Las mujeres no lloran, las mujeres facturan en ARCO
Las artistas se rebelan en la 42 edición de la feria, que hoy inauguran los Reyes. Enfadadas y rabiosas, alzan la voz (como Shakira) para reclamar su lugar
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«Hola, ¿vas a presentarte al concurso para dirigir el Reina Sofía?« Es la pregunta a bocajarro que hacemos a todo comisario y director de museo que se cruza en nuestro camino en ARCO. Negativas, sonrisas, regateos... La salida de Manuel Borja-Villel es ... el tema favorito en los corrillos de la feria, por cuyos pasillos paseaban Mabel Tapia, subdirectora artística del museo, junto con Rosario Peiró y Teresa Velázquez, con el 'carro de la compra'. El martes, la Fundación del Reina Sofía rendía homenaje de despedida a quien fue director del museo durante los últimos 15 años.
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

Dejando a un lado a Borja-Villel y a Picasso, del que hablábamos ayer en estas páginas, las mujeres copan el protagonismo de la 42 edición de ARCO. Mujeres enfadadas, enrabietadas, que, como Shakira tras la ruptura con Piqué, ya no lloran, pero sí facturan. Orlan titula una serie 'Las mujeres que lloran están enfadadas'. Está dedicada a Dora Maar. Picasso hizo llorar a su amante en el 'Guernica' (y suponemos que también en su relación sentimental), pero en estas imágenes la fotógrafa aparece como una dolorosa más cabreada que una mona. Y Orlan factura 22.000 euros más IVA por cada una de las imágenes.
En el estand de Espacio Mínimo, que evoca el montaje de la exposición que el Prado dedicó hace unos años a Sofonisba Anguissola y a Lavinia Fontana, con paredes en color rojo inglés y grandes cartelas, Diana Larrea ha llevado a cabo una investigación en los inventarios reales sobre obras del Prado (se hallan en los almacenes) que en su día estaban atribuidas a artistas mujeres, pero en el siglo XX la autoría pasó a colegas hombres. Explica Larrea que 'Mujer con urraca y paloma' estuvo más 220 años como obra de Artemisia Gentileschi. Así permaneció hasta que en 1970 se cambió la autoría a Cecco de Caravaggio. Algo que extraña a Diana Larrea, porque «se sabe muy poco de este misterioso pintor, ninguna de sus obras atribuidas está firmada ni fechada».
Otro caso es el de Elisabetta Sirani, cuya obra 'Muchacha con una rosa' se atribuye hoy a Guido Reni y a buen seguro figurará como tal en la exposición que el museo dedicará en marzo al artista italiano. Ya en la Testamentaría de Fernando VII figuraba como obra de Sirani. Fue enterrada con todos los honores junto a Reni en la Basílica de San Domenico de Bolonia. Larrea ha investigado también una serie de cuatro retratos femeninos de Anna van Cronenburg. Se han atribuido a un pariente también pintor, Adriaen van Cronenburg. La serie se completa con obras de Marietta Robusti, hija y discípula del célebre pintor Jacopo Robusti, Tintoretto, y Catharina Ykens, atribuidas a familiares hombres. Larrea ha utilizado en sus obras carbón y lápiz blanco sobre lienzo, simbolizando con ello la reflectografía infrarroja que hace visible lo invisible en las obras de arte. ¿Ha pedido al Prado su versión? «No, ya la conozco, la he encontrado en esta investigación», responde. «Obras atribuidas a mujeres artistas en los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX cambian su autoría en el XX. No se sabe por qué, no hay explicación alguna».


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La artista María María Acha-Kutscher, peruana afincada en Madrid, presenta en el estand de la galería barcelonesa ADN 'La Rabbia di Proserpina' (2022), un políptico fotográfico compuesto por doce imágenes con rostros femeninos extraídos de pinturas renacentistas y barrocas, que representan episodios de la Biblia y la mitología, donde se representa a mujeres durante actos violentos, sufriéndolos o ejecutándolos. Víctimas o verdugos. «La pieza responde a dos visiones de género: por un lado, la denuncia de la normalización de la violencia contra las mujeres dentro de la historia del arte y, por otro lado, la rabia como motor de cambio en el imaginario feminista. Rostros de terror, miedo y furia se entremezclan en este políptico para convertirlo en una pieza de lamento y rabia».
Y más féminas cabreadas por ARCO. Las de la Asociación Mujeres en las Artes Visuales (MAV), que reclaman en la feria que Miquel Iceta cumpla el compromiso adquirido por el Ministerio de Cultura en cuanto a las compras paritarias. Se ha destinado el 7% a comprar obras de 13 mujeres artistas por 347.000 euros, frente a obras de 76 hombres artistas por 4,5 millones. Por este motivo han planteado la acción 'NO 7%'.
Quien sí cubre la cuota femenina, y de sobra, es Freijo, de Madrid. De las trece artistas mujeres que exponen en su galería actualmente, se han seleccionado a cinco artistas históricas españolas (Concha Jerez, Elena Asins, Maribel Domènech, Marisa González y Ángela García Codoñer) para el estand de ARCO bajo el título '¿Cómo continuar?' El discurso expositivo parte de una obra de Leonora Carrington, a quien la Fundación Mapfre dedica una exposición.
