Miquel Molist

El templo de Baal, de Palmira, como símbolo

Fue templo, iglesia y después mezquita y monumento: una historia mestiza y compleja para que resume el optimismo por la evolución de los acontecimientos

MIQUEL MOLIST

La recuperación de la ciudad de Palmira de las manos de Daesh, es una excelente noticia para el patrimonio histórico y para el mundo cultural en general. Después de unos meses prácticamente sin noticias, aparte de la emisión voluntaria de imágenes con la destrucción de monumentos y objetos históricos, poder disponer de unas primeras imágenes del estado afectación de los monumentos y, en general de la conservación de la ciudad helénico-romana era muy importante. Ahora vendrá la parte de evaluación de los destrozos y el inicio de los trabajos de preparación para la restauración y adecuación. Este fue uno de los aspectos más importantes que se trató en la reunión internacional de arqueólogos, historiadores y profesionales del patrimonio, auspiciada por la Unesco celebrada en mayo de 2014 en París: disponer de la información arqueológica histórica, arqueográfica fidedigna, que permita la restauración de los monumentos dañados en el conflicto. Y a razón de las imágenes vistas, la labor de restauración de Palmira será ardua. Probablemente sea la destrucción del templo de Baal uno de hechos más emblemáticos de la barbarie en estos últimos meses. Este monumento, considerado uno de los templos mejor conservados del Próximo Oriente actual, había sido voluntariamente destruido el 28 de agosto de 2015.

Construido entre los siglos I y III, había sobrevivido al paso del tiempo gracias a una historia compleja , como iglesia durante los siglos V y VIII, y después de una fase de abandono, fue una mezquita durante ocho siglos, para ser recuperado, finalmente, como monumento histórico a partir de 1920 y a lo largo de los últimos tiempos. Una historia mestiza, propia de la evolución de la humanidad que nos hace ser optimistas en relación al templo, a la ciudad y a Siria. Esperanza materializada en su pervivencia como memoria histórica contra la barbarie.

El templo de Baal, de Palmira, como símbolo

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