El taller de «chapa y pintura» del tesoro cultural de España
El Instituto de Patrimonio Cultural de España abre a ABC las puertas de su sede en Madrid, la «Corona de Espinas»
![Radiografías: «El regreso de Juan Sebastián de Elcano a Sevilla» está siendo ahora estudiado](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2019/09/02/ipce-reportaje-1-kmcE--1248x698@abc.jpg)
Algo tendrá la «Corona de Espinas», en la Ciudad Universitaria de Madrid, para que Álex de la Iglesia la haya escogido como escenario de su próxima serie de terror . No es el primer cineasta en dejarse tentar por la sede del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), cuya firma arquitectónica pertenece a Fernando Higueras y Antonio Miró . También utilizaron sus paredes de hormigón armado visto José Luis Cuerda y Pedro Almodóvar para levantar «Tiempo después» y «La piel que habito».
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Durante los casi veinte años que tardó en construirse este edificio de planta circular (desde 1967), se creyó que no se concluía porque un error en el trazado impedía cerrarlo . En realidad, el círculo no se completó a propósito y de los sesenta gajos del edificio no se construyeron cuatro para que sus inquilinos tuvieran siempre un punto de referencia de dónde se encontraban; allí se levantó la escalera de entrada al ahora declarado Bien de Interés Cultural .
![La sede del IPCE, la «Corona de Espinas», fue un proyecto de los arquitectos Fernando Higueras y Antonio Miró](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2019/09/02/ipce-fachada-k39C--510x349@abc.jpg)
Sus actuales inquilinos son más de un centenar de guardianes : arquitectos, restauradores, químicos, bibliotecarios… Desde 1985 restauran y conservan, en colaboración con las Comunidades Autónomas, los bienes culturales que pertenecen al Estado. Son más de 200 proyectos al año a través de los Planes Nacionales. Aquí llegaron, por ejemplo, dos yelmos del siglo XV descubiertos durante la restauración arquitectónica, a cargo del IPCE, del Castillo de Monreal de Ariza (Zaragoza).
Tras su ingreso, siempre se les hace un chequeo médico, generalmente por todo el trote espaciotemporal. Lo primero, a veces, son radiografías que desvelan sus «secretos», cuenta María Martín , jefa del Departamento de investigación y formación. Con la reflectografía infrarroja, por ejemplo, se traspasa la capa pictórica y se ve el número de manos que trabajaron en un cuadro, las correcciones y las anotaciones del artista.
La luz ultravioleta distingue «un repinte de una restauración anterior», amplía Ana Rosa García, técnico de imagen e historiadora; esta información invisible al ojo humano será muy útil para que los restauradores hagan una mejor «limpieza».
A veces encuentran sorpresas: al radiografiar: en «Gaspar Melchor de Jovellanos», de Goya , apareció una dama debajo. Uno de los últimos pacientes, aunque con buena salud, es el lienzo «La llegada de Elcano a Sevilla» ( Elías Salaverría , 1919); su investigación, a petición del Museo Naval de Madrid, se debe al V centenario de la primera vuelta al mundo .
Después, en caso de necesidad, se toman micromuestras en pequeñas roturas, bordes o zonas ocultas que desvelan, a través de la microscopía, todas las capas pictóricas o qué pigmentos, barnices, colorantes o aglutinantes se emplearon sobre las obras. «Además tenemos dos cámaras de envejecimiento en la que se somete a las piezas a un ciclo de humedad/temperatura para ver cómo se comportará un material con el tiempo, o una simulación de radiación ultravioleta reproduciendo el efecto del Sol», desvela Martín.
Las muestras –extraídas generalmente con bastoncillos de algodón– son también sujeto de medios de cultivos para abordar estrategias contra los ataques biológicos (hongos) a los bienes culturales: desde una madera o un documento de soporte celulósico a la Cueva de Altamira o el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela.
El rostro de Cristo
![En la última planta de altos techos se restauran cuadros como «Descendimiento de Cristo», de Luca Giordano](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2019/09/02/cristo-ipce-k39C--510x349@abc.jpg)
Otra parada es la última planta del IPCE. Sus altos techos cobijan los 229x173 centímetros de «Descendimiento de Cristo», lienzo de Luca Giordano procedente del Museo de Santa Cruz de Toledo; se trata de un cuadro atribuido anteriormente a «El Españoleto» Ribera , seguidor de Caravaggio .
A su cargo está una restauradora que prefiere mantener su anonimato... Lleva dos años, durante cuatro horas al día, «limpiando» con disolventes orgánicos y bastoncillos de algodón esta obra adquirida por el Estado en 1962 a la Colección Rodríguez Bauza.
Como guía tiene una reproducción de un grabado del cuadro, hecho en 1874 por un banquero español, y ahora custodiado en la Biblioteca Nacional de España . Junto a las radiografías y micromuestras se descubrió, entre otras cosas, que el fondo del lienzo no era negro sino azul oscuro, y que al cuadro se le había dado una capa de betún de judea.
«Es muy lento el trabajo porque siempre hay una duda que hace estar parándote e ir despacio», cuenta. Todavía tiene por delante hacer visible la cara de Cristo, «muy repintada y estropeada».
La bailarina de bolero
![Retrato al daguerrotipo de una bailarina bolera](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2019/09/02/bailarina-bolero-ipce-k39C--220x220@abc.jpg)
Igual de apasionado es su compañero Carlos Teixidor , conservador de fotografía en la fototeca del IPCE. De sus más de 70.000 documentos fotográficos, su personal «obra maestra» es el retrato al daguerrotipo (1850) de una bailarina bolera. que el Estado adquirió en 2010.
Su alcurnia se debe al tamaño (el máximo posible), la impecable conservación, la representación del baile español a través de las castañuelas y el movimiento que transmite: «Con las manos movidas y la cara bien nítida, aparenta que está iniciando un paso de baile».
Se cree que era la francesa Marie Guy-Stéphan , quien pasó una década en España y actuaba en el Teatro del Circo. «A Dalí le preguntaron qué obra del Museo del Prado salvaría en caso de incendio y dijo “¡El fuego!”. Yo, en caso de incendio, salvaría a la bailarina… y a las demás que pueda también».