Gerardo Delgado: «Sevilla da muchos pintores, pero no los ampara»
El pintor presenta en la galería Rafael Ortiz sus últimos lienzos creados en los dos años de pandemia

Al entrar en la galería Rafael Ortiz , el color casi nos abruma. Los lienzos que cuelgan de sus muros exhiben una vitalidad que parece impropia de su creador, o quizás es que la vitalidad no tiene edad. ‘Ángulos y tramas’ es el título ... de la exposición que Gerardo Delgado (Olivares, 1942) presenta en la galería sevillana.
El creador forma parte de ese grupo de arquitectos artistas, junto a José Ramón Sierra y Juan Suárez , que han destacado en la abstracción y la geometría desde los años 80 del pasado siglo. Y también pertenece al grupo de los geómetras de Olivares, localidad que ha dado curiosamente una enorme cantidad de pintores, entre ellos, además de Delgado y Sierra, José María Bermejo y José Antonio Reyes.
Arquitecto y profesor de la Escuela de Arquitectura de Sevilla, Gerardo Delgado hace con esta muestra la segunda individual en la galería Rafael Ortiz y presenta una serie de cuadros, geométricos y de mucho color, todos pintados durante la pandemia y en los últimos meses.
« Cumplo ochenta años dentro de dos meses y esta exposición es consecuencia de la pandemia. Siempre he hecho bastantes cosas a la vez. He trabajado con La Caixa en Madrid en el montaje de exposiciones y diseño de catálogos, también he dado clases en la Escuela de Arquitectura, y ahora ya no hago más que pintar. A veces he estado hasta doce horas pintando. Al principio pensé en hacer una referencia al tema de la pandemia, pero pronto dije: ‘No, nada de eso’. Pensé que iba a pintar con mucho color y lo he acentuado. He cogido un ritmo y sigo pintando».
Gerardo Delgado pinta los cuadros en horizontal y nunca en caballete: «Doy la vuelta alrededor de los cuadros y los pongo en vertical y a veces los modifico», y añade que para él son muy importantes los dibujos preliminares; de hecho, en la exposición se exhiben varios cuadernos de dibujos.
Sonríe cuando le digo que parece que está en una segunda juventud pictórica y dice que «a todo el mundo le ha extrañado que los cuadros tengan tanta vitalidad. Pero hay gente que con mi edad pinta así. Yo, la verdad, es que tenía ganas de ver la exposición, porque los he pintado tan encerrado que quería saber cómo iban a funcionar. Al verlos me han gustado».
En los dos años de pandemia ha pintado más de cincuenta cuadros de gran y mediano formato, porque, «para mí, la terapia de la pandemia ha sido la pintura, clarísimo. Estuve un mes pintando muy fuerte y pensaba: ‘¿Qué hago yo pintando con lo que está pasado?’. Y me llevé cinco días sin coger un pincel y de pronto dije:‘Tengo que volver a pintar. Soy pintor’».
Carmen Laffón
Le traen un café y una torta de Inés Rosales, su desayuno habitual. «Yo pensaba —dice— que estaría bien y pintando hasta los 70 años y que después ya, pero me cogieron los 70 dando clase en la Escuela porque prolongué mi jubilación. Tengo compañeros mayores que yo que pintaban. Carmen Laffón, tres días antes de morir, estaba pintando. Yo hablé con ella dos días antes sobre esta exposición y me dijo que estaba haciendo obra nueva».
Se siente huérfano de amigos porque ha dejado algunos en el camino, la más reciente, Carmen Laffón, con quien le unía amistad personal y relación profesional: «Cuando Carmen fue enterrada, en un día por medio tuve que montar esta exposición y después me tuve que ir al museo Helga de Alvear de Cáceres a ver dos obras mías que están expuestas allí. Al volver fue cuando tuve un gran bajón. Me paré a pensar que Carmen había muerto, y fue doloroso. Yo trabajé mucho con ella. No había un cuadro importante que no me llamase, y yo le decía: ‘Ahí hay una casa que no entiendo’, y lo modificaba. Lo mismo hacía ella con mi obra. Le monté todas sus exposiciones, menos las dos últimas».
