El Palacio de Linares rescata parte de su patrimonio

En mayo abrirá al público el antiguo comedor de invierno con los tapices originales, adquiridos en una subasta. Ni el Ayuntamiento de Madrid, dueño del edificio, ni otras instituciones y empresas aportaron el dinero para su compra

El comedor de invierno del palacio, con los tapices de nuevo en su lugar original ERNESTO AGUDO

NATIVIDAD PULIDO

El 15 de octubre del año pasado, en la sala Abalarte de Madrid , salió a subasta un conjunto de numerosas piezas cuyo origen, según rezaba en el catálogo, era una «antigua colección procedente del Palacio de los marqueses de Linares» . En total, 189 lotes , con piezas de lo más variado: desde muebles y tapices, hasta pinturas, vajillas y objetos decorativos. Desde que tuvieron constancia de la subasta los responsables del Palacio de Linares, sede de la Casa de América desde 1992 , se pusieron manos a la obra para tratar de conseguir los fondos necesarios para rescatar parte de ese patrimonio. Como recuerda Santiago Miralles, director general de la institución , hubo que actuar contrarreloj, porque se acercaba la venta.

Pero, incomprensiblemente, todas las puertas a las que llamaron permanecieron cerradas. Comenzando por el propio Ayuntamiento de Madrid, dueño del edificio . «No hay fondos» , fue la respuesta del equipo de Manuela Carmena . No hubo mejor suerte con las empresas con las que se contactó. Tuvieron que tirar, pues, del remanente de la casa (han aumentado los ingresos por el alquiler de espacios) para conseguir algunas de las piezas. Es el caso de un par de mesas y, especialmente, diez tapices (siete de gran tamaño y tres más pequeños), de altísimo valor artístico y patrimonial.

Santiago Miralles, director general de la Casa de América, observando uno de los tapices ya instalados tras su restauración ABC

La joya del «barrio de los banqueros» en el siglo XIX

Tuvo una educación cosmopolita en Inglaterra, Alemania y Francia y heredó pronto una gran fortuna: perdió muy joven a sus padres y sus hermanos. Pero no solo preservó el legado familiar, sino que lo incrementó ampliamente. José de Murga y Reolid , primermarqués de Linares – Amadeo de Saboya le concedió este título nobiliario– fue un hombre de negocios como mucho ojo y un sibarita . Amante del lujo más exquisito y la buena vida, el arte y la música fueron sus grandes pasiones, aunque también llevó a cabo una destacada labor filantrópica .

Casado con Raimunda Osorio y Ortega , viajaron por toda Europa, donde acudían al teatro y la ópera y adquirían, sobre todo en París, obras de arte y objetos decorativos para sus mansiones. En especial, para la joya de la Corona familiar: el Palacio de Linares , que alzó sobre los solares del antiguo Pósito Real en el más selecto paseo madrileño de la época, denominado «el barrio de los banqueros» , cerca de otros palacios como el del marqués de Salamanca, Xifré, Buenavista, propiedad entonces de la Casa de Alba; Uceda. Indo, Santoña, Gaviria...

No escatimó en gastos : mármol de Carrara para la escalera imperial, sedas orientales para el salón japonés, pinturas pompeyanas en las galerías... Lo dotó de los últimos adelantos tecnológicos (calefacción, teléfono, montacargas) y contrató a los mejores artistas españoles del momento para su decoración: Francisco Pradilla, Sebastián Gessa, Casto Plasencia, Manuel Domínguez, Alejandro Ferrant, Ricardo Villodas... De estilo neobarroco francés y muy ecléctico , fue diseñado por los arquitectos Carlos Colubí, Manuel Aníbal Álvarez y Adolf Ombrecht.

Los marqueses de Linares no tuvieron hijos y el palacio y sus tesoros fueron a manos de su ahijada, Raimunda Avecilla y Aguado , hija del abogado y administrador de la familia. Con los años, el edificio fue adquirido por la compañía marítima Transmediterránea, después por la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), fue a parar a manos de Emiliano Revilla y César Montenegro y, finalmente, a cambio de una permuta por unos terrenos, pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Madrid. En 1989 se pensó en la creación de la Casa de América, para lo que se creó un consorcio: Exteriores y la Comunidad de Madrid pagarían la restauración del palacio a cambio de que el Ayuntamiento cediera el edificio durante 50 años. Tras dos años de una compleja y costosa restauración, abrió sus puertas, completamente remozado, en 1992 . Hoy luce espléndido, con la diosa Cibeles como testigo y algún fantasma rondando por él .

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