Mariano Fortuny y Madrazo, el mago de Venecia
Hoy se estrena en TVE un documental sobre este artista total, dirigido por José Sánchez Montes
Nerea Barros abre una caja y saca de ella una tela enrollada. Poco a poco va desplegándose ante nuestros ojos un Delphos. Es mucho más que un hermoso vestido plisado creado por Mariano Fortuny y Madrazo (Granada, 1871-Venecia, 1949). Es una joya, ... un icono. Así comienza el documental 'El universo en una caja', que esta noche se emite en el programa 'Imprescindibles', de TVE. Producido por Siesta Producciones, en coproducción con RTVE, está dirigido por José Sánchez Montes, nominado al Goya al mejor largometraje documental por 'Omega' sobre el cantaor Enrique Morente. Es también productor de películas de Alberto Rodríguez como 'El hombre de las mil caras', 'La isla mínima' y 'Grupo 7'.
En este caso el protagonista es un artista todoterreno, un Da Vinci moderno, un MacGyver del arte, la ciencia, la tecnología, la moda, el teatro, la fotografía... El príncipe de la Alhambra, el mago y alquimista de Venecia. Tocó todos los palos, y todos con maestría, alejado de modas y tendencias. Un artista total, como reivindicaba su admirado Wagner, aunque aún sigue siendo un desconocido para muchos. Y eso que es uno de los pocos nombres propios a los que cita Proust en 'En busca del tiempo perdido'. Sentía fascinación por él, al igual que Balenciaga y Pertegaz.
Hijo del célebre pintor Mariano Fortuny y Marsal (hereda su gusto por lo exótico y oriental) y de Cecilia Madrazo, hija y hermana de grandes creadores (su abuelo el pintor Federico de Madrazo fue director del Prado), llevaba el arte en el ADN. Es el niño que aparece jugando, junto a su hermana María Luisa, en el espléndido cuadro 'Los hijos del pintor en el salón japonés', obra maestra de su padre, que se halla en la colección del Prado.
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El documental se enmarca en el programa Universo Fortuny, promovido por la Asociación Fortuny M Culture de Granada, que conmemora la celebración del 150 aniversario del nacimiento de este artista y el centenario de la creación de la Fábrica Fortuny, en la Giudecca, una de las islas de Venecia. Recoge material inédito: grabaciones y fotografías de su infancia, su familia, su luna de miel, sus viajes por Marruecos, Grecia, Egipto..., realizadas por el propio Fortuny. Un tesoro, su archivo, conservado en el Palazzo Pesaro degli Orfei, un lugar fascinante en el campo San Beneto, en el corazón de la Ciudad de los Canales.
Una especie de Cueva de Alí Babá repleta de tesoros (telas, tapices, cuadros, esculturas, mobiliario...) y que ha abierto sus puertas tras acometer unas obras de reforma. Allí vivió buena parte de su vida con su esposa, la modista francesa Henriette Nigrin, su más estrecha colaboradora. Le atribuyen a ella ser la verdadera creadora del Delphos, aunque la autoría se la llevara su marido. Se trata de una creación visionaria en satén de seda finamente plisada, una revolucionaria prenda inmortal inspirada en el célebre 'Auriga' de Delfos, que liberó a la mujer de los corsés y que lucieron célebres mujeres como Isadora Duncan, Peggy Guggenheim, Sarah Bernhardt, Lauren Hutton, Lauren Bacall... Annie Leibovitz amortajó con un Delphos a su compañera sentimental Susan Sontag. Sorolla retrató a su hija Elena con uno amarillo que le había regalado.
Rodaje en pandemia
José Sánchez Montes relata a ABC vía telefónica que llegó al personaje a través del libro de Guillermo de Osma y de las conversaciones con la Asociación Fortuny M Culture, con motivo del 150 aniversario del nacimiento del artista. «Al principio pensamos en hacer un vídeo, pero en cuanto me fui introduciendo en el personaje fue creciendo. Es fascinante tanto su vida como su obra; la relación con su esposa, que es trascendental y desconocida... Todo ello me llevó a hacer una película larga. Yo trabajo por impulso, y cuando encuentro a un personaje que realmente me atrae, sabiendo que le vas a dedicar tres años de tu vida, el entusiasmo va creciendo». Les pilló por medio la pandemia y reconoce que ha habido bastantes dificultades en los rodajes: «Hubo que desplazarse a París, a Venecia, el museo estaba cerrado por reforma... Pero, afortunadamente, creo que hemos podido contar lo que queríamos contar».
Aunque no hay mal que por bien no venga. Gracias a la pandemia, pudo retratar una Venecia silenciosa y melancólica, la Venecia de los venecianos, muy alejada de la ciudad tomada a diario por legiones de turistas: «Era una época de especial virulencia del Covid, había muchas restricciones y nosotros tuvimos la suerte de rodar en la que parece otra ciudad. Nos vino muy bien. Disfrutamos mucho».
Más allá de la primera secuencia, ¿por qué lo ha titulado 'El universo en una caja'? «A la hora de buscar título, siempre son como pequeñas intuiciones. Me parecía que cuando les llegaban a las señoras que habían encargado los vestidos a medida esas cajas y las abrían, era como encontrar algo mágico dentro». No ha planteado el personaje que encarna Nerea Barros como un 'alter ego' de Henriette: «No, es una invención. Un personaje que le diera importancia a la figuras femeninas que tuvieron tanta trascendencia en la vida de Mariano Fortuny».
