Pabellones del 29
Andalucía, las geografías desaparecidas
Los pabellones de Cádiz, Huelva, Málaga y Jerez desaparecieron de la memoria de la Exposición Iberoamericana de 1929
![Pabellón de Cádiz, ya desaparecido](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2019/06/07/s/pabellon-cadiz-29-kWGB--1248x698@abc.jpg)
Fueron una sombra discreta en medio del exotismo de los pabellones internacionales. Los edificios que representaban las provincias andaluzas intentaron ser una «memorabilia» del Sur. Los paraísos meridionales simbolizados en una arquitectura que evocaba monumentos y palacios. Y, por dentro, un atractivo bodegón de los productos típicos. Se podían beber soleras y manzanillas, admirar arqueologías fenicias, cuadros barrocos y artesanías perdidas en el tiempo .
Sin embargo, los pabellones andaluces pasaron sin pena ni gloria a la memoria de la Exposición Iberoamericana de 1929. Algunos se inauguraron con prisas y a destiempo. Y, al final, todos desaparecieron . Son las perdidas geografías del Sur.
Lástima que algunos de aquellos pabellones no se salvaran de la piqueta y sobrevivieran al destino efímero. Por ejemplo, el fabuloso pabellón de Málaga , cuyo autor fue Fernando Guerrero Strachan , que además era entonces alcalde de la ciudad. Era un hermoso edificio neobarroco inspirado en el Palacio Arzobispal de Málaga . Se encontraba en la Avenida de Venezuela y, después del certamen, algunos sevillanos recordaban su jardín interior. Alberto Villar Movellán en su libro «Arquitectura del Regionalismo en Sevilla (1900-1935)» describió aquel «patio cuadrado, abierto por uno de sus lados al jardín como suelen ser los malagueños». Un patio por el que paseó admirado el rey Alfonso XIII en una de sus múltiples visitas a la exposición.
![Alfonso XIII, en el pabellón de Málaga](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2019/06/07/s/alfonsoXII-pabellon-malaga-kXUC--510x349@abc.jpg)
Sin embargo, lo que exponía en su interior no resultó demasiado atrayente . Según el catálogo del certamen y la prensa de la época, sólo se exhibían obras artísticas y fotografías de los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios de Málaga, así como informaciones de turismo, industria y comercio.
Otro pabellón destacado fue el de Cádiz , obra de Juan Luis Romero Aranda , y que representaba un perfil del más puro barroco gaditano, ese estilo tardío y colosal que se perfiló en la ciudad atlántica cuando se convierte en cabeza del monopolio comercial con América en 1717. Este pabellón de admirables perfiles, estaba en la avenida de Costa Rica. De los pabellones andaluces fue uno de los que se tomó más seriamente el contenido, ya que mostraba piezas del pasado romano así como obras del Museo de Bellas Artes y del Museo Iconográfico . Además, contaba con una sección dedicada al Cádiz de 1812 que recordaba la importancia de la ciudad en la Historia de España y su influencia en el mundo iberoamericano.
Había un pabellón que llenaba de aromas los alrededores de la Avenida de la Raza donde se situaba. Era el de Jerez , obra de Luis Fernández-Palacios , que evocaba la típica arquitectura blanca de la provincia gaditana. En una de las salas se podía admirar un enorme mosaico que representaba el mapa de la zona de producción del Jerez-Xerès-Sherry. Un atlas enológico asombroso que mostraba al visitante los lugares de tierras albarizas y los paisajes de finos, olorosos y moscateles.
Pero el de Jerez, a pesar del éxito popular de sus catas de vino , fue de los que tuvo retraso en su inauguración ya que se abrió el 31 de octubre de 1929. Más tarde aún se inició la historia del pabellón de Huelva , concretamente el 21 de abril de 1930 , casi un año después de la inauguración oficial del certamen.
El pabellón de Huelva, obra de J osé María Pérez Casara , eligió ser un espejo de los lugares colombinos . Depende desde dónde se contemplara el visitante podía descubrir los perfiles de La Rábida, Moguer o Palos de la Frontera. Su interior era como entrar en las sierras y dehesas onubenses porque se centró en ser una exhibición gastronómica de castañas, jamones, aceites y anisados. Si algo quedó de Andalucía en la memoria de la Exposición, fue el aroma y el sabor de las geografías del Sur .
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