Miguel Gómez Losada: «En Sevilla es donde se entiende de pintura»
El artista cordobés presenta la exposición «Escandinavia» en la galería Birimbao
Soñar forma parte de la creatividad de los artistas, en este caso de los pintores, y a Miguel Gómez Losada (Córdoba, 1967), el Norte es algo que forma parte de su imaginario y por eso la exposición que acaba de inaugurar en la galería Birimbao se llama «Escandinavia».
«Yo es que fantaseo con el Norte y todo esto viene porque mi padre hizo un viaje a Rusia cuando yo era chico. En aquella época, años 60, viajar a Rusia era una hazaña, y aquello ha sido como la aventura de mi familia. Le recuerdo abriendo la maleta y sacando las matriuscas..., yo pensé que se había ido al sitio más lejano del mundo».
Al cabo de los años ese imaginario ha vuelto a través de su pintura. Su padre, Marcial Gómez , era pintor, «y mi abuelo era pastor del Valle de los Pedroches, de él tengo las leyendas de los lobos y los mastines. Así que tengo un cacao mental de recuerdos».
En casa de un pintor dibujar no era una excepcionalidad y estudiar Bellas Artes algo natural, así que Miguel hizo sus estudios en Sevilla y luego viajó a Madrid. « Pertenezco a una generación muy rara de la Facultad de Sevilla. No estoy en la generación de Rubén Guerrero o Miki Leal, pero tampoco en la de Federico Guzmán o Abraham Lacalle. Estoy en el medio, en la de Paco Pérez Valencia o Javier Velasco que no se significó como generación, fuimos más individuales».
En Madrid hizo exposiciones en distintas galerías y acabó en Rayuela, donde antes había trabajado su padre. «Él incluso fue a Arco en el 86. Yo no quería trabajar con Rayuela por orgullo, porque quería encontrar una galería por mi mismo, pero al final, tras otras exposiciones, hice una muestra en Rayuela. En Madrid estuve desde el año 1996 y 2001».
De espíritu inquieto, de Madrid se marchó a Barcelona, «porque no sentía que mi carrera pudiera despegar en Andalucía. Si hubiera tenido una pandilla como los de la Chaning, seguramente me hubiera quedado». Pero el año pasado regresó a Sevilla , «porque aquí tengo los amigos, colegas de profesión y eso es muy necesario para un pintor. El ambiente pictórico de Sevilla es tremendo, aquí hay un nivelazo, y es donde se entiende de pintura. Eso es muy bueno para tu obra, porque el entorno sirve de acicate».
Desde el año 2000 el Norte es el centro de su inspiración, «Tundra», «Una historia rusa», «Invierno» ...,son algunas de sus exposiciones, pero aún no ha viajado a Rusia, «en eso consiste esta historia, como Hergé con Tintín, que prácticamente no viajó y construía a su medida los países. Yo creo que el artista tiene derecho, en la época de Google Maps, a construir nuestros propios países. Soy un romántico, al menos eso dice mi madre».