El Prado se mira en el espejo

El museo propone al público un apasionante viaje a la idea del arte, contado en primera persona por sus protagonistas, a través de una mirada introspectiva a su colección

UN hombra pasa junto a «Huyendo de la crítica», de Pere Borrell y del Caso JOSÉ RAMÓN LADRA
Natividad Pulido

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Matías de Arteaga inmortalizó la invención de la pintura en un cuadro en el que alguien traza el contorno de la sombra de una persona sobre la pared. Otros recurren a la mitología para explicar el nacimiento de la pintura: fue Narciso quien, al contemplar su reflejo en una fuente, creó la pintura, aunque acabó ahogándose en su propio reflejo. El arte se ha mirado a sí mismo, ensimismada y melancólicamente, como el bello Narciso, pero logrando mantenerse a flote.

El Museo del Prado es el que ahora se contempla en el espejo, con una mirada introspectiva , gracias a uno de los proyectos más ambiciosos intelectualmente de los que ha llevado a cabo sobre su colección. En los últimos años ha emprendido aproximaciones a sus fondos desde distintos puntos de vista, buscando nuevas lecturas, liberando a sus colecciones del corsé de las escuelas nacionales: Alejandro Vergara nos mostró a un Rubens estrella de Hollywood en cinemascope, Manuela Mena nos desveló los secretos de la belleza encerrada... Y ahora es Javier Portús –jefe de Conservación de Pintura Española (hasta 1700) del Prado– el que se ha enfrascado en un reto intelectual de considerable envergadura, del que ha salido más que victorioso.

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