«El pequeño Picasso»: El canto a la bondad de un refugiado en Serbia

Con sólo diez años, el afgano Farhad Nouri expone sus retratos en el país que lo acoge

Fahrad Nouri, junto a algunos de sus retratos The Independent
Alejandro Díaz-Agero

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Tras ver sus pinturas e interiorizar su historia, subyace la duda de si las primeras son más impresionantes por su factura o por haber sido trazadas en medio de un campo de refugiados , paraje angosto para dar rienda suelta al sentido de la belleza. Aunque no por ello los vericuetos por los que ha discurrido su corta vida son menos espectaculares.

El diario «The Independent» ha sacado a la luz la historia de Farhad Nouri. Tiene diez años y lleva ocho meses viviendo al amparo de un campamento para exiliados de la guerra en Belgrado, en el barrio de Krnjaca. Dos años atrás, huyó de una vida improbable en Afganistán. Hace cuatro, las creaciones artísticas de su padre despertaron un talento precoz: no a cualquiera lo bautizan como «el pequeño Picasso».

Tampoco se antoja habitual que compradores de arte apuesten por las creaciones de un niño. Él ya ha roto esa barrera: ha vendido obras en Serbia, pero también tiempo atrás en Grecia, donde estuvo con su familia en esa travesía incierta que es la fuga a tientas. Y aún con esas, el arte apenas puede considerarse una fuente de recursos para el pequeño Farhad. Sí un salvoconducto para abstraerse de cuanto le rodea .

«Permanecer una semana en este campamento te volvería loco, pero yo me siento bien cuando dibujo», explicó Nouri al diario británico. Pero la estampa no se queda ahí. La repercusión del joven es tal que desde el pasado miércoles tiene una exposición propia en el Slow Café de la capital serbia. Su título, «We Need Kindness-The Dream of a Ten-Year-Old» («Necesitamos bondad-El sueño de un niño de diez años»), revela una personalidad cincelada por lo espinoso del camino que se ha visto obligado a recorrer.

Fuentes de inspiración

Su carácter cala más allá de lo nominal: los fondos que se obtengan de la muestra irán destinados al tratamiento de un enfermo serbio de siete años que tiene depositadas en el crowfunding sus esperanzas. Para ello, no someterá sus obras al peritaje de los compradores. Prefiere aprovechar la oportunidad para que cada cual saque a relucir «su bondad». Lo obtenido llegará únicamente a través de la donación, el sistema que «el pequeño Picasso» ha elegido para ayudar al aquejado. Cree, insiste, que «todos necesitamos esa bondad» .

Su especialidad es también la parcela que más le gusta pisar: los retratos. En concreto, adora reproducir los rostros de algunos de los personajes que más le sirven como inspiración. Cristiano Ronaldo , Novak Djokovic , Angela Merkel , Salvador Dalí o Pablo Picasso , «su artista favorito», son caras habituales que sucumben a los trazos de su carboncillo, la puerta a la niñez que no se encuentra en un campo de refugiados.

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