La vida ya es un videojuego (y no nos hemos dado ni cuenta)

CaixaForum Madrid inaugura la exposición ‘Homo Ludens’ sobre una industria multimillonaria con una cara oculta

La exposición se podrá visitar en CaixaForum Madrid hasta el 31 de octubre Fundación La Caixa
Javier Villuendas

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¿Sabían que la industria del videojuego tiene unos beneficios multimillonarios mayores que el sector de la música y el cine juntos? ¿Que incluso en los 80, cuando las máquinas ‘arcade’ de los recreativos y las videoconsolas primigenias, tipo Atari , esto también era así? ¿Y que los jugadores de eSports se levantan ya un dineral y que este tipo de espectáculos (o sea, ver jugar a profesionales a videojuegos) pretende ser 'el fútbol del siglo XXI' incluso amenazando la hegemonía de la Super Bowl o la Champions League, tal como avisó Florentino Pérez , presidente del Real Madrid, cuando presentó la Superliga como única solución posible para no ser desbancados?

Ayer se inauguró en CaixaForum Madrid ‘ Homo Ludens: videojuegos para entender el presente ’, una nueva exposición interactiva que los analiza sin «celebrar» ni «demonizar» una opción de ocio con 2.500 millones de aficionados en el mundo. La idea es estudiar también cómo vida y juego convergen cada día más y recordar que «el juego es inherente a la vida», como demuestran los juguetes de hace siglos encontrados en excavaciones arqueológicas o que, como explicó el biólogo Stefano Mancuso , hasta a las plantas las vimos jugar en una filmación a cámara lenta. El espacio reúne 58 piezas de 36 creadores, entre videojuegos, fotografías, esculturas, vídeos e instalaciones, y abrirá hasta el 31 de octubre de 2021. El plan es que gire por el resto de CaixaForum de España hasta 2025.

Al entrar, pedimos una ‘coin’ como en los recreativos de antaño. Y en el ‘lobby’ central encontramos unas vitrinas con juegos eternos, como un ajedrez pero enfrentado aquí al videojuego ‘ X-Com ’, en este caso. Así se nos muestra el paralelismo de un solaz mental con dos bandos y un tablero, que simboliza el campo de batalla con el objetivo de derrocar al Rey rival, mientras que el otro es un videojuego por turnos en donde una fuerza internacional protege al planeta Tierra de una invasión alienígena. Es decir, dos simulaciones de la guerra separados por siglos de diferencia. Al final, los grandes temas son los que son, más allá de la virguería tecnológica del momento. Y lo anteriormente dicho: ‘Jugamos desde siempre’.

La muestra incluye obras de Bill Viola, Daniel Canogar y Mónica Rikic Fundación La Caixa

Seguidamente a este ‘lobby’ encontramos cinco salas: ‘Jugamos creando’ (sobre los videojuegos como herramienta de progreso y medio de creación artística, social y científica, de diseño urbano, con piezas de Agustina Isidori , Daniel Canogar o uno de los orgullos de la muestra, ‘La máquina que juega sola’, de Mónica Rikic , una curiosa escultura de un juego digital destinado al disfrute de una inteligencia artificial); otra sala es ‘Jugamos con la identidad’ (la conquista de espacios para los movimientos sociales, como el colectivo LGTBI o el ‘ Black Lives Matter ’, dentro de la vida virtual), ‘Jugamos con los márgenes’ (sobre la democratización de la tecnología para romper las reglas, con una pieza del reputado videortista Bill Viola o ‘ Tearoom ’, de Robert Yang , que permite revivir la represión a la comunidad homosexual en los 60 desde la perspectiva de un joven que busca relaciones casuales intentando evitar a la policía). El espíritu crítico de la muestra incluye, además, ‘Jugamos con dinero’, en donde se ofrece la cara oculta de esta industria con obras sobre explotación laboral, prácticas adictivas, desechos tecnológicos y algoritmos lúdicos caducados en un sistema de producción industrial basado en la obsolescencia programada.

Todo es juego

Y también está la sala de ‘Jugamos sin darnos cuenta’, que recapitula cómo el videojuego está presente en nuestra vida cotidiana debido a la gamificación de los nuevos usos y costumbres. Viajamos, aprendemos idiomas o incluso nos enamoramos (o lo que sea) gracias al ‘swipe’ que, cual feria de ganado, nos hace tirar a izquierda o derecha para elegir al caballo amatorio que más nos inspire. «El videojuego se ha colado en el riego sanguíneo de la sociedad, cuando estamos con el móvil estamos jugando», explica el comisario, Luca Carruba, que ha intentado «huir de la polarización porque, con los videojuegos, es muy fácil entrar en posturas encerradas y encontradas». Cree que los adultos deben abandonar «la confrontación entre mundo real y virtual porque para las nuevas generaciones ya no es así, es mixto. Antes era analógico y ahora es digital, no tiene por qué aislarte más». También hay una ‘Pantalla final’, que nos dice qué ‘Homo Ludens’ somos según las respuestas dadas a preguntas como: «¿Son los ‘likes’ puntos de un juego real?». Porque la muestra, más que de videojuegos en sí, va de nosotros.

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