Velázquez utilizó una cámara oscura para pintar «Las Meninas»
Un estudio de la UPC asegura que «Las Meninas» de la colección de Kingston Lacy no son una reproducción, sino el «negativo pictórico»
En «El conocimiento secreto», su didáctico libro sobre las técnicas y secretos de los grandes maestros de la pintura europea, David Hockney aseguraba que artistas como Vermeer, Caravaggio, Rembrandt y Van Eyck manejaban con total soltura instrumentos ópticos para dibujar sobre un papel una imagen reflejada por un espejo o lente.
Una aproximación a la cámara oscura, antepasado directo de las cámaras fotográficas, de la que también habría echado mano Velázquez a la hora de pintar «Las Meninas», según un estudio del profesor e investigador de la Universidad Politécnica de Cataluña Miguel Usandizaga. «Sin esta máquina, Velázquez no habría podido conseguir con tal perfección la duplicación del espacio real en el cuadro, el efecto -¡tan barroco!- de la confusión entre la realidad y su representación», sostiene Usandizaga, investigador de la UPC, amén de arquitecto y profesor de la Escuela de Arquitectura del Vallés, en las conclusiones de sus pesquisas, publicadas ayer.
Una teoría plausible
En los ochenta, el historiador John Moffit ya apuntó la idea de que Velázquez se habría servido de algún tipo de ingenio técnico para completar su más célebre obra maestra, teoría que expertos consultados por este diario consideran «plausible», debido, sobre todo, al hallazgo de lentes en el estudio del sevillano. Con su investigación, Usandizaga va un poco más allá y concluye que «la perspectiva y las líneas generales del cuadro fueron trazadas por Velázquez utilizando una cámara oscura de tipo cabina». «Más tarde -añade-, después de alguna modificación e invirtiendo el funcionamiento de la cámara (iluminando su interior y oscureciendo la habitación), Velázquez proyectó el cuadro pequeño sobre un lienzo más grande en blanco y trazó las líneas generales del cuadro resiguiendo la proyección» .
El «cuadro pequeño» al que se refiere Usandizaga no es otro que «Las Meninas» de Kingston Lacy, en Dorset, obra que primero se creyó una copia a escala reducida y que Matías Díaz Padrón ascendió en 2013 a la categoría de boceto o modeletto, pero que para el investigador barcelonés es algo aún más importante. A saber: el «negativo pictórico» del cuadro grande. «En lugar de destruir la prueba de su tal vez poco noble -pero eficaz- práctica, Velázquez quiso sacarle rendimiento al cuadro pequeño. Estaba seguro de que nadie entendería nunca qué era exactamente aquel cuadrito. Encargó a su yerno la copia de las figuras del cuadro grande al pequeño», relata Usandizaga en un intento por aclarar el papel de Martínez del Mazo en la elaboración de «Las Meninas».
Ocho centímetros
Para Usandinzaga todo empezó hace casi dos décadas con el avistamiento de una línea recta de ocho centímetros en una reproducción de «Las Meninas» de Kingston Lacy. Una «minucia crucial» situada entre las piernas de Nicolasito Pertusato que puso al investigador en alerta. Máxime después de comprobar que dicha línea no aparece en «Las Meninas» del Museo del Prado.
A un nivel puramente técnico, el investigador explica que el hallazgo se debe a una la «deconstrucción perspectiva, procedimiento inverso al de la construcción geométrica de la perspectiva que ofrece posibilidades prometedoras si se hace con ordenador y software de dibujo en dos dimensiones». Aplicado a «Las Meninas», esto ha supuesto calcar con diseño asistido por computadora y superponer y comparar dos reproducciones fotográficas del lienzo.
«Al comparar nuestros calcos de las dos versiones del cuadro comprobamos que las perspectivas y las líneas rectas que definen los rasgos generales del espacio del cuadro eran, salvo la diferencia de tamaño, prácticamente idénticas», apunta. Esta precisión de un cuadro a otro, añade, «no puede conseguirse a simple vista y sí utilizando una cámara oscura».