México somos un mestizaje claro, aunque prevalezca la leyenda».
En un país de 570 municipios donde se hablan más de veinte lenguas y con una gran cultura, el pintor dice que su condición de indígena ha marcado su desarrollo artístico. «Nosotros los mixtecos emigramos del campo a la ciudad y nos formamos allí. Yo pasé, como indio mixtecto de emigrante a desplazado. Por defender nuestra cultura y los derechos humanos hemos sido apaleados. Ser creador es un añadido porque hay una conciencia por los demás. La cultura nunca se ha considerado en México como un derecho. Hay 25 centavos al mes para cultura indígena de los 570 municipios. El 90 por ciento es para sueldos y burocracia».
Denuncia la constante emigración de los protagonistas de la cultura mexicana a lo largo de los años, «en Estados Unidos, en Alemania y ahora tenemos otra manera de ver el mundo».
Afirma que los exiliados españoles que llegaron a México, «nos enseñaron muchísima cultura. Tenemos una deuda y acervo cultural de los grandes talentos españoles que en aquellos momentos llegaron a México, arquitectos, pensadores, profesores, escritores..., culturalmente nos espabilamos a través de estos intelectuales».
Ha trabajado como ilustrador de libros como«El libro de la muerte» de Quevedo que hizo Turner, y también ha colaborado con el editor Franco María Ricci en Italia, «una serie sobre plomos». Dice que en Europa hay curiosidad por su obra, «porque es un dibujo fresco y tengo un tratamiento de acuarela en mis pinturas. Los dibujos de los Códices son inmediatos y no corresponden a una estética europea».
Hace más de 20 años que trabaja sólo, sin galería, «en un momento hubo una explotación de las imágenes y la cultura en la especulación y muchos no alcanzamos a entrar en esa velocidad del mundo nuevo del arte contemporáneo..., arte de instalaciones etc, un arte por el interés de mercado. Eso no era para mí. Voy sólo y voy muy bien».