Un molesto «invitado» se cuela en el Prado y le agua la fiesta al museo
Concha Díaz Pascual desvela en su blog que el cuadro que abría la exposición «Invitadas», atribuido a una mujer, fue pintado por un hombre. La pinacoteca ya lo ha retirado
Concha era en realidad Adolfo (y no hablamos, precisamente, de un cambio de sexo). No se trataba de una escena de familia, sino de la marcha de un soldado . Demasiados errores para un cuadro expuesto en las salas del Prado. Un escueto tuit del museo, subido ayer por la tarde en su cuenta de Twitter , destapaba la polémica. Reza así el tuit: «El museo retirará “Escena de familia” de la muestra “Invitadas” ante las evidencias proporcionadas por Concha Díaz en https://cuadernodesofonisba.blogspot.com/2020/10/invitadas-primeras-impresiones.html que demuestran que la obra no corresponde a Concepción Mejía, sino a Adolfo Sánchez Mejía. Agradecemos a Concha Díaz su aportación».
Minutos después, la pinacoteca lanzaba un comunicado explicando más detalladamente lo ocurrido. En él, se dice que el Museo del Prado retira una pintura de la exposición «Invitadas» por dudas sobre su autoría : «El Museo del Prado ha decidido retirar una pintura de las 134 que forman la exposición “Invitadas” ante las evidencias proporcionadas por Concha Díaz Pascual de que tanto el título de la misma como su atribución eran erróneas ». Y es que el cuadro, atribuido en la muestra a Concepción Mejía de Salvador y titulado «Escena de familia», corresponde en realidad a Adolfo Sánchez Megías (1864-1945) y su verdadero título es «La marcha del soldado». Es el lienzo que abría, hasta ayer, la exposición. Un cuadro que se halla en un malísimo estado de conservación , con muchísimas pérdidas de pintura, pero que el comisario de la muestra, Carlos G. Navarro , decidió incorporar por lo simbólico que resultaba para ilustrar la tesis de la exposición.
Con la reordenación definitiva de colecciones en el Prado y el Reina Sofía (quedaban delimitadas en 1881, fecha de nacimiento de Picasso), este cuadro llegó al Prado en 2016 procedente del Reina Sofía bajo la atribución de «Mejía de Salvador, Concepción; Escena de familia». Una autoría que decidió mantenerse en la exposición. «El Prado lamenta este contratiempo, que confirma el carácter de proyecto abierto de esta exposición y la necesidad de proseguir la investigación sobre mujeres artistas de siglos pasados. Esta institución agradece la aportación crítica de Concha Díaz Pascual , que demuestra la valía y capacidad de los profesionales y amantes del arte y, al tiempo, enriquece la labor de investigación y difusión del museo», prosigue el comunicado.
En su blog, titulado «Cuaderno de Sofonisba» , Concha Díaz Pascual echa por tierra de un plumazo la atribución . Afirma que, «tras una pequeña investigación (lo de pequeña va con bala), se descubre que esta obra presentada de manera preferente y simbólica en “Invitadas” no ha sido realizada por una mujer sino por un hombre, por un invitado sorpresa. A pesar de que la obra se conserva en un estado lame ntable, resultaba extraño que hubiera sido realizada por una poco conocida pintora granadina, Concepción Mejía de Salvador, cuando su estilo se acerca más a la escuela valenciana que a la andaluza. La única referencia documental en la que se basaba su incorrecta atribución, realizada por los responsables del Prado, se encuentra en una relación de obras no inventariadas del Museo de Arte Moderno (...) Esta referencia fue la primera pista para comenzar la búsqueda, que dio como resultado que la inicial “S”, que en ningún caso podía pertenecer a Concepción, correspondía sin embargo a la del primer apellido del pintor almanseño Adolfo Sánchez Megías (1864-1945), formado en la Academia de San Carlos de Valencia y compañero de estudios de Joaquín Sorolla».
Afirma Concha Díaz que «las pruebas se fueron sucediendo». Por un lado, una nota aparecida en la «Gaceta de Madrid» el 28 de julio de 1895, en la que se habla del cuadro de Adolfo Sánchez Mejía (sic), presentado a la Exposición Nacional de Bellas Artes, titulado «La marcha del soldado», que coincide con el del Prado tanto en la temática como en sus medidas. Por otro, el cotejo de la firma : «Se identifica en la zona inferior derecha un fragmento de la firma que corresponde a sus dos iniciales, una S sobrepuesta a una M, que coincide plenamente con la rúbrica conocida del pintor. Todo lo expuesto nos lleva a pensar que la obra no fue recogida por su autor al término de la Exposición y de ahí su presencia en los fondos del Museo de Arte Moderno, donde permanecería durante décadas en un almacén, a falta de cuidados y sufriendo un gran deterioro».
En conversación telefónica con ABC, el director del Prado, Miguel Falomir , siente lo sucedido. « Lo lamento . El cuadro llegó del Reina Sofía con esa atribución. Esto demuestra que hay muchísimo por hacer aún, muchísimo por investigar. Es un terreno del que se conoce muy poco, en el que es necesario seguir estudiando e investigando. Los argumentos que da Concha Díaz en su blog son muy evidentes, de bastante peso. Cuando uno se equivoca, se equivoca . Decía Oscar Wilde que es estúpido perseverar en el error. Es coherente y honrado admitirlo . Como atenuante, era la atribución que tenía. Pero hablamos de dos artistas muy menores. E incluso hay dudas en las autorías de obras de Velázquez o de Goya».
¿Le ha caído una buena bronca al comisario? «Hombre... (dice pensando mucho sus palabras). Ha servido para algo. Para eso sirven las exposiciones». ¿Por qué se decidió incluirla estando tan destrozada? «Es irrestaurable, creo que incluso llegó enrollada al museo. Pero el comisario pensó que era indicativo que estuviera. Ahora no tiene sentido mantenerla ». « La exposición es muy sólida, está muy bien hecha -concluye Falomir-. Pero asumes riesgos cuando abordas un territorio tan ignoto y desierto como éste. El margen de error es mucho mayor».
Noticias relacionadas