Muntadas interpreta la diversidad asiática con una gran exposición en Pekín
El reputado creador español, pionero del arte conceptual, reflexiona sobre las diferencias entre China, Japón y Corea del Sur con su ambiciosa muestra «Protocolos asiáticos»
China, Japón y Corea del Sur son las principales potencias de Asia. Desde el desconocimiento que da la distancia, en Occidente se piensa a veces que son países muy parecidos. Pero, en realidad, son tan distintos y arrastran una historia de relaciones tan turbulentas como España, Francia y Alemania, que a su vez también son equiparados en ocasiones en el Lejano Oriente por ese mismo desconocimiento que da la distancia.
Rompiendo estas fronteras geográficas y, sobre todo, mentales, el reputado artista español Antoni Muntadas muestra hasta este domingo en Pekín una exposición que, titulada «Asian Protocols» («Protocolos Asiáticos»), juega irónicamente con esas interpretaciones que China, Japón y Corea del Sur hacen de sí mismos y los demás. Nacido en Barcelona en 1942, Muntadas es pionero del arte conceptual en España pese a haber desarrollado casi toda su carrera en el extranjero, donde ha recibido los más importantes premios por sus reflexiones sobre la construcción de las sociedades a través los medios de comunicación .
Para este proyecto, iniciado en 2011, Muntadas vuelve a utilizar distintos soportes y cuenta con la colaboración de equipos de investigadores en los tres países, que han recopilado buena parte del material que se exhibe. Tras pasar por el Museo Total Art de Seúl en 2014 y la galería 3331 Art Chiyoda de Tokio en 2016, se puede ver desde el mes pasado en el centro fotográfico Three Shadows de Pekín.
Dividida en diez secciones, la muestra es un viaje interpretativo hacia la concepción del mundo y de sí mismos que tienen estos tres países. Así, empieza con una representación visual de 43 «palabras clave», como política, ejército, diplomacia, convenciones, rituales o aduanas, a través de fotografías que los investigadores han sacado de los medios de sus respectivos países. Mientras el retrato de Mao que sigue colgado en la plaza de Tiananmen impera en China, en Japón lo hacen los carteles electorales y los mítines de campaña y en Corea del Sur las manifestaciones. Ejemplos muy claros de los distintos sistemas políticos que hay en cada lugar.
Ironía
«El artista no intenta ser aleccionador ni conclusivo. Solo intenta acercarse a estos países que, a priori, pueden parecerse mucho. Con sus investigaciones, pone de manifiesto sus diferencias y similitudes para que el espectador saque sus propias conclusiones a partir del amasijo de información que se le plantea a través de códigos visuales», explica a ABC Esteban Andueza, comisario de la exposición. A su juicio, «en lo que sí incide Muntadas es en la ironía y en la falta de información que cada uno de estos países tiene sobre los otros, hasta el punto de no saber si algunas de sus características culturales provienen de sus vecinos».
Este arranque de la muestra también refleja una visión occidental de los tres países asiáticos a través de unas cartas rusas para aprender sus respectivos idiomas. Al repetirse las infantiles imágenes del objeto a definir en cirílico con sus tres traducciones en caracteres chinos, japoneses y coreanos, se produce una turbadora sensación de repetitiva confusión. «Por si estos conceptos no resultan claros, se pueden asimilar perfectamente con las 43 pastillas que guardan estos botes», explica a modo de broma el comisario de la exposición, Esteban Andueza, mostrando los frascos de farmacia que componen la tercera escala de este viaje interpretativo por el Lejano Oriente .
Más distinto de lo que podría parecer visto desde la distancia, sus diferencias vuelven a ponerse de manifiesto en los libros de texto de cada país, con los que se educa –y en ocasiones se adoctrina– desde la infancia con visiones tan benévolas de uno mismo como críticas con los demás. Todas estas diferencias vuelven a aparecer en la enorme pizarra que ocupa una de las últimas salas de la muestra. En ella, los investigadores de cada país han dado una definición de otros 45 conceptos clave como seguridad, corrupción, partidos políticos, imperialismo, nacionalismo o censura. Si bien la idea resulta atractiva por plasmar en distintos colores los caracteres de cada idioma, aquí se echa en falta una traducción al inglés para los visitantes extranjeros.
Tras dos escalas gráficas, mostrando fotos y grabaciones de espacios públicos en cada país, la muestra concluye con una divertida selección de entrevistas a viandantes pequineses que cuentan lo que más les preocupa: la salud, la familia, el dinero, el trabajo, la pareja, la moda, el fútbol o, como dice también alguno con bastante desparpajo, absolutamente nada. Y, para terminar con un buen sabor este viaje interpretativo por el Lejano Oriente , se ofrecen unas galletas de la fortuna , ese invento de los restaurantes chinos de Estados Unidos que, irónicamente, no se sirven en su país de origen. Rellenas con mensajes o proverbios chinos que han sido transcritos automáticamente, muestran las paradojas de todo lo que se pierde en una traducción literal, sin interpretación.