«Me interesan muchísimo los personajes que se anclan y conocen el pasado, pero son transgresores y construyen cosas del siglo siguiente, como Morente y Fortuny»
José Sánchez Montes
Director de cine
¿Cree que fue un alquimista, un mago, como se le suele denominar? «Creo que tiene mucho de mago currante, no de abracadabra, como dice Guillermo de Osma. Me interesan muchísimo los personajes que se anclan y conocen mucho el pasado, pero son transgresores y construyen cosas del siglo siguiente. Me pasó con Enrique Morente, me pasa con Mariano Fortuny. Gente que tiene que conocer muy bien la tradición para hacer algo revolucionario». «Yo me siento contento de colaborar humildemente a la recuperación de una figura tan sustancial. Pese a estar toda su vida fuera, se reconocía como español», apunta Sánchez Montes.

La actriz Nerea Barros, Goya a mejor actriz revelación por 'La isla mínima', es la narradora de esta fascinante historia y cicerone de excepción por las ciudades de Fortuny: Granada, Madrid, París, Venecia..., los lugares de su memoria. Han colaborado en el documental otras dos mujeres de rompe y rasga: la bailaora Eva Yerbabuena, que ha actuado coreógrafa, y la modista Pilar Dalbat, que dio vida a una colección inspirada en las creaciones de Fortuny. Algunos de sus espectaculares diseños los luce Nerea Barros -toda elegancia y sensibilidad- en localizaciones de ensueño.
En el documental se enfunda dos Delphos originales, que tienen 120 años. ¿Cómo se siente una con un Delphos? «¡Imagínate! Y no he tenido uno, sino dos. Te sientes muy especial, es un privilegio. El Delphos fue uno de los hitos de la historia que desencorsetaron a la mujer. Al igual que Fortuny era un artista completo como Da Vinci, su mujer era un poco la cabeza, la artista que estaba detrás del diseño. Son vestidos que han marcado una época y eso genera mucha emoción. Uno de ellos, que estaba en peor estado de conservación, en seda, tejido a mano... Era casi como ponerte un papiro», responde la actriz en una conversación telefónica mientras se dirigía a la Casa de América, donde tuvo lugar hace unos días la presentación.
«Me fui enamorando de Henriette, de su fragilidad, de la belleza, de la sutileza de esta mujer tan profundamente interesante»
Nerea Barros
Actriz
Sobre su personaje en el documental, comenta la actriz que «de alguna forma, yo me fui enamorando de Henriette, de su fragilidad, de la belleza, de la sutileza de esta mujer tan profundamente interesante, a medida que transcurría la película. Es la gran desconocida, no porque Fortuny la quisiera tapar. La defendía muchísimo. Juntos formaban una gran pareja de artistas y sumaban uno al otro. Fue la época, y siempre ha pasado. Las mujeres con talento siempre han sido olvidadas». Cree Nerea que debe tener algún gen andaluz: «Me vuelve loca el flamenco. Eva Yerbabuena es una mujer a la que admiro muchísimo. Me trajo su mantón de seda del siglo XVIII sin estrenar. Pasábamos horas moviendo ese mantón... Hay algo tan generoso. Eva mueve una brazo o la cara y hay una verdad tan grande. Estar a la altura sí me pareció una gran responsabilidad».
Dice Nerea Barros que Fortuny es un hombre al que admira mucho: «Todo lo que toca lo convierte en vanguardia. Y eso es muy interesante. Fortuny nos ha dado muchísimo. La sociedad actual no es consciente, es muy desconocido. Sus avances cambiaron la escena teatral: la tecnología, la luz, el diseño... Fue un artista completo. Su padre fue un pintor que jugaba con la luz de manera increíble. Y su hijo, nada más lejos de querer convertirse en su padre, encontró su propio camino como artista, acompañado de su mujer, que también era artista. Construyeron juntos y tenían un palacio únicamente dedicado al arte. Un lugar que te sorprende y te embarga. Cuando estaba en ese palacio, sentía que la historia del arte se me metía dentro a través de ellos. Uno de los privilegios que tiene mi profesión es que te lleva a lugares maravillosos».
Registró una treintena de patentes
Sobre la personalidad y el talento de Mariano Fortuny Madrazo el documental recoge los testimonios del galerista Guillermo de Osma, autor de una monografía sobre el artista; Mickey Riad, director creativo y copropietario de la fábrica Fortuny, además de historiadores del arte, conservadores, comisarios, especialistas en moda...
Artesano con conocimientos de ingeniero, inventó sistemas de iluminación escenográficos (como la Cúpula Fortuny), de impresión textil, de mecanismos para el plisado (parece que en el Delphos usaba albúmina, proteína obtenida de la clara del huevo)... y hasta un sistema de propulsión de barcos. Registró una treintena de patentes. Muchas de sus creaciones se siguen realizando hoy en la fábrica de Venecia y vendiendo en la tienda Fortuny de París. Además del Delphos, creó otra prenda atemporal, el chal Knossos, inspirado en las decoraciones de los palacios excavados en Creta. Dicen que una mujer vestida por Fortuny seguirá siendo la mejor vestida cien años después. Pero la pintura siempre fue su gran pasión.
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Visionario enamorado de la belleza y de la vida, monárquico, conservador, pese a que acabó sus días en Venecia, siempre se sintió muy español. Pone fin al documental una imagen bellísima, muy teatral y cinematográfica: Henriette, destrozada por la muerte de su esposo, y para preservar sus secretos, lanza los tintes al Gran Canal. Las aguas parecen teñidas con los colores Fortuny. ¿Realidad o invención? No hay documento alguno que lo corrobore, solo está en la tradición oral. Da igual, no importa. Hay leyendas que merecen ser ciertas. Es una performance fascinante. Como dicen en Italia, «se non è vero, è ben trovato».
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