Juan Lacomba: «La modernidad en España se inició en la pintura andaluza»
El pintor y académico presenta «Pintura de Paisaje y ‘plein-air’ en Andalucía», un volumen sobre los pintores paisajistas
Hace más de veinticinco años el pintor y académico Juan Lacomba descubrió a propios y extraños un universo pictórico que aunque estaba ahí, se había mirado distraídamente hasta esa fecha. La exposición que llevó a cabo como comisario sobre los paisajistas y pintores de Alcalá, abrió un mundo que se convirtió en un motivo de estudio y más tarde de tesis que ha tardado en realizar casi tres décadas, y que finalmente ha visto la luz en un libro publicado por la Fundación Focus y la Universidad de Sevilla con el título de «Pintura de Paisaje y ‘plein-air’ en Andalucía 1800-1936» .
«Lleva ese título porque es cuando empieza la Modernidad. La Modernidad no es Picasso, empieza antes, con los realismos y los conceptos de vanguardia de la realidad como verdad. El primer artista moderno es Sánchez Perrier. El paisaje ha sido un signo de identidad de Andalucía».
La tesis doctoral que es el origen de este libro, consiguió el Sobresaliente Cum Laude y Premio a la Mejor Tesis . Tiene unas 1.700 páginas y ha tardado en publicarse más de cuatro años, «he estudiado el 80 por ciento de lo producido en Andalucía desde 1800 hasta 1936. Por primera vez las ideas respecto al paisaje y la naturaleza se ponen en orden. El titulo original tenía el añadido de corpus global».
Ha buceado en colecciones privadas y públicas, en notarías y registros, «en los museos hay poca pintura del paisaje , porque la desamortización eclesiástica crea los museos españoles, pero la desamortización civil ocurre desde los años 60, es decir, la pintura del paisaje de palacios y familias ha aparecido en los últimos años».
En su libro, pintores como Jiménez Aranda, Sánchez Perrier, cuyo primer paisaje pintado al aire libre en Alcalá de Guadaíra data de 1878. «Sánchez Perrier tenía antecedentes franceses por parte de madre, Hizo gran fortuna en Francia». El paisaje es un signo de identidad de Andalucía».
Lacomba pone en evidencia en el libro la conexión entre los pintores internacionales y los españoles en esa época, «establezco la misión de los viajeros románticos, el paisajismo ilustrado, luego la influencia de los románticos y los franceses con la instalación en 1848 de los Montpensier en Sevilla…, todo queda muy analizado y pedagógicamente explicado. Es a la vez un libro de consulta, donde están sintetizadas más de doscientas biografías y aparecen unas 260 imágenes».
Para Juan Lacomba, el paisajismo andaluz durante el Romanticismo ocupa una valor muy relevante, «con figuras como Barrón, uno de los primeros paisajistas andaluces . En Andalucía había una burguesía ilustrada contagiada de la influencia inglesa, de hecho Robert Lewis y Richard Ford se instalan en Sevilla porque era la ciudad de moda».
Según el pintor, en Andalucía no se sabía de perspectiva en aquella época, «el éxito de la pintura del XVII se perdió. Aquí no se sabía de perspectiva, y se recupera en 1840 con los Guichot, que venían de Burdeos y que son los primeros en dar clase de perspectiva». También en el libro los pintores que rodearon la Generación del 27, «e incluso de antes, porque estaban Bacarissas, Gonzalo Bilbao, Winthuysen. Sorolla viene a pintar a Sevilla al Alcázar … Hay un capítulo dedicado a Picasso como pintor paisajista en su juventud, con obras que realizó en Málaga».
En la Generación del 27 se cartean Manuel Angeles Ortiz e Ismael Gómez de la Serna, y había otra gente vinculada al grupo Mediodía como Juan Miguel Sánchez que era discípulo de Bacarissas y miembro del Ateneo de Sevilla, una de las sociedades más cultas en la España de los años 20”.
Confiesa que este trabajo le ha hecho «afinar el ojo», y se enorgullece haber descubierto pintores, «he puesto en valor a Sánchez Perrier, a Arpa, Winthuysen y el grupo de paisajistas de Alcalá» .
Dice Juan Lacomba que en pintura «es muy difícil engañar», y piensa que quedan joyas del paisajismo andaluz en casas privadas aún por descubrir, «aún me envían cosas que francamente me sorprenden. El problema del arte es que hay que rastrear mucho y estudiar. Yo he hecho el trabajo que creí que debía hacer, es decir. gratis et amore».
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