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La mexicana Teresa Margolles, mujer de armas tomar, siempre está enrabietada. No es para menos, vista la situación en su país. Presenta un proyecto de artista en el estand de la galería Peter Kilchmann: un vestido aparentemente de alta costura está confeccionado en parte con cristales de coches tiroteados por los cárteles. Helga de Alvear, galerista y coleccionista enfadada por el relevo de Borja-Villel (al ser de origen alemán, su enfado acojona) ya había comprado antes de abrir la feria dos obras espectaculares: un Juan Muñoz en David Zwirner y un Baselitz en Thaddaeus Ropac. Y además ha acogido a Manolo Quejido, que no tenía galería. Habría que clonarla. Con varias Helgas se acaba la crisis del mercado del arte en España. Ella factura en su galería, sí, pero se lo gasta todo en comprar arte para su museo en Cáceres. Preside su estand este año una monumental instalación de José Pedro Croft. La feria exhibe en los pabellones 7 y 9 de Ifema obras interesantes de mujeres como Ana Mendieta, Cristina García Rodero, Ana Esteve, Cristina Iglesias, Marina Abramovic, Teresa Solar, Cristina Lucas, Laia Estruch, Asunción Molinos, June Crespo, Kiki Smith, Sarah Grilo, Carmen Laffón, María Blanchard...
Junto a las mujeres, Ucrania es, desgraciadamente, protagonista involuntaria en ARCO. El país no está para arte. Pero Voloshyn Gallery ha creído importante estar aquí. Es la primera galería ucraniana presente en ARCO. Creada en 2016 en Kiev por Max y Julia Voloshyn, el edificio donde se halla sirvió durante la Segunda Guerra Mundial como refugio antiaéreo para protegerse de los ataques alemanes y hoy vuelve a tener la misma función, aunque ahora se protegen de los misiles rusos. La guerra les pilló a los Voloshyn fuera de Ucrania y no han vuelto. Viven en Estados Unidos. Presentan en la feria un proyecto a dúo de Nikita Kadan, nacido en Kiev en 1982, y Mykola Ridnyi (Járkov, 1985). Incluye trabajos recientes que documentan la guerra a gran escala y piezas anteriores que examinan los acontecimientos geopolíticos que precedieron a la invasión y anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014. Hay pancartas que rezan 'Fuck War' o 'Stop Putin'. Las obras fueron evacuadas desde Ucrania en plena invasión rusa.
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Los clásicos modernos se afianzan en ARCO. Más, si se conmemoran sus aniversarios o si algún museo puntero les dedica una monográfica. Este año celebramos los centenarios de los nacimientos de Antoni Tàpies y Eusebio Sempere (el próximo año le tocará el turno a Eduardo Chillida), los 70 años de Juan Muñoz... De Tàpies hay grandes piezas en los estands de Mayoral, Leandro Navarro, Lelong, Nogueras Blanchard... De Chillida, en Guillermo de Osma (2,4 millones) y en CarrerasMugica (3,6 millones). Es, que sepamos, la pieza más cara de ARCO este año. Explica Ignacio Mugica, uno de los socios de la galería, que no tiene título y que forma parte de una mítica serie del 99, a la que también pertenecen 'Homenaje al cubo' y 'Homenaje a Braque'. Recuerda Mugica que abrieron la galería en 1994. Durante tres meses no vendieron nada. Estaban a punto de cerrar, cuando se preguntaron: ¿Y si llamamos a Chillida? Se armaron de valor y lo hicieron. «Si estáis locos, yo también», les dijo. «Nos dejó una escultura y la vendimos en FIAC por 15 millones». Les cambió la vida. Trabajaron con el artista durante 25 años.
De Miró, a quien el Guggenheim de Bilbao dedica su primera monográfica, se vende una arpillera por 2 millones en Mayoral y un lienzo en Leandro Navarro por 1,6 millones. Jaume Plensa, que vive una luna de miel con Barcelona ('Macbeth' en el Liceo y una escultura en la azotea de la Pedrera), ha dado vida a 'Hortensia', un bronce a la venta en Lelong por 440.000 euros. Edición de 5, cada pieza es distinta por el ácido que cae sobre ella. El estand de José de la Mano exhibe 'España circa 57'. Fue aquel un año mítico para el arte español, con el grupo El Paso y Equipo 57. En Marlborugh, un monumental Chirino, a la venta por 575.000 euros más IVA; en Álvaro Alcázar, un retrato de la Reina de Inglaterra pintado por Eduardo Arroyo.
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ARCO crece y se vuelve más internacional. Como apuntaba ayer su directora, Maribel López, reúne 211 galerías de 36 países: 71 son españolas. En su 42 edición, vuelve la mirada al Mediterráneo, donde nació (y al que cantó) Serrat, pero también el mar convertido en tumba de miles de inmigrantes que lo cruzan en pateras en busca de un futuro. Se refuerza el papel de la arquitectura en la feria. Y hay más cambios: los invitados 'vips' son ahora 'guest'. Esnobismos del mundo del arte. No parece políticamente correcto distinguir entre gente importante y la que no lo es, aunque bastaba darse ayer un paseo por los pabellones (con los quejíos flamencos de El Niño de Elche o Tomás de Perrate por megafonía daban más ganas de bailar que de comprar) para detectar al instante a los coleccionistas más 'cool', a los comisarios más 'in'... aunque solo sea por su forma de vestir. «Hay estampados que solo llevan ellos», advierte un colega.
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Lo que pasa en una feria de arte solo lo entienden los que van a ferias de arte. Difícil explicarlo al común de los mortales. Hace unos días, un perro globo azul de Jeff Koons se hacía añicos en la feria Art Wynwood de Miami. Valorado en 42.000 dólares, ya hay guerra de pujas por hacerse con los fragmentos del can 'fallecido'. Y en ARCO se exhibe en el estand de Nogueras Blanchard una lata de Coca-Cola (sí, de las que se compran y se beben) con una nariz de payaso atada por una goma. Cuesta 20.000 euros. «Es pieza única», aclara el galerista, a quien preguntamos si no hay problemas con la marca registrada. El autor es el cubano Wilfredo Prieto, viejo conocido de la feria, donde un vaso de agua medio lleno estuvo a la venta hace unos años por el mismo precio.
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