Daniel Verbis: «El público ve la pintura como una imagen más»

El artista leonés inaugura en la galería Rafael Ortiz la exposición «Objetos testigo»

El artista leonés Daniel Verbis, en la galería Rafael Ortiz donde expone «Objetos testigo» Vanessa Gómez

Marta Carrasco

Daniel Verbis (León 1968) no venía a Sevilla desde el año 2014 cuando hizo la última exposición en la galería Rafael Ortiz . Ahora regresa al mismo espacio con una exposición titulada «Objetos testigo» , que responde de forma contundente a la manera en como Verbis trata y gestiona los objetos que le acompañan en su creación de forma habitual, ya sea por utilizarlos o simplemente porque estén allí.

«Son objetos que me acompañan a lo largo de los años, objetos que no llegan a alcanzar la categoría de obra de arte, pero que están esperando adquirir un significado. Por eso el título de la muestra hace referencia a dos instalaciones, aunque también hay dibujos. En ella he organizado ciertas piezas muy modestas, que son elementos testigo de tu propio teatro y de alguna manera son una cierta apología del pensamiento».

Pequeñas mesas de oficina, mesas antiguas para máquinas de escribir, que tienen que ver con la idea del trabajo, y sobre ellas se han situado otros objetos como una máquina de coser, una máquina de escribir, libros que hacen referencia a la ortopedia..., «objetos que son metáforas del trabajo del artista, porque tienen que ver con el cuerpo, como el creador que es un artesano y trabaja con sus manos».

Este relato está hecho con objetos cotidianos a los que Verbis califica de «emocionales», «porque como están cerca de nosotros, no los valoramos. El trabajo del artista debe ser dar valor a lo que nos rodea, a ese paisaje cotidiano que hemos perdido, lo manual. Ahora trabaja la gente delante de un ordenador y pierde conexión con lo físico, y en las artes plásticas lo físico aún es necesario».

El artista se mueve ante una situación de duda, por eso se cuestiona incluso el propio medio con el que trabaja, «yo soy un pintor, pero siempre ando probando materiales diferentes y viendo los límites de la pintura. En mi proceso siempre hay algo de investigación y de capricho»..

Dice sentirse a gusto en la pintura, «para mí la pintura es como el lugar donde ves lo bueno y lo malo que tienes como artista, porque es un lenguaje muy directo, pegado a tu cuerpo. La pintura es una manera de pensar . A veces pienso que tiene los días contados, porque hay tantos tratamientos de la imagen y de transmitir información, que el pintor queda cohibido. Nosotros seguimos pintando como se hacía hace 400 años, igual, pero al mismo tiempo tenemos que convivir con una tecnología tal , que la pintura a veces se convierte en un procedimiento engorroso y apasionante. La pintura no se aprende de un día para otro, son muchas horas. En el fondo, la pintura es un dolor para el artista que se siente pintor, aunque para otros sea de felicidad, pero para mí es tan exigente que duele».

Se queja el artista de la rapidez imposible del mundo actual, «en este tiempo que se exige que uno siempre esté disponibile y rápido, es complicado crear, además, no hay un espectador que se detenga a ver la pintura, no digo que no entienda, sino que ahora ven la pintura como una imagen más, le dan un valor como imagen, pero no tiene la carga histórica del proceso. Esto es un tema conflictivo porque la pintura tiene u na carga simbólica importante conectado con tus pensamientos y con tu cuerpo», afirma el artista.

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