Gerardo Delgado siempre está muy pendiente de lo que se cuece en el mundo del arte. «Hay mucha gente nueva muy interesante. En Sevilla nunca se ha dejado de pintar». Durante más de veinte años ha trabajado para la Fundación La Caixa montando grandes exposiciones, entre ellas las de Cuqui y Clemente o Sol LCeWitt , «porque La Caixa no montaba artistas españoles para evitar el problema de las presiones, eso decidieron. Sí hicimos una exposición de Oteiza porque había fallecido», explica.
Sevilla y el arte
A pesar de ser generadora de artistas, Gerardo Delgado cree que «Sevilla da muchos pintores, pero no los ampara. Ahora el CAAC esta exponiendo a los artistas de varias generaciones, y son muestras que están muy bien. Yo tuve una exposición en el CAAC, y también Sierra, Suárez, Ignacio Tovar, Carmen Laffón, Teresa Duclós … La relación de la ciudad con el arte, no sé. Se visitan poco las galerías y en los últimos años las ventas han sido catastróficas porque no se vendía, así que muchas han cerrado».
El artista ha trabajado también los textiles: «Me interesaban los objetos grandes, y eso era un dineral y no se vendía, y se me ocurrió lo de las telas, que eran tridimensionales también. Primero, la producción era más barata. Yo comprobaba las telas y mi madre y una señora las cosían. Y después, una vez que se exponían, se liaban en un plegador y no ocupaba tanto sitio, que eso era otro problema. ¿Qué haces después de hacer un mural? Las telas me servían mucho para adaptarlas a cualquier situación y espacio».
El dibujo del azulejo califal también fue motivo de su estudio y protagonizó su tesis doctoral, que finalmente no llegó a leer. «Hice para la Escuela de Arquitectura un trabajo sobre el alicatado hispano-musulmán del Alcázar y sobre este tema empecé a hacer la tesis, que finalmente no se llevó a cabo porque quien me la dirigía, dos meses antes de terminarla, me la paralizó. Me dediqué dos meses a insistir en la tesis y, tres días antes de terminar el plazo, me dijo que no la presentara. Lo hubiera matado. Nunca leí la tesis. Fue imposible. Me vine abajo y no pude remontar para seguir el estudio».
Más pintor que arquitecto, reconoce que en la Escuela, cuando daba clases, muchos no sabían que era pintor. «Todos me dicen que en mi pintura se nota que soy arquitecto, porque se ve en las líneas y el diseño. Influencia de la Escuela, seguro que hay en nosotros, los arquitectos que nos hemos dedicado a pintar. Somos más abiertos también, porque la Escuela de Arquitectura entonces era más abierta que Bellas Artes, que era una cosa muy cerrada y no daba mucho de sí en aquel momento. Ahora es distinto, está cambiando desde hace un tiempo con el trabajo de su decano, Daniel Bilbao, que también es pintor y una persona extraordinaria».
Con modestia reconoce que nunca ha sido arquitecto a pesar de haber cursado la carrera. «Soy un teórico. Sólo diseñé mi casa y una tienda». Además, asegura que cuando un cuadro sale de su estudio, le pierde la pista, «me desentiendo de él. Ni siquiera sé dónde están todos mis cuadros. Lo que sí me gustaría es que los que compren un cuadro mío sepan lo que tienen».
Recluido en Olivares, reflexiona sobre la pandemia y sobre los conflictos del ser humano mientras sigue pintando con música de Bach de fondo . «No sé si la pandemia nos ha cambiado, supongo que necesitamos verlo con mas perspectiva, pero yo creo que al final, sí. Ahora estamos abusando demasiado y veremos a ver qué pasa. Veremos si esto se va a quedar y tendremos que aprender a controlarlo igual que otras cosas que ya existe. Eso sí, el ser humano no aprende».
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