Una pequeña Virgen niña leerá entre los grandes del Museo de Escultura
La pieza atribuida al escultor José Montes de Oca ha sido la más votada en la iniciativa «Libera una escultura»
Quizá por la belleza de sus rasgos, o por la extraordinaria calidad técnica con la que fue esculpida a mediados del siglo XVIII, o por su suntuosa policromía, o por la ternura que despierta la figura de la niña en su afán de aprender... o por la suma de todo ello, una Virgen María leyendo , atribuida al escultor José Montes de Oca, ha resultado la pieza más votada en la campaña «Libera una escultura» del Museo Nacional de Escultura .
Un total de 1.841 personas han votado en esta iniciativa para «rescatar» a una de las figuras que habitualmente se guardan en el almacén del museo y que forme parte de su exposición permanente. Esta pequeña Virgen María niña, en pie, ensimismada en su lectura, recibió 399 votos , solo 40 más que una modesta imagen vestidera de la Virgen de la Soledad , de la que se desconoce quién fue su autor y cuándo fue realizada, que contó con el apoyo de más del 70% de los participantes en redes sociales.
En el 2⃣. Regresa al almacén esta humilde Virgen vestidera. Quizás el aplauso recibido haga que desaparezca de su rostro ese aire apenado y se borre la huella de sus lágrimas. ¿O ha sido precisamente esta la razón de su éxito?
— Museo Escultura (@MuseoEscultura) February 4, 2020
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En tercer lugar, con 133 votos, ha quedado otra escultura vestidera del siglo XVIII atribuida a Francisco de Salzillo y que representa a San Félix de Valois , cofundador de la Orden Trinitaria y de los cautivos, la pirmera institución oficial de la Iglesia que se dedicó a la liberación de prisioneros.
Un más que honroso 3⃣ puesto para esta escultura vestidera de San Félix de Valois. Como no, el patrón de los cautivos.
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Estas tres piezas han concentrado el 53% del total de los votos. A cierta distancia de esta peculiar competición de gustos artísticos figura con 80 votos un San Elías , profeta eremita del Antiguo Testamento y fundador de la Orden de los Carmelitas, y con 74 una Virgen de la Merced, en una suerte de escultura flotante cuya exhibición en la muestra « Almacén. El lugar de los invisibles » permitió completar el ampuloso asiento de nubes y serafines que le sirve de reposo.
El aplauso de la crítica y del público a esa exposición temporal, la más visitada del Museo desde su reapertura en 2009, impulsó esta invitación a la promoción del buen gusto público que ha querido ser la iniciativa «Libera una escultura» . «Para corresponder a la entusiasta generosidad mostrada por los miles de visitantes (46.473 personas se pasearon por sus salas), y a su demanda expresada durante los meses en que ésta permaneció abierta al público, el musoe respondió con este gesto simbólico, en agradecimiento a la implicación emocional de los visitantes y como una forma de mostrar su alianza con la sociedad y de formentar su participación en la toma de decisiones. Se trataba, en suma, de una invitación a construir conjuntamente el museo», señala la institución en una nota.
Gracias a ella, la Virgen Niña pasará a leer en una de las salas del Museo Nacional de Escultura en Valladolid antes de Semana Santa .
Adquirida por el Estado español en 1982 a una colección particular cordobesa, la figura forma parte del grupo de la Familia de la Virgen , junto con las esculturas de San Joaquín y Santa Ana. Fechada en torno a 1740, se tiene constancia de su presencia en el Hospital de los Venerables, aunque es probable que proceda de algún convento desamortizado de Sevilla.
Representa un tema, el de la educación de la Virgen, que durante el Barroco fue motivo de un agrio debate teológico y que provocó serias discusiones en los círculos eclesiásticos. Por aquel entonces se argumentaba que la Madre de Dios era perfecta y el hecho de recibir lecciones de su madre revelaba un analfabetismo inadmisible a ojos de quienes sostenían que desde el mismo instante de su concepción tuvo perfecto uso de razón y don de lenguas. Al mismo tiempo, en una sociedad dieciochesca obsesionada por el tema de la educación, el tema de la Virgen aprendiendo a leer adquirió nuevos vuelos. El niño pasaba a ser visto como un ser necesitado de atenciones específicas, un sujeto que debe ser instruido para alcanzar autonomía en la sociedad.
Esta pequeña Virgen María leyendo ha participado en diversas exposiciones temporales como la titulada «Cuerpos de dolor» que se exhibió en 2012 en el Museo de Arte Antiga de Lisboa y en el de Bellas Artes de Sevilla.